Por Orson Mojica

El lunes 22 de agosto se desarrolló en San Salvador, en el marco del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), la segunda conferencia “Sobre el futuro de Centroamérica”, en la que no participaron los cancilleres del área, sino que la delegación estuvo a nivel de embajadores. Todo indicaba que sería otra reunión aburrida de burócratas del SICA, pero el presidente Nayib Bukele destapó la caja de sorpresas al develar su plan de constitución de la Unión Centroamericana (UNCA).

El vicepresidente Félix Ulloa, delegado especial para asuntos centroamericanos, fue el encargado de dar conocer públicamente la existencia de un documento, que había circulado discretamente con anterioridad entre los presidentes centroamericanos, titulado “Propuesta de Tratado Constitutivo de la Unión Centroamericana (UNCA)”. El documento, lamentablemente, todavía no está disponible al público, por lo que deberemos analizar los retazos mencionados en los informes de prensa.

Del MCCA al SICA

El SICA sustituyó al Mercado Común Centroamericano (MCCA), un modelo de sustitución de importaciones que fue impulsado cuando las dictaduras militares predominaban en Centroamérica, y que creó una industria manufacturera en toda la región. La crisis del MCCA significó también la crisis de las dictaduras militares, en los años 70 y 80 del siglo pasado, y el ascenso de la lucha guerrillera cuyo máximo exponente fue el triunfo del sandinismo en 1979 en Nicaragua.

Pero a partir de los Acuerdos de Esquipulas II en agosto de 1987, la marea revolucionaria comenzó a descender. En 1990 el FSLN, acosado por la guerra civil, perdió las elecciones y se inició un acelerado proceso de suscripción de Acuerdos de Paz en El Salvador y Guatemala.

El derrumbe de la URSS, el triunfo electoral de Violeta Barrios de Chamorro en Nicaragua, y el inicio de la contraofensiva neoliberal en todo el mundo, fueron casi simultáneos en 1990-1991. Habiendo desaparecido el MCCA, el imperialismo norteamericano, el gran vencedor de la guerra fría, rediseñó su dominación en Centroamérica. El SICA fue la expresión del nuevo orden neocolonial en Centroamérica, después de consumarse la derrota de la revolución centroamericana,

A inicios del siglo XX, Estados Unidos afianzó su control sobre los pequeños países de Centroamérica, por medio de la conferencia de Paz Centroamericana realizada en Washington en 1907, un esquema de dominación que duró 70 años, hasta los turbulentos años 70 y 80.

El SICA fue un nuevo esquema de dominación neocolonial, especialmente diseñado para impulsar las políticas neoliberales, que permitieran la creación de un mercado regional, que fuese dominado por las transnacionales pero que al mismo tiempo fuese el sustento económico de los nuevos y frágiles regímenes democráticos, que sustituyeron a las dictaduras militares, todo bajo control e influencia de Estados Unidos. Por ello el SICA nunca se planteó la necesidad de una integración política, sino simplemente la creación de una zona de libre comercio regional.

El mercado regional y la burguesía emergente

Después de más de 30 años de existencia del SICA, los regímenes democráticos creados a raíz de los Acuerdos de Paz (1987,1992 y 1996) prácticamente han colapsado. Quizá el único logro del SICA es que efectivamente existe un mercado regional, y que los artificiales Estados nacionales son cada vez más interdependientes. No obstante, este ha sido un proceso natural del capitalismo y no necesariamente se debe a las políticas del SICA.

Un fenómeno interesante de los últimos 30 años, marcados por la ofensiva neoliberal y la decadencia del SICA, es el surgimiento de sectores burgueses emergentes que luchan por abrirse espacio dentro del mercado regional, muchas veces en una dura pelea contra los sectores tradicionales de la burguesía y de las oligarquías, que siempre han sido aliadas o agentes directos del imperialismo norteamericano.

Este es el origen real de los conflictos interburgueses en casi todos los países de la región. Esta nueva burguesía emergente, compuesta por militares, comerciantes, y productores que venden sus productos en el mercado regional, son lastimados por las políticas neoliberales, que no les permite sobrevivir en la libre competencia. Los altos niveles de corrupción tienen que ver con esta poderosa necesidad de la burguesía emergente de acumular capital, en una dura competencia con las transnacionales y con los sectores tradicionales de la burguesía, que casi siempre son agentes de las políticas del imperialismo norteamericano.

Esta burguesía emergente tiene contradicciones cada vez más agudas con Estados Unidos, por las reglas del juego que les imponen y que no les permite acumular capital. No es una casualidad que los gobiernos del Triángulo Norte de Centroamérica, tienden a mantener posturas similares y contradicciones cada vez mas fuertes con Estados Unidos.

Esta burguesía emergente no es antiimperialista, para nada, solo está luchando por sobrevivir, y por ello el mercado regional es el único espacio donde puede crecer y desarrollarse.

La propuesta de creación de la UNCA

Nayib Bukele forma parte de esta burguesía emergente que necesita el mercado regional como su espacio vital. No es una casualidad, pues, que Bukele, aprovechando su popularidad momentánea, haya lanzado la propuesta de crear la UNCA.

Según la exposición de Feliz Ulloa, la propuesta contempla que la UNCA estaría constituida, inicialmente, por “los ocho países que hacen parte del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA)", es decir, pretende impulsar una reforma total del anquilosado SICA, que fue creado en diciembre de 1991, mediante la suscripción del Protocolo de Tegucigalpa.

La UNCA es una mala copia de la Unión Europea (UE), que por cierto se conformó de diferente manera y bajo otros intereses económicos. La UNCA sería "una organización regional supranacional, con personalidad jurídica propia" y que tendría "alcances en lo económico, político, monetario, fiscal, social, seguridad democrática y ambiental". Sus resoluciones y leyes serían vinculantes, por encima de la que aprueben los Estados. En pocas palabras, aunque Bukele no lo dice abiertamente, una nueva forma de Estado, una especie de confederación.

Los organismos superiores de la UNCA estarían conformados por el Consejo de la Unión, integrado por los jefes de Estado de los países miembros; un Parlamento, sin especificar si sería el mismo Parlamento Centroamericano (PARLACEN) o si este seria conformado de diferente forma, por un Tribunal Centroamericano sin especificar si sería la actual Corte Centroamericana de Justicia (CCJ) o cambiaria su naturaleza y competencias, además del Consejo de Ministros, una Comisión, una Contraloría, entre otras instituciones.

La UNCA “debe convertirse en un organismo autónomo, sostenible e independiente económicamente de los Estados miembros”. Manteniendo la existencia de los Estados nacionales, se crearía, según Bukele, un “Estado supranacional”.

Las similitudes entre la estructura de la actual UE y la hipotética UNCA son como dos gotas de agua, pero con realidades totalmente diferentes.

¿Es posible la reforma del SICA?

En ese sentido, la propuesta de la UNCA pretende romper las fronteras del SICA, transformándolo completamente, mediante la suscripción de un nuevo Tratado que deben firmar y aceptar todos los Estados que conforman al SICA. ¿Puede el SICA auto transformarse? Construir una unidad política con las ruinas del SICA es poco probable.

La propuesta “unionista” de Bukele descansa sobre una piedra angular: la reforma del SICA por medio de un tratado cuyo borrador podría estar finalizado en 2024 y que deben firmar todos los Estados miembros. Aquí es donde comienzan los problemas. Para reformar totalmente al SICA, y pasar de la integración económica a la integración política, se requiere la unanimidad de todos los Estados, que haya un fenómeno de confluencia política de todos los Estados, una unanimidad imposible.

El SICA fue diseñado como un organismo de control de Estados Unidos sobre los países de Centroamérica, precisamente para que no se reconstruya el Estado Federal. Para reformar al SICA se debe romper con ese control que ejerce los Estados Unidos a través de sus agentes. Y este es un camino de transformaciones revolucionarias, que la burguesía emergente no podrá impulsar ni culminar, a pesar de sus contradicciones con Estados Unidos.

El fracaso de los sucesivos tratados de la unión centroamericana

Después de la disolución de la República Federal de Centroamérica en 1838, todos los intentos de reconstitución de la unidad centroamericana fracasaron en el siglo 19 y en el siglo 20, precisamente porque se basaban en la firma de tratados que no se cumplían.

Bukele pretende iniciar la marcha por un camino ya conocido: los reiterados fracasos de los tratados de integración.

El 28 de febrero de 1885, Justo Rufino Barrios, presidente de Guatemala, proclamó de manera unilateral y por métodos militares la “Unión de Centroamérica”, siendo asesinado en la batalla de Chalchuapa. El 15 de octubre de 1889, los gobiernos de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica suscribieron el Tratado o Pacto de Unión Provisional de los Estados de Centroamérica que creó la República de Centroamérica, pero el tratado no se cumplió.

El 15 de septiembre de 1898, bajo los auspicios del general Jose Santos Zelaya, presidente de Nicaragua, con la participación de Honduras y El Salvador, se promulgación la Constitución y se creó los Estados Unidos de Centroamérica

El 19 de enero de 1921, con motivo de los 100 años de la primea independencia de Centroamérica, los gobiernos de Guatemala, Honduras, el Salvador y Costa Rica, suscribieron el Pacto de Unión, en San José, Costa Rica, pero tampoco se cumplió.

El 12 de septiembre de 1946, los gobiernos de Guatemala y el Salvador firmaron el Convenio de Santa Ana, que se materializo en el Pacto de Unión Confederada de los Estados Unidos de Centroamérica, firmado el 8 de abril de 1947.

La presión externa de Estados Unidos, por un lado, y la incapacidad de las débiles burguesías y oligarquías, las que preferían negociar por separado con Estados Unidos, la existencia de las ridículas fronteras nacionales y los privilegios que se derivaban, por el otro, han sido factores claves que han impedido la reunificación de Centroamerica.

En realidad, la reunificación de los países de Centroamérica, después de más de 150 años en el que las burguesías y oligarquías han creado fronteras artificiales, y han fomentado una falsa conciencia nacional para borrar nuestro origen común, se logrará solo mediante la movilización revolucionaria de las masas. La creación de una confederación o federación centroamericana será un proceso de intensa lucha política, o no será.

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