Después de dos meses de dura lucha del pueblo en los tranques y en las calles, y ante la resistencia del gobierno Ortega-Murillo a realizar reformas democráticas, la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) compuesta por organismos de la sociedad civil, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AMCHAM), la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) han decidido convocar a un Paro Nacional de 24 horas para el jueves 14 de junio del 2018, cediendo al clamor popular que demandaba acciones enérgicas y contundentes para detener la represión criminal del gobierno.

En realidad, para no quedar descolocados en relación a la dinámica insurreccional, las cámaras empresariales decidieron sumarse al Paro Nacional que ya se venía realizando en algunas ciudades como León, que realizó un exitoso Paro Cívico Local el día de hoy. La semiparalización de las actividades económicas venía creciendo, fundamentalmente por la actividad revolucionaria de los tranques y las barricadas en los barrios.

Esta parálisis económica afecta duramente a los pequeños y medianos negocios, formales e informales, un sector social muy amplio, que se encuentran asfixiados, al borde de la ruina. El gobierno Ortega-Murillo pretende que este amplio sector social abandone la lucha democrática.

La ACJD finalmente ha convocado al Paro Nacional, no para derrocar el gobierno Ortega-Murillo, sino para presionar a Daniel Ortega, para que regrese a la mesa de negociaciones del Dialogo Nacional, que fueron suspendidas el pasado 23 de mayo del 2018.

Brutal contra ofensiva militar contra los tranques

Después de una fallida reunión de mediación de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) con Daniel Ortega, el día 7 de junio del 2018, este  solicitó 48 horas para dar una repuesta a la propuesta de Agenda de Democratización planteada por la ACJD, pero al vencerse el plazo no hubo la repuesta esperada, lo que hizo fue desatar una contra ofensiva militar contra los principales tranques: Jinotega fue atacada a pesar de existir un acuerdo local de no realizar ataques violentos;  la población de Maderas fue atacada a balazos en medio de la oscuridad y la lluvia, cuando los morteros no pueden ser encendidos; el tranque en Sébaco fue atacado a balazos, obligando a los pobladores a replegarse, diversos poblados en Nueva Segovia y Carazo fueron atacados. Uno a uno, los principales tranques en las carreteras fueron atacados, algunos fueron disueltos, otros lograron mantenerse a un alto costo de sangre.

Los tranques no solo han semiparalizado la economía de Nicaragua, sino que tienen paralizado el comercio regional, en la medida que los camiones de otros países de Centroamérica no pueden llegar a sus destinos. La crisis en Nicaragua afecta directamente al conjunto de Centroamérica.

Aprovechando que los ojos del mundo estaban centrados en la cumbre Trump-Kim Jong Um, que se realiza en Singapur, Daniel Ortega desató una brutal contra ofensiva sangrienta a nivel nacional, confiando en que los organismos protectores de los derechos humanos se harían de la vista gorda, como realmente ocurrió. El número de muertos ya superó la cifra de 140 y ha aumentado dramáticamente el número de heridos y detenidos.

Las oscuras y sangrientas fuerzas de choque del FSLN

Las tropas de la Policía Nacional ya resultan insuficientes para aplastar la dinámica insurreccional que se manifiesta en el fenómeno de proliferación espontánea de tranques en todo el territorio nacional. Por eso el gobierno de Ortega ha recurrido, como lo hacían las dictaduras militares en América Latina, a grupos de simpatizantes cubiertos de capuchas o pasamontañas, quienes se movilizan armados con fusiles AK-47 y Dragunov, en las camionetas Hilux doble cabina, de uso reconocido por los ministerios del Estado, para sembrar el terror en los barrios, atacando hogares, cateando los hogares de reconocidos activista del movimiento popular, golpeando o asesinándolos, a veces secuestrándolos, destruyendo la vivienda y enseres domésticos.

El uso de este ejercito clandestino es apoyado por la Policía Nacional, quienes le cubren la retirada. El Ejercito guarda una “neutralidad” cómplice. La misión de estos escuadrones de la muerte es sembrar el terror, hacer la labor sucia de matar y destruir, pero sin usar a las tropas uniformadas de la Policía Nacional o del Ejercito. En las noches, principalmente en la ciudad de Managua, las calles permanecen vacías por temor a ser víctima de las fuerzas de choque que disparan a mansalva, con el objetivo de evitar que las noches sean utilizadas para levantar tranques.

Los tranques en Managua

La capital de Nicaragua ha sido la vanguardia en las movilizaciones nacionales que reclamaron la salida del gobierno Ortega-Murillo. La masacre del 30 de mayo tuvo el objetivo de evitar nuevas e impresionantes marchas. No obstante, el terror que siembran las fuerzas de choque por las noches ha obligado a muchos barrios de Managua a levantar barricadas, como medida de autodefensa para evitar que las fatídicas camionetas Hilux entren a matar y secuestrar activistas.

Fue así que el día lunes 11 de junio, los barrios orientales de Managua, de origen proletario, amanecieron con tranques, lo que obligó al gobierno Ortega-Murillo a desatar un violento contra ataque en su contra. La superioridad de fuego de la Policía y las fuerzas de choque destruyeron las barricadas. Los camiones de la Alcaldía de Managua, en manos del FSLN, se llevaron los adoquines para que no se levantaran nuevamente las barricadas, pero estas volvieron a ser levantadas en cantidades menores y en otros lugares.

En todos los mercados de Nicaragua los comerciantes han levantado barricadas para evitar los saqueos de las “turbas” del FSLN. Daniel Ortega resiste, a sangre y fuego, apoyado en la Policía Nacional, las fuerzas de choque y en la aparente neutralidad del Ejercito, porque sabe que entre más debilite a las masas, cansándolas y matando selectivamente a los mejores activistas, más posibilidades tiene de negociar mejores condiciones de un cambio de gobierno, manteniendo la continuidad constitucional, es decir, manteniendo intacto el sistema político y el aparato de Estado que reorganizó en los últimos 12 años.

Repliegue estudiantil en la UPOLI, asedio permanente en la UNAN

El sábado 9 de junio del 2018, los dirigentes del Movimiento Estudiantil 19 de Abril, que se habían atrincherado en la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) tomaron la decisión de abandonar el recinto. Edwin Carcache, dirigente estudiantil, denunció la presencia de infiltrados del gobierno y declaró que “(…) nos retiramos de la universidad para ir a la calle a apoyar a la gente de los tranques, así como en su momento lo hizo la gente con nosotros cuando estuvimos dentro del recinto”, (END 09/06/2018)

No es una desbandada, es un repliegue en orden, una decisión tomada después de largas discusiones, un correcto cambio de tácticas, la lucha pasa a otro nivel y en otras condiciones. La lucha contra el gobierno Ortega-Murillo fue iniciada por el movimiento estudiantil, pero solo fue el detonante, ahora se ha convertido en una lucha nacional, de amplio carácter popular. Una toma prolongada en el tiempo, aislada de las bases estudiantiles, aparta a la vanguardia juvenil de la lucha de masas que en las condiciones actuales se libra en los tranques y en los barrios. Al retirarse los estudiantes de la UPOLI, los infiltrados aprovecharon para destruir las instalaciones, lo que confirma las denuncias estudiantiles.

Ahora, solo los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) libran una dura batalla, prácticamente solos, atrincherados en la toma de las instalaciones del recinto UNAN-Managua, quienes son asediados todas las noches por francotiradores. Ya mataron al primero compañero, el objetivo es imponer el terror y la desmoralización, para que abandonen el recinto tomado.

Exhortamos a los estudiantes de la UNAN a discutir democráticamente cuales deben ser las mejores tácticas de lucha en este momento. Ellos sostienen heroicamente en este momento las banderas de la lucha estudiantil.

La visita fugaz de Caleb McCarry

El 9 de junio se filtró la información que Caleb McCarry, asistente del republicano Bob Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, visitó Managua y se reunió con el presidente Daniel Ortega, en presencia de la embajadora norteamericana en Managua, Laura Dogu. McCarry fue coordinador de la Comisión para la Transición en Cuba, cuyo principal objetivo era organizar una transición en Cuba. No es funcionario del Departamento de Estado, pero si del Senado de Estados Unidos, lo que indica que los senadores están preparando la aplicación de sanciones contra la familia Ortega-Murillo y sus allegados, por continuar resistiéndose a aplicar reformas democráticas, tal como ha solicitado la Casa Blanca.

Con esos antecedentes, no hay duda que Daniel Ortega, acorralado por la insurrección desarmada y la proliferación de tranques, negocia secretamente con los “golpistas” de Estados Unidos una transición. Tal vez a esto se deba el repentino silencio de la administración Trump y de la OEA sobre la continua matanza de civiles en Nicaragua. Pero todavía no hay acuerdos finales, ha sido la negativa a realizar reformas lo que ha provocado una crisis en las negociaciones, y lo que ha forzado a los empresarios a sumarse al Paro Nacional, para elevar el nivel de presión interno sobre el gobierno Ortega-Murillo.

Lucha democrática, orteguismo y antiimperialismo

Algunos honestos compañeros sandinistas de base siguen considerando a Daniel Ortega como un revolucionario, pierden de vista que desde 1990 muchos antiguos comandantes de la revolución se convirtieron en lo contrario, en representantes políticos de un nuevo sector burgués que emergió de la ruina de la revolución de 1979. Por eso aceptan la propaganda oficial, en el sentido que el gobierno Ortega-Murillo es víctima de un “golpe de Estado”, orquestado por el imperialismo norteamericano.

No hay duda que sectores del imperialismo norteamericano presionan a Daniel Ortega para que haga reformas al sistema político y con ello calme la dinámica insurreccional.

No olvidemos que en 1978-1979, después de muchas suplicas de la administración de Jimmy Carter para que Anastasio Somoza abandonara el poder, y ante la resistencia de éste, Estados Unidos se vio obligado a impulsar sanciones en su contra. Somoza no era ningún revolucionario ni antiimperialista, era un dictador que había caído en desgracia, y Estados Unidos presionaba para que renunciara y de esta forma evitar el triunfo de la guerrilla sandinista, lo que afortunadamente ocurrió el 19 de julio de 1979. Las sanciones contra Somoza y la posterior prohibición de asilo en Estados Unidos, no lo transformaron en una persona progresiva, siguió siendo un asesino que huía de la justicia revolucionaria

Desde entonces, Estados Unidos aprendió la lección que debe intervenir antes de que ocurra un triunfo revolucionario como en 1979. Están muy preocupados por la dinámica insurreccional, a pesar que no hay armas para enfrentar el terror orteguista. Por eso presionan a Daniel Ortega, no para que abandone el poder, como sí lo hicieron con Somoza en 1979, sino para que realice cambios democráticos, dándole ciertas garantías a él y su familia. Ortega, al igual que Somoza, se resiste a hacer cambios en el régimen político.

Pero esta injerencia imperialista no convierte automáticamente a Daniel Ortega en revolucionario o antiimperialista, solo evidencia fuertes roces en torno al manejo de la crisis y sus resultados. Hasta hace poco, Daniel Ortega era un aliado ejemplar de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.

En la lucha actual por la democratización de Nicaragua, toda acción que contribuya realmente a desarrollar la movilización y auto organización de las masas en lucha es bienvenida. Todavía no queda claro si habrá sanciones contra la familia Ortega-Murillo. Si estas llegasen a ocurrir, algo que no podemos descartar,  si el Congreso de Estados Unidos o la administración Trump votan o aplican sanciones contra la familia Ortega-Murillo o sus allegados, por violaciones a los derechos humanos o por blanqueo de capitales, no debemos derramar una sola lagrima, pero debemos advertir al pueblo de Nicaragua el objetivo real de una maniobra de ese tipo: Estados Unidos, los empresarios del COSEP y la OEA trabajan en un frente común que no persigue el derrocamiento revolucionario del gobierno Ortega-Murillo, sino que procuran una salida en el marco constitucional, como el adelanto las elecciones, para evitar el derrumbe total del Estado como ocurrió en 1979.

Seguir los ejemplos de Masaya, León y Jinotepe

Dos ciudades, antiguos bastiones del FSLN en la insurrección de 1979, Masaya y León, nos indican el camino a seguir. En Masaya expulsaron a todos los funcionarios del gobierno Ortega-Murillo, incluido el alcalde, y las masas insurrectas, con el barrio indígena de Monimbó a la vanguardia, instauraron sin muchas solemnidades un gobierno local de luchadores. Este gobierno mantiene el orden en la ciudad.

En León, diferentes organizaciones sociales, convocaron a un Paro departamental, el que se está cumpliendo el día de hoy, 12 de junio del 2018. Es un Paro local pasivo, nadie está en las calles, pero para que sea efectivo debe extenderse a nivel departamental y nacional, instaurando un gobierno local como se hizo en Masaya.

En Jinotepe, a pesar de los repetidos intentos de quebrar los tranques, las masas en lucha han resistido, han expulsado a las fuerzas de choque y en los hechos han establecido un gobierno local.

Convertir el Paro Nacional en insurrección general

Los empresarios del COSEP y ANCHAM al sumarse al Paro Nacional en realidad lo que hace es un lock out (cierre de empresas). Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a que los trabajadores, tanto del sector privado como del sector público, a sumarse a la lucha de los tranques de manera organizada, por medio de asambleas populares, creando comités en los barrios, para que mantengan el orden, el abastecimiento y organicen la autodefensa.

Por una Concejo Nacional de Luchadores

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a los trabajadores, jóvenes y demás sectores populares a convocar y ejecutar un Paro Nacional, e instaurar gobiernos locales formado por representantes de las organizaciones de luchadores, para instaurar gobiernos locales, departamentales, liberando territorios, de la misma manera que se hizo en 1979.

Solo una Coordinadora o Concejo Nacional de Luchadores, con delegados de las organizaciones o comités que están el frente de los tranques, puede llevar a cabo esta enorme tarea de construir una dirección centralizada, que responda de manera coordinada a las embestidas represivas del gobierno.

Este Consejo Nacional de Luchadores debe postularse como una alternativa de gobierno, diferente al que están negociando los empresarios.

Creación de Brigadas de Autodefensa

Llamamos a la formación de Brigadas de Autodefensa para defender los barrios y tranques del terror que pretenden imponer las fuerzas de choque del FSLN. Estas Brigadas o comités de autodefensa deben mantener el orden en los territorios liberados, y deben recopilar todo tipo de armamento que permita organizar la defensa ante los ataques criminales de las fuerzas de choque del FSLN.

 

Centroamérica, 12 de junio del 2018

 

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

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