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DECLARACION DE LOS SOCIALISTAS CENTROAMERICANOS

SOBRE EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES EN EL SALVADOR.


¡¡No al gobierno de Unidad Nacional con los empresarios!!

¡¡Por un gobierno del FMLN y de las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin burgueses!!

 

 



Lo que duramente mucho tiempo fue el sueño de la izquierda salvadoreña, ahora ya es realidad. La Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), el partido fascista que salió victorioso de la guerra civil, entregará el gobierno a la ex guerrilla organizada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Este cambio de gobierno no fue producto de la movilización revolucionaria de los trabajadores, ni ha sido producto de un levantamiento popular. Bajo las reaccionarias condiciones impuestas con los Acuerdos de Paz de 1992, el único camino que le quedó a las masas trabajadoras fue utilizar los propios mecanismos de la democracia burguesa para poner fin a más de 20 años de continuismo de ARENA al frente del gobierno y del Estado.

Una apretada victoria electoral

Mauricio Funes resultó electo presidente de El Salvador en los pasados comicios del 15 de Marzo, por escasos 69,412 votos (2,64% del total de votos validos) por encima de Rodrigo Avila, candidato de ARENA. En el año 2009, el FMLN logró aumentar considerablemente su caudal electoral y traspasar a duras penas el umbral del 50% de los votos que impone la reaccionaria Constitución de 1983. Con el apoyo de las masas, el FMLN ha ascendido al gobierno y se ha convertido en el partido político que más votos obtuvo en los recientes procesos electorales municipales, legislativos y presidenciales.

El triunfo del FMLN en primera vuelta representa un significativo pero todavía débil cambio en la correlación de fuerzas a nivel de la sociedad salvadoreña, que de continuar desarrollándose puede llegar a tener una influencia determinante en el escenario centroamericano, latinoamericano e internacional.

ARENA sufrió un desgaste natural después de más de 20 años de implementación del modelo capitalista neoliberal que golpeó fuertemente a la clase trabajadora, al campesinado y demás sectores populares. A pesar de los esfuerzos unificados de la derecha, de la campaña de miedo y de la difamación, el triunfo del FMLN fue posible por las ilusiones democráticas de las amplias masas, las cuales ansiaban un cambio de gobierno y continúan aspirando a una sustancial mejoría de la situación económica.

Aunque se ha operado un evidente giro hacia la izquierda de las masas salvadoreñas, la alta votación obtenida por ARENA nos indica que los partidos de la derecha continúan gozando de un amplio respaldado popular, lo que presagia un mayor enfrentamiento político en el próximo periodo.

El Estado copado por ARENA

El triunfo de Mauricio Funes ha provocado una borrachera electoral entre los activistas de la izquierda y en la base social de apoyo del FMLN. Sin embargo, en la medida en que no se produjo una aplastante derrota de ARENA, muchos peligros se ciernen en contra del actual proceso político marcado por las ilusiones y aspiraciones democráticas de las masas trabajadoras.

El futuro gobierno del presidente Funes está atado de pies y manos. No tendrá mayoría de diputados en el seno de la Asamblea Legislativa. Al contrario, la sumatoria de diputados de los partidos de la derecha (ARENA, PCN y PDC) hacen mayoría absoluta. Las leyes tendrán que ser negociadas con la oposición de derecha, en detrimento de los trabajadores.

Aunque en algunas instituciones del Estado hay presencia de funcionarios del FMLN, la mayor parte de las instituciones del Estado están copadas por ARENA. Los mandos del Ejército y de la Policía Nacional Civil (PNC), continua bajo la égida y el control del imperialismo norteamericano y de la burguesía salvadoreña.

La trampa del gobierno de Unidad Nacional

La gran estrategia de ARENA y sus aliados consistió en evitar un triunfo masivo del FMLN en las pasadas elecciones, para forzarlo a constituir un gobierno de coalición con sectores moderados de la burguesía. En el transcurso de la campaña electoral, con el pretexto de no asustar a los posibles aliados de la derecha y con el objetivo de sumar fuerzas sociales para ganar las elecciones, Mauricio Funes no se cansó de declarar que iba a constituir un “gobierno de Unidad Nacional”.

Una vez confirmado el triunfo electoral, Funes ha refirmado esta posición y ha declarado que “Mi gobierno estará animado por el espíritu de la unidad nacional y esto exige dejar de lado desde ya, el revanchismo, ese es el mandato que me ha me ha otorgado el pueblo Salvadoreño (…) invito a las diferentes fuerzas sociales y políticas a que construyamos juntos esta unidad que debe ser basada en la tolerancia, en el respeto a las diferencias y en la identificación de objetivos comunes'' (AP 16/03/09).

Al no ganar abrumadoramente las elecciones, el discurso del FMLN a favor de un gobierno de Unidad Nacional tiene una justificación engañosa ante las masas. Este discurso a favor del gobierno de Unidad Nacional confunde a la izquierda salvadoreña sobre la naturaleza de clase de nuestros enemigos. No se debe confundir la necesaria y urgente unidad de los obreros, campesinos y sectores de clase media, en un amplio frente de lucha contra la burguesía y el imperialismo, con un gobierno de Unidad Nacional que implicaría introducir a las fuerzas derrotadas de la derecha en el nuevo gobierno.

El pueblo salvadoreño voto en contra de los partidos de la derecha, y esa voluntad popular no debe ser escamoteada con un gobierno de Unidad Nacional con sectores de la burguesía. El problema ahora radica en que el discurso de Funes y de la alta dirigencia del FMLN es consistente en afirmar que esta alianza debe realizarse con los “empresarios progresistas”, es decir, con sectores de la burguesía.

En el discurso de la victoria, Funes insistió en que "construiré una economía dinámica eficiente y competitiva y promoveré la creación de una amplia base empresarial. Nuestro propósito es convertir a El Salvador en la economía más dinámica de Centroamérica. A ese esfuerzo, invito a todos los empresarios medianos, grandes y pequeños, a que contribuyan a la construcción de un nuevo país".

Jamás se debe confundir a los pequeños empresarios, que trabajan honradamente y que resienten los efectos de la crisis económica mundial, con esa minoría de grandes empresarios agrupados alrededor de las 14 familias de la oligarquía. Una alianza con los pequeños productores es permisible y necesaria, pero un gobierno de Unidad Nacional con sectores de la burguesía traería consecuencias nefastas no solo para los trabajadores, sino también para la masa de pequeños propietarios que están siendo arruinados por la crisis del sistema capitalista.

El rol de las Fuerzas Armadas

El discurso del FMLN sobre el rol de las Fuerzas Armadas en el próximo periodo, resulta altamente preocupante. En el discurso de la victoria, Funes declaró que respetará “a la Fuerza Armada de El Salvador, que en este día ha demostrado una vez más ser una institución profesional, una institución profesional al servicio del pueblo salvadoreño”.

El futuro gobierno tiene la obligación de investigar y juzgar a quienes masacraron al pueblo, tiene que castigar a los autores intelectuales y materiales de los asesinatos de luchadores sociales, esclarecer donde están los desaparecidos durante la guerra civil, desclasificar los expedientes de los organismos de seguridad y deducir responsabilidades.

Por un gobierno del FMLN y de las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin burgueses!!

Contradictoriamente, a pesar de que la derrota de ARENA es un diáfano triunfo de las masas populares, la inminente constitución de un gobierno de Unidad Nacional entre el FMLN y sectores de la burguesía, representa el mayor peligro contra los trabajadores y el pueblo para el próximo periodo.

Los ministros burgueses intentaran paralizar cualquier reforma social, la burguesía peleara por sus ganancias y la estabilidad de sus negocios. La permanencia de sectores burgueses en el nuevo gobierno es incompatible con los objetivos reformistas del FMLN. En el contexto de crisis mundial del capitalismo, existen muy pocas probabilidades que estas reformas sociales planteadas por el FMLN lleguen a concretarse.

La dirigencia del FMLN finge estar ciega ante la clara estrategia utilizada por la derecha que consiste en desgastar al FMLN desde el gobierno. La burguesía salvadoreña busca un doble objetivo: por un lado, que el FMLN ayude a estabilizar al capitalismo salvadoreño y, por el otro lado, que las masas se desilusionen ante el incumplimiento de las promesas electorales. Por esta razón, ARENA desechó la idea del fraude electoral y gustosamente abandona el gobierno y cede la administración del Estado, para que en el próximo periodo sea el propio FMLN quien imponga los planes de austeridad y frene la lucha de los trabajadores

Por esta razón, los socialistas centroamericanos rechazamos la propuesta de Mauricio Funes y de la alta dirigencia del FMLN de conformar un gobierno de Unidad Nacional en alianza con sectores de la burguesía. Llamamos a los trabajadores y el pueblo, a las bases del FMLN, a luchar incansablemente por sus propias reivindicaciones, a confiar únicamente en nuestras propias fuerzas, a mantener la independencia política luchando por la expulsión de los representantes de la burguesía en ese futuro gobierno de Unidad Nacional. Este es el primer paso hacia la victoria total.

El FMLN no debe burlar la voluntad popular que le ha encargado la misión de constituir un gobierno a favor de los trabajadores y del pueblo. Y la única manera de cumplir con este mandato, es constituir un gobierno del FMLN que incluya a las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin la participación de empresarios o burgueses.

El FMLN tiene el desafió de realizar los cambios que demanda la mayoría del pueblo, de lo contrario sufrirá un inexorable deterioro político, que será aprovechado por ARENA y demás partidos de la derecha. El presidente Funes y la alta dirigencia del FMLN creen que tendrán una oposición constructiva por parte de ARENA, cuando ocurrirá todo lo contrario. La campaña electoral terminó, pero la lucha política por ganar la amplia mayoría recién empieza.

Por una Asamblea Constituyente que reorganice democráticamente el país en beneficio de los trabajadores y del pueblo oprimido.

El 15 de Octubre del 2008, Mauricio Funes firmó un compromiso de respeto a la reaccionaria Constitución de 1983, la que ARENA impuso en elecciones fraudulentas, cuando el país vivía bajo el terror fascista. Es hora de revertir esta situación reaccionaria. Recientemente, en el discurso de la victoria, Funes reafirmó que “mi gobierno tendrá un compromiso incondicional con la Constitución (…) El régimen económico establecido en la Constitución de la república, la propiedad privada y la seguridad jurídica tendrán el mayor respeto y serán objeto de atención especial”.

Para ganar a la mayoría de la población, a los sectores populares que todavía confían políticamente en la derecha, para realizar los cambios económicos y sociales que El Salvador necesita, el nuevo gobierno del FMLN debe convocar a una Asamblea Constituyente, democrática, libre y soberana, que se encargue de reorganizar el Estado.

Que sea el pueblo quien decida democráticamente que tipo de economía debe imperar en El Salvador, que decida como luchar contra la crisis del capitalismo mundial, sobre la urgente reforma agraria, sobre la defensa de la salud y la educación pública.

CIRCULO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO (CSR) DE GUATEMALA

PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES (PRT) DE EL SALVADOR

MOVIMIENTO AL SOCIALISMO (MAS) DE HONDURAS

PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES (PRT) DE NICARAGUA

Centroamérica, 20 de Marzo del año 2009.

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