El pasado 16 de enero, una caravana de migrantes procedentes de Honduras, compuesta por más de seis mil personas, cruzó la frontera de El Florido, en los departamentos de Chiquimula y Copan, Guatemala, siendo frenada y violentamente reprimida por tropas combinadas del Ejército y la Policía Militar de Guatemala.

Huyendo la miseria imperante en Honduras, esta caravana estaba conformada por familias enteras. Desde el inicio de su recorrido, en San Pedro Sula, Honduras, la caravana fue constantemente acosada por los órganos policiales de la narco dictadura de Juan Orlando Hernández, al grado que mas de 600 personas fueron detenidas en territorio hondureño.

El calvario en territorio guatemalteco.

El gobierno de Alejandro Giammattei, celoso guardián de las políticas antinmigración de la administración de Donal Trump, movilizaron tropas para evitar que la caravana llegase hasta la frontera con México, en donde también el gobierno de Manuel López Obrador había movilizado tropas de la Guardia Nacional (GN) para evitar que ingresaran a territorio mexicano. Nunca antes se había visto semejante despliegue de tropas contra personas cansadas y hambrientas.

Una vez que lograron ingresar a territorio de Guatemala, la Policía Nacional Civil (PNC) comenzó a obstaculizar el avance de la caravana, multando a los transportistas que se ofrecían para trasladar a los desesperados migrantes. Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar, como ocurrió durante la trayectoria de anteriores caravanas, ofreciendo comida y bebida para las personas de la caravana, pese a la campaña xenófoba alentada por la oligarquía guatemalteca en las redes sociales

Fue en la localidad de Vado Hondo, en el departamento de Zacapa, donde un fuerte contingente de elementos del Ejército y de la Policía Militar, con lujo de fuerza y sin importar la presencia de niños, detuvieron al grueso de la caravana, atacando a los migrantes a garrotazos y con bombas lacrimógenas. A pesar de la represión y la dispersión forzada, grupos más pequeños lograron evadir el cerco y continuaron moviéndose hacia la frontera entre México y Guatemala.

Los grupos de migrantes que lograron burlar el cerco represivo, están siendo detenidos por la Guardia Nacional mexicana, en las riveras del Rio Suchiate, para evitar su ingreso a ese país, cumpliendo cabalmente el rol de muro de contención que le ha asignado el gobierno de Estados Unidos.

Las imágenes y videos de la represión, transmitidos en los medios de comunicación corporativos, dieron vuelta al mundo. Mostraron nuevamente el carácter represivo y abyecto del gobierno de Alejandro Giammattei. Este gobierno decreto el “estado de prevención” en siete departamentos colindantes con Honduras, restringiendo los derechos individuales no solo de la población guatemalteca sino fundamentalmente de los migrantes hondureños en ese territorio

Acuerdos contra la inmigración

Presionadas por la nueva caravana migrante, autoridades migratorias de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, acordaron, bajo el pretexto de detener la migración ilegal y tomar medidas para evitar la propagación del COVID-19, limitar en los hechos el derecho a la migración. Este es un nuevo ataque contra los derechos democráticos de los trabajadores de la región, limitando el derecho a la libre movilización y circulación contemplados incluso en los tratados de la integración centroamericana.

Estos acuerdos son contrarios a los esfuerzos de crear una unión aduanera y fortalecer la libre movilidad de personas y mercancías en la región, blindando las fronteras de los frustrados Estados nacionales, asestando un duro golpe a la integración centroamericana, en el año en que se celebrará pomposamente los 200 años de la primera independencia de Centroamérica.

Defendamos el derecho a emigrar

Los gobiernos del Triángulo Norte de Centroamérica actúan como empleados sin salario del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) de Estados Unidos, reprimiendo y restringiendo los derechos democráticos de nuestros hermanos hondureños, entre ellos al derecho a emigrar y a encontrar un trabajo digno, que no pueden obtener en su país, por el saqueo de las oligarquías y del imperialismo norteamericano.

Estos gobiernos cipayos, al firmar cada quien “acuerdos de países seguros”, se convirtieron en parte del muro racista de Trump dentro de nuestros propios países.

Aunque el nuevo gobierno de Biden anuncia que enviará al Congreso una reforma migratoria, que busca una vía para legalizar a más de 11 millones de migrantes, todo indica que, aunque haya acuerdo bipartidista en Estados Unidos, se mantendrán las mismas políticas de la administración Obama, que consistió en negar el derecho de asilo, cerrar las puertas y deportar a millones de inmigrantes

¿Emigrar o luchar en nuestros países?

Hasta el momento, las diferentes oleadas migratorias ha sido una repuesta desesperada ante la falta de empleo y salarios signos. Al cerrarse cada vez mas la posibilidad de escapar del infierno que vivimos en Centroamérica, solo nos quedará un único camino: luchar contra los gobiernos respectivos, exigiendo empleo y salarios dignos en nuestros propios países.

Las próximas caravanas no deben salir con destino a Estados Unidos, sino contra los gobiernos de turno en Tegucigalpa, San Salvador o Guatemala. Mientras ese proceso se consolida, defenderemos el derecho a emigrar ante la falta de oportunidades en nuestros países.

¡LIBERTAD DE MOVILIDAD PARA LOS MIGRANTES!

¡FRONTERAS ABIERTAS EN TODO EL CONTINENTE!

¡NO A LAS FRONTERAS EN CENTROAMÉRICA¡

¡REPUDIAMOS LOS GOBIERNOS REPRESIVOS DE JOH, GIAMMATTEI Y LÓPEZ OBRADOR!

Centroamérica, 18 de enero del 2021

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (SECA)

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