A pesar que Bernardo Arévalo, presidente electo, ha manejado un discurso conciliador con el CACIF y los grupos de poder, las mafias enquistadas en el Estado han continuado su ofensiva con el objetivo de forzar una negociación que garantice “un pacto de impunidad” y, en el peor de los casos, revertir el resultado electoral a través de maniobras ilegales.
Después de un largo forcejeo, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) emitió su declaración final proclamando ganador a Bernardo Arévalo. No obstante, Rafael Curruchiche, de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), procedió a requisar las actas electorales, con el claro objetivo de crear condiciones para la anulación del proceso electoral. La FECI y el Ministerio Publico no atacan los resultados de la primera vuelta, donde se decidieron las diputaciones y las alcaldías, sino que ataca específicamente los resultados de la segunda vuelta, es decir, la elección presidencial
Bernardo Arévalo y el Movimiento Semilla, cuya personalidad jurídica ya fue suspendida, han declarado que las mafias en el poder están organizando un “golpe de Estado”. Mas que un “golpe de Estado” contra un presidente electo que no ha asumido el poder, estamos ante una especie de “auto golpe” de Estado de encabezado por el propio Giammattei y las mafias que se resisten a entregar el poder. Es una situación similar, aunque en un contexto diferente, al auto golpe que Serrano Elías intento en 1993. Es un intento de los grupos de poder por mantener el statu quo. En todo caso, este “auto golpe” de Estado está dirigido directamente contra la voluntad popular expresada en la segunda vuelta electoral.
Estos ataques desde el poder, han aumentado el descontento de importantes sectores de la población, que iniciaron movilizaciones populares exigiendo la renuncia de Consuelo Porras, jefa del Ministerio Publico, quien encabeza las acciones contra Bernardo Arévalo y el Movimiento Semilla. Pero la dinámica de las movilizaciones ha comenzado a rebasar la consigna de renuncia de Consuelo Porras, transformándose en un enfrentamiento directo contra las mafias en el poder
Indudablemente, todas las acciones contra el resultado electoral se hacen fuera de todo el marco legal y constitucional en materia electoral, y tienen el respaldo del gobierno de Alejandro Giammattei Falla y de sectores de la oligarquía que están asustados con la dinámica de movilización social que se reagrupa en defensa de los resultados de la segunda vuelta electoral.
Giammattei declaró en la ONU que entregaría el poder al presidente electo en enero del 2024. Pero en el antidemocrático sistema electoral de Guatemala, existe un largo periodo de transición de seis meses entre la segunda vuelta electoral realizada en agosto, y la entrega de la banda presidencial en enero de 2024. Este interregno esta siendo utilizado para arrodillar a Arévalo y en caso extremo anular el resultado de la segunda vuelta electoral.
Si bien es cierto, Arévalo en determinado momento llamó a la movilización para presentar un recurso de amparo, que ya fue negado por la Corte de Constitucionalidad (CC), lamentablemente ha priorizado recurrir al Departamento de Estado de los Estados Unidos para contrarrestar las maniobras de la FECI y el Ministerio Publico. Incluso, ha declarado que en Guatemala se debe aplicar la “Carta Democrática” de la Organización de Estados Americanos (OEA), un organismo inútil que solo defiende los intereses de Estados Unidos, que si bien es cierto ha criticado los desmanes contra Arévalo, actúa como conciliador para evitar que se produzcan los cambios revolucionarios que Guatemala urgentemente necesita
En la lucha contra las mafias, podemos marchar unidos con diferentes sectores, pero el movimiento popular no debe perder la brújula, ni su independencia política. No podemos confiar en la diplomacia, solo en la movilización popular independiente. Un grave error que está cometiendo Arévalo es priorizar la diplomacia burguesa, colocando en ultimo lugar la movilización popular, que es la única que puede detener las maniobras de los mafiosos.
Como era de esperarse, los ánimos populares están caldeados, y las organizaciones populares, campesinas e indígenas, que no tienen ninguna relación orgánica con el Movimiento Semilla, han comprendido la gravedad de la situación y se han colocado al frente de la movilización por defensa de los resultados electorales.
Se cumplió una semana de bloqueos de carreteras y caminos (50 bloqueos, según algunos medios hasta el sábado7 de octubre), protestas protagonizadas por autoridades indígenas, originalmente por los 48 Cantones de Totonicapán, el Parlamento Xinca y las autoridades indígenas Ixiles y de Sololá. Los bloqueos han ido creciendo desde que iniciaron el pasado 2 de octubre, con un plantón permanente, además, en la sede del MP en la Zona Uno de la Ciudad de Guatemala.
Se han sumado a estas movilizaciones en lo últimos días pobladores de varios municipios del interior, y lo nuevo ha sido que vecinos de barrios y colonias del área metropolitana han tomado desde el 6 de octubre varias arterias principales. De igual forma, se han reactivado los estudiantes de la Universidad de San Carlos (USAC) quienes mantienen dos bloqueos en las entradas del campus central en la Zona 12 capitalina; además, ha habido marchas de estudiantes de varias universidades privadas.
A las movilizaciones se han sumado médicos de los hospitales públicos, cuestionando la demagogia del ministro salud de que los bloqueos están provocando escasez, cuando esta es una problemática de ausencia de presupuesto. Se han sumado además maestros vinculados al Sindicato Autónomo del Magisterio de Guatemala, aunque sigue ausente el gran Sindicato de Trabajadores de Educación (STEG), dirigido por Joviel Acevedo
La movilización popular contra las mafias va en ascenso, aunque todavía no se hace presentes los sindicatos obreros. Una serie de sindicatos y pequeñas centrales obreras se han pronunciado contra el “auto golpe”, pero sin lograr movilizar a los trabajadores a excepción del Sindicato de Trabajadores de Coca Cola.
Por otro lado, las cámaras empresariales, en una serie de comunicados, pese a decir que se debe respetar el resultado electoral, exigen a las autoridades reprimir y levantar por la fuerza los bloqueos. La Corte de Constitucionalidad, alineada a estos poderes fácticos, ordenó a la Policía Nacional Civil, tras un amparo de los grupos capitalistas, desbloquear los puntos.
Estas movilizaciones revitalizan la energía de las masas después que las concentraciones de La Plaza de 2015 se desviaran hacia la institucionalidad burguesa, aireando a gobiernos conservadores como del de Morales y el actual del partido VAMOS.
La dinámica general es de movilizaciones combativas pero dispersas, desconectadas unas de otras. Es urgente conformar una coordinadora popular, de estudiantes, trabajadores, campesinos e indígenas, en defensa de la voluntad popular expresada en las urnas durante la segunda vuelta electoral. Las movilizaciones dispersas y sin coordinación son fácilmente sofocadas por la represión y eso puede desmoralizar a las masas populares.
Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) consideramos que la coyuntura actual obliga a tomar tres medidas urgentes:
1.- Crear esa Coordinadora Popular como organismo de coordinación centralizada de todas las acciones que, de coherencia y objetivos claros a las movilizaciones, en donde los diferentes sectores discutan la situación política y aprueben por mayoría los planes a seguir.
2. Convocar a un Paro Nacional de 72 horas, convocado por los sectores populares, con el objetivo no solo de exigir la renuncia de Curruchiche y Consuelo Porras, sino de exigir que se detengan todas las acciones legales contra el equipo del presidente electo.
El Paro Nacional del 2015 permitió terminar con el corrupto gobierno de Perez Molina. Ahora debemos reeditar este tipo de movilización, a una escala mayor, porque mayor es la resistencia de las mafias en el poder.
3.- En las movilizaciones se deben conformar grupos de autodefensa para garantizar el orden en las movilizaciones y, si es necesario, enfrentar las agresiones de grupos de derecha, y la represión del gobierno de Giammattei
De manera especial, llamamos a los grupos de izquierda en Guatemala, a las organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles e indígenas, a crear un Polo Revolucionario que actúe como conducción política dentro de esa posible Coordinadora Popular, y coadyuvar en este proceso de cambios, que apenas está comenzando y que en el futuro nos planteará desafíos mayores.
Centroamérica, 7 de octubre del 2023
Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)
Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)
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