Por Mario Vladimir Carranza

Como era de esperarse, las nocivas condiciones económicas que vivimos en El Salvador generaron que muchos compatriotas emigraran a diferentes partes del mundo dejando a sus hijos en manos de sus abuelos y en algunos casos en manos de uno de los miembros de la pareja desintegrada.

Desgraciadamente, el fenómeno de la desintegración familiar y la constante migración al extranjero, está relacionado con la crisis del capitalismo que manda a decenas de miles de personas a la marginalidad social, sin posibilidad de salir de ese abismo.

El fenómeno de las maras o pandillas es una consecuencia directa del fracaso de la revolución salvadoreña y centroamericana. En la medida en que la guerrilla del FMLN no pudo tomar el poder, ni pudo barrar las viejas estructuras del Estado burgués, sino que se ha limitado a administrarlo, ha acentuado las tendencias degradantes del capitalismo y ello tiene incidencia en la descomposición social y en los altos índices de violencia. Por el momento ninguna política llevada a cabo por los gobiernos sobre este problema ha podido dar respuesta satisfactoria, manteniendo al país en una situación próxima a la ingobernabilidad.

¿Qué busca el General Munguía Payes?

Mientras el general David Munguía Payes,  en su afán de no quedar mal al gobierno de Funes, quien le ascendió a uno de los rangos mas altos en la Fuerza Armada sin tener mayores méritos, por una parte quiere hacer creer que la violencia y la delincuencia han disminuido por influencia del diálogo entre las maras y la pandillas; pero por otra parte lanza campañas de combate a estos grupos irregulares que a diario cometen una gran cantidad de delitos entre homicidios y extorsiones.

Los empresarios, sobre todo del transporte, y la ciudadanía en general ya no encuentran salida a esta triste realidad. En el primer trimestre de este año 2012 la cifra de homicidios rondó entre 13 y 14 al día y las extorsiones no se quedaron atrás; pero en el segundo trimestre de manera subrepticia aparecen dialogando los dos principales grupos pandilleriles de El Salvador. A partir de ese hecho insólito el encargado  de la justicia y la seguridad, el General  Munguía Payes,  de una y mil maneras ha salido al paso para justificar cada situación que comprometa al “proceso de Diálogo”. Esto permite plantearnos la interrogante: ¿será que el señor ministro está configurándose desde ya para optar a un cargo de elección popular en futuros eventos electorales? Tal como fue el caso del General Otto Pérez Molina en la hermana república de Guatemala. Ante tal retrógrada intención de retorno de los militares a los gobiernos, todo el pueblo salvadoreño  debe estar observador, debido a que los militares en el poder significan represión y todos los vicios inherentes a ellos en contra de la clase trabajadora, los campesinos, los pueblos originarios, estudiantes etc., igual interrogante podría plantearse con relación al obispo Colindres.

La base social de las maras y pandillas no es nada despreciable para los intereses de los partidos políticos electoreros de cara a los próximos eventos electorales, lo cual representa una amenaza, dado que por una parte podrían buscar atraérselas mediante el proceso de diálogo y concesiones, y otros trabajarían de cara a boicotear dicho proceso para evitar que sus rivales puedan hacer uso de ello.

Que los ricos paguen la reinserción 

Ante este tortuoso y confuso panorama que se cierne sobre el pueblo salvadoreño, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) insta al gobierno de Funes  y del FMLN a buscar soluciones reales a la problemática de seguridad, a dar trato igualitario a todas las personas que se encuentran en la cárceles, a buscar soluciones  reales a la problemática del hacinamiento en los centros penales, a no politizar el proceso de diálogo entre las pandillas de cara a intereses políticos electorales.

El gobierno de Funes y del FMLN debe mantener informado al pueblo salvadoreño de todo el proceso de diálogo entre la mara y la pandilla, el cual hasta el momento según la opinión  de la población, muy poco está favoreciendo a las grandes mayorías. No obstante es  de señalar que podría estarse dando el caso de que personas particulares en nombre de las maras y las pandillas estén atentando contra el pueblo.

Las maras y las pandillas son una respuesta silenciosa a los problemas engendrados por el capitalismo, la base social de dichas estructuras en su mayoría son hijos de trabajadores, campesinos, etc. por lo tanto consideramos que en este proceso de diálogo por el cual pasan debe permitírseles reincorporarse a la sociedad, pero el costo económico de dicho proceso debe ser cargado a los ricos.

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