Por Leonardo Ixim
La lucha por universidad popular la tenemos que llevar a cabo con el concurso de todos los sectores progresistas, democráticos y revolucionarios, que queremos orientar el papel de aquélla en la sociedad capitalista
Pero la universidad popular implica una universidad pública a la que pueda acceder sin restricción toda la población especialmente los trabajadores y sus hijos. Debe ser financiada por el Estado y generar capacidades de sobrevivencia en el mercado laboral. Pero fundamentalmente a través de su extensión, investigación y docencia, debe proponer la solución de las problemáticas que afectan a la clase trabajadora y a los sectores excluidos del desarrollo capitalista.
En ese sentido el proceso de reforma al interior de la Universidad San Carlos de Guatemala (USAC) abre la posibilidad de reorientar el papel de la universidad con respecto a la sociedad; de eliminar sus políticas internas de exclusión ya no sólo al estudiante sino a los trabajadores, que están luchando por la firma de un pacto colectivo y no son oídos por los órganos de toma de decisión; de eliminar los sistemas de elección antidemocráticos tales como los cuerpos electorales y la representación de la mayoría de unidades académicas (escuelas no facultativas y centros regionales) del Consejo Superior Universitario (CSU) que en la actualidad solo están conformados por representantes de sectores de la facultades. Este proceso tendrá que crear una nueva estructura de gobierno más democrática, tal como una Asamblea General Universitaria, por ejemplo.
Sin embargo, el proceso de reforma abre también la oportunidad de los sectores de derecha para seguir privatizando la universidad en el marco de las políticas neoliberales lanzadas por la oligarquía y los grupos emergentes del capital, que buscan consolidar la universidad al servicio de la acumulación de riquezas de parte de la burguesía. En ese sentido, los Valladares, los Miranda, los Gálvez, los Murphi, los Bonaerges, los Secaida, los Zapata, AEU, los gatos, los Guilligan, los Losley y demás alimañas buscaran con la reforma consolidar el plan estratégico 2012-2022.
Las autoridades han incumplido los acuerdos, tanto el que se refiere a la incitativa de reforma de la ley orgánica que busca democratizar la composición de las juntas directivas de las facultades, con la negativa del CSU de enviarla al Congreso de la República; como el de reforma universitaria, con el incumplimiento en la comisión multisectorial en abrir la participación a los grupos que están interesados en ser parte, pese a que el departamento jurídico de la USAC y el secretario general de la universidad les dieron su acreditación como miembros plenos de la mesa pero no su toma de posesión. Tal mesa entregó un documento de metodología del proceso de reforma, que muestra las diferentes posiciones del proceso de reforma, siendo las de avanzada las de Estudiantes por la Autonomía (EPA) y del Sindicato de Trabajadores (STUCS), y las que buscan mantener el statu quo las del CSU y en posiciones tibias la de los docentes y profesionales.
Ante esta situación llamamos a EPA, estudiantes de las escuelas, facultades y centros regionales, junto a todos los sectores progresistas de docentes, trabajadores y profesionales, que buscan cambios profundos y democráticos en la U, a avanzar en los esfuerzos de unidad; a profundizar el trabajo de base, informando a la comunidad universitaria sobre qué implica la reforma; a incorporarlos a los procesos de lucha por una universidad popular que significa la lucha de los derechos de los sectores universitarios y la lucha por los derechos de todo el pueblo trabajador.
En ese sentido debería haber una reflexión de parte de algunos docentes como el Sindicatos de Docentes e Investigadores de la USAC (SINDIUSAC), que se caracterizan por buscar de palabra un proceso de reforma por una universidad popular pero en la práctica no lo demuestran, como es el caso de su negativa a apoyar el envío de la iniciativa de propuesta de reforma de ley al congreso y su poco interés de consultar seriamente a los grupos interesados en participar en la comisión multisectorial. De igual forma a los sectarios del Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) que con sus métodos stalinos se aíslan de estos procesos, dando oportunidad para que la derecha se consolide. Además no se dan cuenta de que esos métodos los llevan a un callejón sin salida, tal como el repudio que generan en la Escuela de Historia donde heroicamente una asamblea de estudiantes los desconoció de la junta directiva de la asociación que mantenían de manera espuria.