Por Armando Tezucún
En contra de lo que muchos esperaban, el 8 de agosto los siete magistrados de la Corte de Constitucionalidad ratificaron la negativa del Tribunal Supremo Electoral a la solicitud de inscripción de Sandra Torres y Roberto Díaz Durán como binomio presidencial de la coalición oficialista Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y Gran Alianza Nacional (GANA). Ni la movilización de miles de seguidores, ni los supuestos vínculos de algunos de los magistrados con Torres o con su ex esposo el presidente Álvaro Colom, fueron suficientes para lograr un fallo favorable a la ex primera dama. Esta era la última instancia a la que podía recurrir, por lo que es definitiva su marginación del proceso electoral.
Con este fallo quedó fuera de la contienda una candidatura que no era del agrado de la oligarquía tradicional y los grupos económicos de poder. El apoyo de grupos empresariales emergentes, sin acceso previo al poder político y que se han beneficiado de los negocios con el Estado; el esfuerzo por implementar ciertas políticas fiscales que buscan mejorar los ingresos estatales para invertir en programas sociales; la utilización de un discurso retórico basado en la dicotomía ricos/pobres; la movilización política de la población pobre que se ha beneficiado de los programas asistenciales; la presencia en las instituciones gubernamentales de ex militantes de la guerrilla o la izquierda.
Estos factores evidencian en la UNE y Torres, una conducta política que se escapa del control de los poderes económicos y políticos tradicionales y condujeron a éstos a recurrir a la candidata y secretaria general de un partido marginal (Adela de Torrebiarte, vinculada a la oligarquía) para impugnar la candidatura de Torres y sacarla del juego electoral con el pretexto de defender la Constitución de la República. Si bien durante el gobierno de Colom el empresariado oligárquico logró doblegar al mandatario y otras veces negociar con él exitosamente para hacer prevalecer sus intereses, una continuación del mismo tipo de lineamientos en un hipotético e incómodo gobierno de la ex primera dama resultaba totalmente indeseable. Por ende, la consigna fue impedir su candidatura, lo que se logró.
El panorama lectoral dio un giro. La UNE-GANA está llamando a votar por sus candidatos a alcaldes y diputados, pero a votar nulo en la papeleta de los candidatos presidenciales. El voto destinado a Sandra Torres se dividirá. Pero por ahora el ex general Otto Pérez, del Partido Patriota continúa a la cabeza. La primer encuesta publicada después del fallo de la CC coloca a Pérez con un 44.8 % de intención de voto, seguido por Eduardo Suger con el 11.7 % y Manuel Baldizón con el 10.7% (diario El Periódico 17/8/11). Suger, del partido CREO es un ex asesor del ejército, empresario de la educación y es bien visto por la oligarquía. Baldizón, del partido LIDER, es un cacique del departamento de Petén, un millonario con múltiples inversiones, que no hace parte de la oligarquía y muy sospechoso de tener vínculos con el narcotráfico.
Ante el oscuro panorama que ofrecen los candidatos que puntean en las encuestas, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama a los trabajadores, campesinos, estudiantes, indígenas, jóvenes y a todos los oprimidos a dar su voto razonado y crítico al Frente Amplio, único partido que no representa intereses de la burguesía ni del crimen organizado y cuyo programa ofrece una importante ampliación de la democracia y de las garantías sociales.