Por Alfredo Toj
Durante los últimos años, la calidad académica dentro de la Universidad de San Carlos (USAC) de Guatemala ha decrecido por diversos motivos, principalmente por las políticas neoliberales impulsadas por las autoridades universitarias encaminadas a la privatización de la Educación Superior.
Estas medidas pueden distribuirse en cuatro fases, empezando por el Sistema de Ubicación y Nivelación, que constituye el primer obstáculo para la población al cumplir el papel de filtro e impedir que la mayoría de aspirantes pueda inscribirse y recibir la educación superior.
La segunda medida privatizadora ha sido el llamado “Plan de Repitencia” que limita la cantidad de veces que un estudiante puede repetir un curso y se convierte en la principal causa de deserción estudiantil, pues de no aprobar un curso en tres oportunidades el estudiante es retirado de la unidad académica en la que estudia.
La tercer parte del plan privatizador es limitar el poder estudiantil, que se concretó cuando la Corte de Constitucionalidad, en clara violación a la Autonomía Universitaria, dictaminó que el estudiantado ya no pueda votar para elegir a sus representantes dentro de las Juntas Directivas de cada unidad académica.
La cuarta parte del plan es el aumento a la cuota estudiantil, que no se ha podido concretar por la reacción oportuna de los pocos grupos estudiantiles que aún conservan la militancia contestataria y la conciencia de clase que impide la privatización de la Universidad.
Una victoria importante para el sector estudiantil dentro de este proceso neoliberal ocurrió recientemente en la Escuela de Ciencias de la Comunicación, donde gracias a la oposición del estudiantado se ha evitado un incremento del 75% a la zona mínima para optar a escuela de vacaciones.
Dicha disposición había sido aprobada por el Consejo Directivo de la Escuela en noviembre de 2008, sin tomar en cuenta las opiniones de todos los sectores involucrados.
Anteriormente a esta medida la zona mínima para optar a Escuela de Vacaciones era de veinte puntos y se incrementó a treinta y cinco, con el argumento de elevar la carga académica al estudiante para mejorar la calidad académica de la Escuela.
Esta disposición se sumaba a las dificultades que ya se tienen con el “Plan de Repitencia”, además de carecer de fundamento pues el aumento a la carga académica hacia el estudiantado no se traduce en un incremento de la calidad académica de la institución y no refleja que los conocimientos sean mejor comprendidos por los estudiantes.
Desde febrero de 2009 los estudiantes de la Escuela empezamos el proceso legal para evitar que este incremento siguiera vigente y pedimos la apertura de una mesa de diálogo para consensuar entre los sectores involucrados las medidas necesarias para elevar la calidad académica de la institución.
Luego de varios acercamientos por parte del sector estudiantil sin obtener respuesta alguna de las autoridades, desde el miércoles 22 de abril empezamos las medidas de hecho declarándonos los estudiantes en resistencia permanente como medida de presión para ser escuchados y tomadas en cuenta nuestras opiniones.
Realizamos paros de labores en los edificios de la Escuela de Ciencias de la Comunicación durante el miércoles 22 y jueves 23 de abril, cuando en sesión el Consejo Directivo trató de desviar la atención de los estudiantes y aprobó una rebaja de treinta y cinco puntos a treinta, sin entablar ningún tipo de diálogo y negociación.
Ante esto, las medidas de hecho continuaron el viernes 24 de abril, fecha en la que las autoridades acceden a entablar una mesa de diálogo y negociación con los estudiantes, llegando al acuerdo de reducir la medida inicial de incremento que era de treinta y cinco puntos a veinticinco, con la finalidad de fomentar una mayor responsabilidad del estudiante pero sin caer en lo absurdo de un incremento desmedido.
Otro logro fue abrir la Mesa de Diálogo Permanente con las autoridades, la cual se encargará de ser la ventana por la cual los estudiantes encontremos una participación más directa en las decisiones de las autoridades, emulando las palabras de Ernaní María Fiori al decir que: “…Los dominados, para decir nuestra palabra, tenemos que luchar para tomarla. Aprender a tomarla de los que la retienen y niegan a los demás, es un difícil pero imprescindible aprendizaje…”