Por Maximiliano Fuentes
“Nuestros enemigos podrán matar a unos, a varios, a muchos de nuestros soldados, pero jamás podrán destruir nuestro ejército, quien luche en nuestras filas tendrá la inmensa satisfacción de que su vida no ha transcurrido en vano, sino de haber participado en la tarea más grandiosa del género humano LA CONSTRUCCION DE UN MUNDO MEJOR”. León Trotski.
Lastimosamente, en un momento tan desgarrador en nuestra historia personal y política, me toco dirigirme a los dolientes, familiares, compañeros y compañeros en nombre de nuestra organización política. Digo lastisomaente, porque en ese momento nos encontrábamos enterrando a nuestro amigo, hermano, compañero y camarada José Manuel Flores Arguijo. El día martes 23 de marzo, a eso de las 3:30 de la tarde nuestro amado compañero, fue privado de su vida por un grupo de sicarios en el instituto San José del Pedregal en la ciudad de Tegucigalpa donde fungía como consejero.
En nuestra corta historia, es la primera vez que asesinan de forma tan vil y cobarde a un camarada, aunque en diversas ocasiones hemos presenciado los crimines de la burguesía y de la oligarquía hondureña. Le dispararon por la espalda, dos balas en los costados y una, que por cierto fue la que arremataron en su columna vertebral, acabaron con su vida. En el momento de su asesinato, José Manuel, el “teco” como le apodábamos, llevaba las herramientas de su trabajo como docente: marcadores de pizarra y el diario pedagógico con el que regularmente transitaba. Los medios de comunicación de la burguesía y la oligarquía anunciaban que lo acaecido era el resultado de la violencia que impera en el país, que Manuel había sido asesinado por pandilleros de la zona.
No obstante, la realidad era otra, dado que nuestro hermano había sido asesinado por los entes represivos del estado hondureño que se introdujeron en una institución académica para aniquilar, frente a sus estudiantes, a una de nuestras más brillantes mentes. Su tenacidad,su inquebrantable moral, su autenticidad, su capacidad teórica, reflexiva, organizativa,, pero sobre todo su enorme amor a la vida habían puesto en profundos aprietos a los golpistas, los mismos que históricamente han gobernado y usurpado el Estado de Honduras, y que por ello demandaron su deceso. Lo cierto es, que Manuel les ocasionó con su enorme capacidad de elaboración un profundo daño. Con sus distintas reflexiones y acciones el camarada combatió la injusticia y abogo firmemente por la transformación de Honduras.
Para ser honesto, jamás pensé que este terrible suceso pasara con nosotros. La última vez que lo miré y que me despide de él, no se me cruzo por la mente la posibilidad que sería la última oportunidad en la que estrechaba su mano y que contemplaba su frondosa cabellera. Sin embargo, tras su partida me he dado cuenta que estamos a la merced de mercenarios y de sicarios que en cualquier momento y lugar aniquilan nuestra existencia.
Son muchos los recuerdos y las vivencias que me unen con José Manuel “teco”, sin embargo, el vinculo que deseo rescatar es aquel que nos mantenía íntimamente relacionados, es decir, el de la camarería política.
Tuve la maravillosa oportunidad de conocer a José Manuel en los años de mi adolescencia. Desde nuestros primeros pasos en el trotskismo aprendimos a fraternizar, desde un inicio sintonizamos, a pesar de las diferencias de edad, nuestro compita establecía una plena confianza entre nosotros, hasta el punto de conformar una triada entre Darwin Izaguirre, Manuel Flores y yo. Éramos los tres, los de los “quiebres” y las “maniobras”, los que nos diferenciamos de los demás por nuestros fuertes lazos fraternales.
En esa experiencia, tuve la maravillosa oportunidad de conocer a su futura esposa, aquella que le concibiera los amores de su vida y que le diera las fuerzas necesarias para seguir luchando por la vida. Lo cierto es, que nuestro “teco” se diferenció por su amor, ternura y su enorme lealtad. Por más de una ocasión, Darwin Izaguirre (1982- 2004) me manifestó: “cuando me case deseo un matrimonio como el de Manuel, me parece que Aurora es fenomenal, su amor y respeto me inspiran.” No era para más, todos de alguna u otra forma nos vimos inspirados por la autenticidad de la joven pareja.
Es difícil desligar de estas palabras el enorme afecto que experimente por José Manuel, es complicado aislar nuestras vivencias y aventuras para dar cuenta de sus distintos aportes en la educación, moral y la política. Tuve la maravillosa oportunidad de conocerle en sus múltiples facetas, el hombre político, moral, intelectual, investigador, el padre amoroso, tierno y el amigo fraterno se bifurcan en una sola dimensión para constituir una misma esencia. Hablar de Manuel es conjugar todo lo anterior, el hombre que armonizo y que nos enseño el camino de las transformaciones y que al mismo tiempo se solidarizó por las luchas en contra de la injusticia y del cambio social estará presente en nuestra memoria.
Nuestra existencia no será la misma desde su deceso, sin duda nos han arrebatado parte de nuestro ser, José Manuel constituía una parte esencial de nuestras vidas. Sin embargo, tras su asesinato han acrecentado nuestro odio, nuestro repudio por la injusticia y por la sociedad burguesa. No basta exigir el esclarecimiento de su asesinato, que su legado perdure entre nosotros y que su sueño por la reunificación socialista centroamericana se concretice. Construir la memoria de Manuel pasa por seguir con la construccion socialista de la humanidad. De no hacerlo, sería traicionar su memoria y su legado.
Con un profundo dolor y lagrimas en nuestro ojos gritamos con convicción:
¡José Manuel Flores vive y la lucha sigue…..! Hasta el socialismo siempre, amado compañero.