Por Ricardo Velásquez
Sin duda alguna que los primeros dos años del régimen Lobo-Hernández han significado duras derrotas y grandes represiones para el magisterio, sobre todo en lo que atañe al régimen económico y las reformas a la Ley del Inprema. Con respecto a lo económico, el magisterio ha tenido congelado su salario en los años 2010 y 2011. Para el 2012 el régimen aprobó en diciembre recién pasado que los salarios del magisterio nuevamente se regirían por la Ley de Reordenamiento Retributivo aprobada en el gobierno de Ricardo Maduro Joest.
A través de las páginas de El Socialista Centroamericano denunciamos desde que inició el actual régimen, que se corría el peligro de que nuevamente al magisterio se le aplicara dicha ley y que se eliminara completamente lo que contemplaba el Estatuto del Docente con respecto a los aumentos salariales. También hemos señalado que el gobierno de Manuel Zelaya Rosales fue incapaz de devolverle sus derechos a la clase trabajadora eliminando tal Ley. Todo esto augura que para el 2012 el magisterio seguirá manteniendo congelado su salario o el régimen dará un ridículo aumento al igual que lo ha hecho con el salario mínimo.
Que las dirigencias olviden el pasado y accionen alrededor de un eje común: recuperar lo perdido
Desde el Partido Socialista Centroamericano hemos advertido que es vital la unidad del magisterio para enfrentar la lucha, no dudamos de que la crisis política del golpe de Estado ya fue superada y que el magisterio se ha dado cuenta de que ahora la pelea es por recuperar sus conquistas. Ha sido el mismo régimen continuador del golpe el que le ha quitado la venda a los docentes a través de sus planes de miseria implementados por orden del Fondo Monetario Internacional.
En los programas radiales magisteriales del día domingo 08 de enero se ha leído un mismo editorial donde se llama a la unidad, sin embargo, en los mismos programas hemos escuchado a miembros de dos diferentes organizaciones que siguen planteando sus diferencias públicamente; lo peor de todo es que la fricción se da por decisiones internas en las cuales ninguna organización tiene por que opinar en el accionar de la otra organización.
Estas fuertes denuncias que se hacen mutuamente no abonan en nada para que las diferentes dirigencias recuperen la confianza en las bases y a que se unifique al magisterio, por el contrario, el efecto es que se aleja más y más a las bases de la lucha. Solo quisiéramos que esto fuera producto de la ingenuidad política y no de motivos premeditados.
Hay que reconocer que el trabajo de unidad iniciado por las dirigencias de los colegios magisteriales para refundar la FOMH es muy importante para emprender una nueva lucha; pero señalamos que esto no será suficiente y que se debe hacer un trabajo a nivel de las bases para generar la confianza y que los docentes se vuelvan a sumar a la lucha sin temor alguno. Solo un magisterio unificado podrá enfrentar al actual régimen, un magisterio sólido y con convicción de que la hora ha llegado nuevamente por recuperar lo perdido.
Elaborar una estrategia de lucha que unifique al magisterio, alumnos, padres y madres
Sería un fatal error iniciar nuevamente una lucha sin haber preparado las condiciones de la misma. El resultado de la huelga de marzo de 2011 fue una cruenta derrota y este gran error no se puede volver a repetir. Contrarrestar el embate de los medios de comunicación en contra del magisterio solo se podrá hacer mediante un trabajo de hormiga de parte de los docentes.
Por eso planteamos –nuevamente- de que en primer lugar hay que iniciar un trabajo de base para que el docente discuta, analice y plantee sus inquietudes a través de asambleas democráticas, pero este trabajo no debe ser solo en lo gremial sino también en el desempeño de la labor docente, ya que el siguiente paso es sumar a la lucha a los padres y madres de familia. Pero siempre hemos planteado que sumar a los padres y madres también depende del compromiso docente por dar una educación de calidad.
El tercer paso es sumar a los estudiantes. Seguro que esta lucha no durará un mes ni dos ni tres, se deben preparar las condiciones e iniciar de forma escalonada las tácticas hasta culminar con la movilización general y el paro indefinido. Estamos ante un régimen producto de un Golpe de Estado y las estructuras militares y civiles que dieron el mismo siguen intactas en el engranaje público.