Por Ricardo Velásquez
El día jueves 4 de julio, el Congreso Nacional aprobó 22 reglamentos que vienen a dictar las pautas con las que se implementará la Ley Fundamental de Educación, a partir del 2014. En menos de dos años la oligarquía, burguesía, y los políticos enemigos del magisterio han sepultado el Estatuto del Docente.
Dentro de las represivas y ridículas medidas adoptadas para mejorar los indicadores educativos están: el no reprobar alumnos en el primer grado, y que a estos les dé seguimiento un mismo maestro en los dos años siguientes; aumentar el índice de aprobación de los educandos a 70 % y abolir las dos recuperaciones de final de año lectivo; ampliación de la jornada de trabajo de 5 a 6 horas reloj; se eliminan los bachilleratos en Ciencias y Letras (era una carrera de preparación para ingresar a la universidad), Perito Mercantil y Contador Público, los promotores de salud y maestros de educación primaria, se abren 21 nuevos bachilleratos; se endurecen los castigos para los maestros; los concursos para optar a una plaza serán rectorados por la Secretaría de Educación.
Andamiaje ilegal para domesticar a la “Columna Vertebral de la Resistencia”
Sin duda alguna, que el sector de vanguardia de las luchas populares en los últimos 13 años ha sido el magisterio, por algo en la lucha contra el golpe de estado se le llamó “La columna vertebral de la resistencia”. Por ello, una vez que se firmó el Acuerdo de Cartagena en mayo del 2011 y que se inmovilizó al FNRP, se inició una escalada represiva contra el magisterio a todos los niveles. Por un lado se le apaleó, se le torturó y en última instancia se le asesinó para atemorizarlo y amoldarlo, mientras por el otro lado se aprobaban leyes totalmente lesivas a los derechos laborales y sociales del magisterio.
Ante esta estrategia impuesta por el régimen Lobo-Hernández, el resultado era más que evidente: ¡la eliminación del Estatuto del Docente! El objetivo principal, sacar de las calles a ese sector de vanguardia que venía encabezando las luchas en los últimos años hasta el 2011. Elia del Cid, vice ministra de Educación y una de las peores enemigas del magisterio, declaró “se vienen las sanciones por ausencia y por el incumplimiento de horarios y jornadas” (EH 05/07/2013).
Todas las medidas aprobadas en los 22 reglamentos son estrictamente para disminuir el presupuesto que gasta el estado en Educación y para doblegar al docente ante las políticas nefastas del Estado. Ninguno de estos reglamentos nos da un indicio de que sea para mejorar la calidad educativa del país; el mismo representante de las instituciones educativas privadas, Carlos Sabillón, ha expresado su oposición a ciertas de estas medidas porque señala que solo buscan mejorar los indicadores educativos, pero se sacrifica la calidad educativa (EH 04/07/2013).
El padre-madre de familia, alumnos y maestros cargan con crisis financiera del país
Pero mientras aprueban los 22 reglamentos para domesticar al docente, le siguen pasando la factura del costo económico de la crisis al pueblo hondureño. Las becas a los estudiantes con excelencia académica del sistema educativo han sido canceladas por la Secretaría de Educación por falta de recursos (EH 07/07/2013); la matrícula gratis de las instituciones públicas fue desaparecida desde el año 2012; el pago puntual de los salarios de los maestros es retrasado mes a mes y se deben planillas complementarias que se vienen arrastrando desde el año 2008.
El Ministro de Educación, Marlon Escoto, ha reconocido que hay dificultades económicas, sin embargo, afirma que se hacen los esfuerzos para enfrentar los compromisos que tiene la secretaría que él rectora (EH 07/07/2013). Lo cierto es que ya pasó año y medio desde que Escoto asumió las riendas en Educación y no soluciona el pago puntual de los docentes.
¿Elecciones de noviembre devolverán al magisterio sus conquistas perdidas?
Es una ilusión creer que con las elecciones de noviembre se solucionará todo ante un eventual triunfo de Libre; lo único cierto es que solo la unidad y una estrategia de lucha que proteja al docente hará que se genere nuevamente la confianza y la esperanza perdida. Es el momento de bajar a discutir con las bases la forma de luchar y salir vivos y victoriosos.