Por Sebastián Ernesto González
La situación política actual se ha complicado sin siquiera haber iniciado el gobierno de doña Xiomara Castro, todo indica que no tendremos una administración sobre ruedas con las pretensiones de cumplirle al pueblo. Como un deja vu, se da una alianza entre diputados del Partido Nacional, Partido Liberal y 20 diputados del partido LIBRE.
En el 2009 los diputados nacionalistas confabulados con los diputados liberales asestaron el golpe de Estado, seguidamente entregaron por 12 años el país al Partido Nacional, dejando para la historia una etapa de dictadura en la que encumbraron a un Juan Orlando Hernández para que hiciera lo que quisiera en detrimento de los intereses del pueblo. Desde entonces, el pueblo ha venido acumulando rabia al observar desde las graderías como saquean el país sin aspaviento alguno. En esta etapa, cuando el pueblo salió a luchar, la dictadura reprimió con licencia para matar y nos heredaron una lista muy larga de mártires que derramaron su sangre por ver cambios sustanciales a beneficio de las grandes mayorías.
Un acuerdo a espaldas de la población
Con las experiencias de las elecciones generales del 2013 y 2017, la dirigencia del Partido LIBRE ya con madurez política y con bagaje en el desarrollo del proceso electoral, tuvo en bien; exigir y negociar cargos con los partidos Nacional y Liberal para nombrar a los concejales del Consejo Nacional Electoral (CNE), a los magistrados del Tribunal de Justicia Electoral (TJE), a las autoridades del Registro Nacional de las Personas (RNP) y a los magistrados del Tribunal Superior de Cuentas (TSC), estas negociaciones no fueron fáciles y hubo presión internacional para que el soberbio Partido Nacional lo aceptara, pero, además, los diputados de LIBRE del 2018-2022 realizaron una insurrección legislativa por varias semanas para obtener tal logro.
Teniendo como antecedente el conflicto político y social que resultó del fraude descarado del 2017, pero, ya con personas en cargos claves para incidir en el desarrollo de las elecciones recién pasadas, LIBRE logró canalizar el malestar de la población y prometió cambios sustanciales para brindar justicia social y mejorar las condiciones económicas de la población que, más del 70 % camina en los límites de la pobreza. Sin embargo, esto no garantizaba un triunfo, en las elecciones del 2017 lograron imponer el fraude y ese fantasma aún se movía en la mente colectiva. Por esta situación se vislumbraba que solo con una alianza se derrotaría el fraude, con una votación masiva en la que no existiera oportunidad alguna para superar el mandato enérgico del pueblo. El año 2021 fue muy friccionado políticamente, la presión internacional siguió sintiéndose y la inscripción de 14 partidos más 2 candidaturas independientes presentaban un panorama desalentador y lleno de incertidumbre en el país. La repetición del conflicto generado en el 2017 merodeaba en el pensamiento general, de tal forma que sorprendió mucho cuando a inicios de octubre se anunció ante la opinión pública una alianza electoral entre el Partido LIBRE y el Partido Salvador de Honduras, el acuerdo que firmaron lo han dado a conocer hasta ahora en el mes de enero, y, uno de los puntos acordados es que los diputados del Partido LIBRE votarían a favor de la elección de un diputado del Partido Salvador de Honduras. El acuerdo que se mantuvo muy en secreto fue firmado por las autoridades de ambos partidos y se resumía en que el candidato Salvador Nasralla deponía su candidatura y se sumaba a la de Xiomara Castro. Esta alianza generó mucha esperanza en la población y la idea de que al fin se podía terminar con la dictadura comenzó a nacer, por inercia, un alud de personas se sumó a la candidatura de doña Xiomara y que se reflejó en la votación masiva del 28 de noviembre. La población depositó su voto dando un mandato enérgico a doña Xiomara; deshacer las ilegalidades de la narcodictadura de Juan Orlando Hernández y gobernar para el pueblo.
Si bien es cierto el triunfo de doña Xiomara fue contundente, no sucedió lo mismo con los diputados del Congreso Nacional, la conformación final de este poder del Estado fue la siguiente: 50 diputados del Partido LIBRE, 44 diputados del Partido Nacional, 22 del Partido Liberal, 10 del Partido Salvador de Honduras, 1 del PDCH y uno del PAC, haciendo un total de 128. El bipartidismo entre liberales y nacionalistas desde 1982 ha tenido un matrimonio muy sólido, únicamente estuvo en peligro en el 2009, pero, muy rápido se pusieron de acuerdo para ejecutar el golpe de Estado al ex presidente Manuel Zelaya. Esta realidad tiene en desventaja al Partido LIBRE en el Congreso Nacional con 50 diputados más 10 del Partido Salvador de Honduras (PSH), cantidad con la que no logran los 65 diputados que se requieren para una mayoría simple y poder elegir una directiva dentro del poder legislativo.
Inicialmente se creyó que el Partido Liberal se terminaría sumando a estos 60, sin embargo, la historia nos demuestra que los grupos económicos que controlan el poder siguen moviendo las piezas del ajedrez en estos partidos políticos, tanto así, que; el Coordinador del Partido Liberal Yani Rosenthal y el diputado vocero del Partido Nacional Toño Rivera, nunca mintieron en diciembre cuando aseguraron que votarían por un diputado de LIBRE para que presidiera el Congreso Nacional, dejando muy claro que no querían a un diputado del PSH. Entonces, la oferta que Manuel Zelaya hizo a Salvador Nasralla a espaldas de la población; tenía su entuerto.
¿Quién garantiza que se le cumplirá al pueblo?
Los 20 diputados disidentes de LIBRE que se aliaron con los 44 diputados nacionalistas y los 22 diputados liberales aducen que el diputado del PSH, Luis Redondo, no garantiza que legislará en consonancia con la presidenta electa, doña Xiomara. Que, además, el Partido LIBRE no debe entregar ese poder del Estado a un partido que solo logró 10 diputados.
Los otros 30 diputados de LIBRE aducen que es inconcebible una alianza con diputados del PN y del PL, situación que los “disidentes” descalifican al señalar la alianza que se hizo anteriormente para nombrar a las personas en el CNE, TJE, RNP y TSC.
El nudo Giordano se tensa más aún, ante la opinión pública que se mueve entre; cumplir un acuerdo que se negoció a espaldas del pueblo o permitir una alianza con los enemigos del Partido LIBRE, el asunto es que, la desesperanza nuevamente abate a la población que creyó que todo se resolvió el 28 de noviembre. La premisa de que el matrimonio nacional-liberal sigue en sintonía y que ahora, han logrado arrancar de tajo a 20 diputados de LIBRE, no hace más que generar incertidumbre antes de que doña Xiomara asuma la titularidad del Poder Ejecutivo. El bipartidismo cachureco-liberal pone en jaque al bipartidismo LIBRE-PSH sin siquiera haber iniciado la nueva administración 2022-2026.
Ahora, ya ninguno es garantía de que las promesas hechas en campaña se le cumplan a la población.
Disolver el Congreso Nacional y convocar a una ANC
El domingo 23 de enero, se reunieron en las instalaciones del Congreso Nacional los diputados de LIBRE (afín a doña Xiomara) con los del PSH, el asunto es que siguen siendo minoría ante la maniobra muy bien montada por nacionalistas y liberales. En otro lugar cercano a la capital, se reunieron los diputados disidentes con sus anteriores “enemigos” para ratificar la elección del directorio provisional del día viernes. Ahora, hay dos juntas directivas del Congreso Nacional; una electa por mayoría que preside el diputado disidente Jorge Cálix y la otra; electa por una minoría afín a doña Xiomara y que preside el diputado Luis Redondo.
Este panorama nos presenta una nueva crisis política que puede desencadenar un movimiento popular en contra de; la pretensión del PN y PL por controlar el Poder Legislativo. Un control sobre el Congreso Nacional que garantice mayoría calificada tiene como propósito la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia, el Fiscal General y otros cargos importantes de instituciones diversas. Sin embargo, la población ya está en estado de alerta y muy dispuesta a irse a las calles si se consolida la estrategia de maniatar al poder Ejecutivo. Lo sucedido el viernes 21 y domingo 23 de enero es una antesala lo que puede suceder los 4 años de gobierno de doña Xiomara.
La finalidad de nacionalistas y liberales es muy evidente, los motivos de los 20 diputados disidentes del Partido LIBRE aún no están muy claros, sin embargo, ya han sido etiquetados de traidores, circunstancia que les suicida políticamente en el futuro.
El llamado debe ser a la población para que se movilice y exija la disolución del Congreso Nacional y se instale una Asamblea Nacional Constituyente que de una vez por todas ponga fin a los poderes fácticos que pretenden seguir controlando los poderes legislativo y judicial. Este Congreso Nacional ya no garantiza que se cumplan las promesas de campaña, sigue penetrado por el poder de una banda criminal que se adueñó del país y la única forma de resolverlo es movilizando al pueblo.
POR UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE ¡YA!
¡MOVILIZACIÓN POPULAR!