Por Sebastián Ernesto González

La Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.) en hora buena se pronuncia públicamente sobre la situación nacional y además, anuncia su nueva directiva para el periodo 2022-2025 que será presidida por S.E. Monseñor Roberto Camilleri, Obispo de Comayagua y ahora Presidente de la C.E.H. en el comunicado con fecha 13 de junio y firmado por todos sus miembros, desnudan en pocas palabras el desastre de país que ha quedado.   

El rol desempeñado por la cúpula de la iglesia  en los doce años anteriores fue muy decepcionante  para la población, principalmente para los devotos cristianos que acuden con regularidad a la iglesia católica o a la evangélica. Los líderes religiosos tomaron partido en la crisis política del 2009 y se alinearon durante los doce años con el  régimen pos golpista, además, también demostraron con sus mensajes proferidos desde el púlpito que el enemigo era el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), evidenciando de forma cínica su apoyo y sus plegarias para los corruptos funcionarios que ahora se refugian en Nicaragua. Con este comunicado, de forma oficial, la iglesia Católica se desmarca de tajo de la narcodictadura.

Iglesia Católica acepta la necesidad de refundar el país

Al parecer, cualquier cercanía o simpatía con el corrupto y narcotraficante expresidente genera lepra y hay que desmarcarse completamente, de ahí que,  la renovación de las nuevas autoridades de la C.E.H. también trae consigo palabras esperanzadoras para el pueblo y el llamado a trabajar por alcanzar los objetivos de la refundación. En el comunicado plantean “…Se ha emprendido un nuevo camino en nuestra historia, con expectativas buenas para el pueblo. A pesar de las dificultades, un nuevo horizonte se vislumbra. Los Obispos de Honduras deseamos contribuir con nuestras reflexiones, señalando algunas directrices, para que esta nueva etapa que vive el país no quede atrapada por algunos de los problemas que tradicionalmente han impedido un mejor camino de justicia y desarrollo. Estos problemas crónicos están produciendo una pérdida de esperanza en la población hondureña… ”.

Los obispos como máximas autoridades de la iglesia católica aceptan la tragedia de país que ha dejado el “juanorlandismo” y las dificultades que hay que sortear para superar los enormes problemas heredados. Además, las autoridades en su nuevo rol de reivindicación con el pueblo se ofrecen para orientar con sus reflexiones fundamentadas en los principios   bíblicos a superar la injusticia social, terminar con la impunidad y los altos niveles de corrupción.

En el comunicado la C.E.H también señalan “Nuestros problemas nacionales no son simplemente coyunturales, sino estructurales. Las estructuras siguen siendo las mismas. La corrupción y la impunidad aún están dejando sombras, que podrían frustrar las legítimas expectativas del electorado, que votó por un cambio necesario”. Dejan bien claro que las estructuras de corrupción que aun controlan la institucionalidad del Estado pueden poner en peligro los propósitos por obtener un mejor país, situación que terminaría siendo frustrante para el 1,700,000 votantes que optaron por redireccionar la nación.

Otro tema que abordan los obispos, muy correctamente y con mucha preocupación, es el educativo, aceptando que hasta ahora las innovaciones solo han sido cosméticas y que hay que plantear soluciones prácticas y acordes con las necesidades del país. En el comunicado se lee “Hay una deuda histórica que resolver, y es la mala calidad educativa… Las respuestas que se publicitan suelen dejar muchas dudas; hay que propiciar soluciones realistas. Por esta razón, hacemos un llamado a una renovación del sistema educativo, involucrando a todos los sectores afectados”. Dejando claro que todos los sectores involucrados deben participar en el proceso de renovación de un modelo educativo obsoleto.

La refundación del país es urgente

Sin duda alguna que el giro de los obispos es oportuno y necesario, con el comunicado emitido aceptan que el régimen anterior instrumentalizó el Estado para fomentar la corrupción y la criminalidad. De la misma forma en que movilizaron “camisetas blancas” como apoyo social al régimen pos golpe, ahora se debe movilizar a la población para exigir y trabajar por la refundación, las estructuras corruptas que se mantienen intactas deben ser desmanteladas y judicializadas, la construcción de un Estado de derecho debe hacerse realidad.

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