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Por Carlos Alberto Funez Licona

Inicia la represión de los golpistas

El día lunes 29 de junio el gobierno de facto de Micheletti Baín dio la orden de reprimir y desalojar de los alrededores de casa presidencial al grupo de resistencia que se encontraba ahí desde el mismo momento en que se dio el golpe de estado. La resistencia se mantuvo hasta donde pudo, pero cualquier esfuerzo que se hiciera fue en vano ya que la represión se hizo con balas de fusil, bombas lacrimógenas, toletes y pimienta, la población indignada e impotente corría por donde hubiese un espacio libre, solo era uno; la calle hacia al norte atrás de Mac Donald. Por la parte este y sur definitivamente no había salida, el que salía por la parte oeste era apaleado, bañado de pimienta y cegado por las bombas lacrimógenas, los compatriotas corrían en medio del caos y del humo, mujeres desmayadas, jóvenes sometidos totalmente a toletazos, personas bañadas con pimienta todo el cuerpo y sin embargo, era más poderosa la indignación y la impotencia que el dolor. Todos los que salieron hacia el sector de la Alameda fueron a terminar al Parque Central, ahí los esperaban los militares que se apostaban en el Congreso Nacional y también se sumaron a la represión. Muchos fueron los lastimados y golpeados, se rumoró que hubo muertos, pero aún no se confirma la versión ya que han controlado y censurado cualquier información que esté en contra de ellos o que tenga que ver con su desgaste, esto solo lo sabremos hasta que se derrumbe con su gobierno de facto. La resistencia se desintegró sin saber cuál sería la actividad del siguiente día, sin brújula y sin dirección.

Tercer día de resistencia

Desde el mismo día lunes por la tarde, después de que se reprimió al pueblo hondureño, los medios oficiales de comunicación convocaron a un plantón por la mañana del día miércoles en el parque Central, los carros último modelo llenaron todas las calles aledañas al mismo, mujeres encopetadas; con perfumes exquisitamente deliciosos, peinadas y maquilladas, como estrellas de cine se hicieron presente, era la clase aburguesada del país, se observaban las filas de trabajadores de la alcaldía (administrada por el Partido Nacional: uno de los cuatro partidos que avaló el golpe de estado) y de la empresa privada haciendo fila para reclamar una camiseta blanca y 500 lempiras para mantenerse en la misma, los altos parlantes de alta tecnología y potente sonido, las carpas para proteger del sol a los manifestantes eran evidentes, el parque se encontraba totalmente resguardado por los elementos de las Fuerzas Armadas y al momento de llegar el presidente golpista muchas personas ya se habían marchado y no escucharon su discurso .

Por el lado contrario, fue hasta las diez de la mañana que vía mensajitos de celular se propagó la información de que la convocatoria era para reunirse en el STBYS (Sindicato de Trabajadores de Bebidas y Similares), la marcha salió por el Boulevard Fuerzas Armadas en dirección este, era conformada por garífunas con su piel oscura, trajes típicos y su cuerpo completamente lleno de sudor, campesinos con sus botas de hule y las extremidades de los pantalones por dentro de las botas, camisas curtidas por el sol y deshilachadas por la antigüedad, sus cuerpos flácidos, su mirada penetrante y su rostro lleno de tristeza y curtido por el sol, el olor que manaba de sus cuerpos era penetrante y característico de ellos, venían maestros, taxistas, empleados públicos diversos y población variada . En la marcha solo se observaban algunos megáfonos que de vez en cuando dejaban de funcionar por las baterías agotadas, el carro del COLPROSUMAH, el del COPEMH, el del COPRUMH. La gente caminaba y gritaba consignas, sus labios secos y el inclemente sol cayendo sobre sus cuerpos como sacándolos de la esclavitud, era el calor de la libertad y el grito de la emancipación, no habían aguateros, uno que otro vendedor se perdía en la multitud vendiendo sus bolsas de agua, la marcha llegó hasta el semáforo del Boulevard Juan Pablo Segundo, ahí en la intersección se detuvo y la gente se plantó con algarabía y euforia gritando las consignas en contra de los usurpadores del poder.

A las tres de la tarde se opacó el cielo y se llenó de nubes, la gente no se movió y comenzó a caer un fuerte aguacero, los manifestantes se pusieron láminas encima, algunos con paraguas, las mantas se pusieron encima de los cuerpos o bien, simplemente soportaron el ímpetu del agua. La gente no se movió, el espíritu de lucha se mantuvo intacto. Llegaron las cuatro de la tarde y la gente no se movía, era como si en el interior tuviera una fuerza que le exigía a quedarse ahí reclamando sus derechos. Los dirigentes convocaron para el siguiente día a las 8 de la mañana en la Plaza Colprosumah, en el Boulevard Juan Pablo Segundo. Nuevamente l información se transmitió vía mensajito de celular a los amigos y con carácter multiplicativo.

Cuarto día de resistencia

A las 8 de la mañana inició a llegar gente al lugar convocado, el cerco mediático informativo aun seguía en pie y muchas personas no se daban cuenta, pero nuevamente fueron llegando los diversos sectores de la población, la Plaza Colprosumah colinda con la casa presidencial por el lado sur y enfrente del boulevard, dicho perímetro desde el domingo día del golpe se ha encontrado totalmente militarizado, el temor de ser desalojados y reprimidos nuevamente es permanente en la movilización y al ver movimiento de tanques y militares se toma la decisión de avanzar en dirección oeste, nuevamente hacia el semáforo donde se encuentra la intersección que conduce a la casa presidencial.

La gente va llegando y otra vez el inclemente sol, los vendedores de golosinas también llegan, las pañoletas, los sombreros, los aguateros, el que quiere algo debe comprarlo, nadie se lo regala, los minutos avanzan, nadie se acuerda del almuerzo, las caricaturas y consignas en contra de Micheletti, de Carlos Flores, del cardenal, en contra de los medios oficiales informativos, en contra de la oligarquía criolla. Un ¡Viva! Para radio Globo que fue sacada del aire en el momento del golpe y puesta a funcionar el día de hoy, pero cuya señal es interrumpida cada vez que habla el presidente Manuel Zelaya Rosales, cada vez que se dan declaraciones en contra del gobierno de facto o cuando se transmiten en vivo las manifestaciones por la restitución del orden democrático.

Después del mediodía se decide marchar hacia el Boulevard Morazán, aproximadamente a 4 kilómetros de donde nos encontrábamos, el objetivo son las oficinas de la OEA, la intención es darle las gracias por el reconocimiento del presidente que fue electo por el pueblo hondureño; Manuel Zelaya Rosales y por condenar a los golpistas, la consigna que se repite una y otra vez donde los manifestantes saltan al compás de los timbales de los garífunas es: ¡fueeeeeera golpistas! ¡fueeeeeera golpistas! ¡fueeeeeera golpistas! ¡fueeeeeera golpistas!

Luego la marcha se dirige hacia el Centro, al Parque Central. Un helicóptero de la Policía Nacional persigue la marcha filmando la misma, las consignas se siguen escuchando y nadie ha ido a almorzar, el sol no es impedimento para seguir en la misma, en las aceras la gente sale de las oficinas y de sus casas, levantan la mano cerrada con el dedo pulgar hacia arriba, sus rostros sonríen como aprobando la resistencia, y no es casual ya que es la primera vez que ven la realidad desde el día del golpe, observan la magnitud de la marcha y se dan cuenta que no somos cien, ni mil, ni dos mil, somos más de seis mil personas que a puro mensajito por celular nos hemos hecho presente. Al acercarnos hacia el Centro la gente se para en las orillas de las aceras o se asoman a los ventanales de los edificios y toman fotos con sus celulares, otros filman y otros levantan sus brazos con el puño cerrado varias veces.

Las consignas son más eufóricas y al ir llegando a la Plaza Central más gente se va agregando. Se llena la Plaza pero los noticieros oficiales; justificadores y avaladores del golpe de estado no sacarán las fotografías en los periódicos, tampoco darán la información en los medios televisivos ni en las radios, solo dirán que los promicheletistas son mayorías y que salen a las calles a aplaudir su gran hazaña. Nadie se va, espontáneamente se quitan las mantas de la burguesía criolla dejadas el día anterior y se ubican en el escenario las que condenan a los personajes principales del golpe; Roberto Micheletti, Romeo Vásquez, Rafael Ferrari, Carlos Flores, Renato Alvarez, Evelio Reyes, Ramón Custudio y otros más. Termina de llegar la marcha e inmediatamente se observan mil taxistas que vienen detrás de la misma acompañándonos, vienen tocando sus bocinas, pero seguro que tampoco lo sacará, los noticieros oficialistas nacionales. Ya son las tres de la tarde y la gente sigue eufórica, se convoca para el quinto día de resistencia a las 8 en el parque Obelisco, nuevamente los dedos se mueven sobre los celulares enviando los mensajitos a los conocidos y se les pide que los multipliquen, nos retiramos y pasamos por el Congreso Nacional, un grupo de cien personas aproximadamente grita consignas enfrente de un cordón de triple fila de miembros del Ejército Nacional, no es un grupo organizado, son simplemente ciudadanos normales que no venían en la marcha pero que se juntaron a gritar consignas. El día ha sido todo un éxito en la lucha de resistencia.

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