“Seamos realistas y hagamos lo imposible”
Ernesto Guevara
Por Yaret R.
Después de 86 días de resistencia pacífica y negociación internacional pasamos de la fe a la obra. Fueron 86 días de incansable marcha, consignas, canciones, bulla con pitos, ollas y pitoretas e imparable sudor; 86 días de revuelo social –que muchos calificarían de alteración, convulsión, desorden o cualquier otro sinónimo que indique la negatividad del hecho histórico que vivimos en Honduras, pero que muestran el comienzo del cambio social revolucionario que tanto hemos deseado- son 86 días de espera y de fe de un pueblo pacífico que manifiesta su ira e inconformidad caminando, gritando y sonando cacharros.
“La tercera es la vencida” reza un dicho popular, y así sucedió con el Presidente Manuel Zelaya. Luego de dos intentos fallidos por retornar a suelo patrio, pasó de viaje en viaje discursando sobre su salida forzada del país y la situación en que el gobierno de facto mantiene a la población en constante violación a los Derechos Humanos. Fue en su tercer intento (realizado en completo secreto) que entró por los puntos ciegos de la frontera (aún no se especifica cuál) y consiguió sorprender a todos; la alegría de los hondureños en resistencia fue desbordante mientras el régimen tuvo que reconocer su descuido y la traición de “las orejas” que tenían aún en los países vecinos.
Al fin vimos el regreso de Mel. Su llegada a Honduras era necesaria, no solo para legitimar las elecciones, sino también porque con su presencia se marca el camino hacia la lucha por la Constituyente y reaviva los ánimos de la población que heroicamente ha sobrevivido a las represalias continuas y amañadas del régimen, en aras del regreso a la constitucionalidad y recuperación de la soberanía nacional.
Estas razones son las que impulsaron -durante 86 días y aún más- a tantos hondureños aglutinados en la Resistencia contra el golpe de Estado, pertenecientes a diversos sectores populares y políticos hemos adquirido compromiso en la defensa del país y su democracia a sabiendas de que, la causa que nos une, debe traer consecuencias acordes a las necesidades sociales que subyugan al pueblo ante la pequeña burguesía.
Es por eso que nuestra lucha se reaviva y en lugar de disminuir la presencia de personas ante el llamado de los dirigentes a acuerpar la resistencia, ésta se fortalece a pesar del toque de queda, y cada compatriota que se suma a sus filas, lo hace en cumplimiento al artículo 3 de la Constitución de la República que llama a la desobediencia al gobierno usurpador; este artículo es recitado en cada entrevista o conversación espontánea, en las casas, en las calles, en los programas de la única radio que nos mantiene informados y es el detonante para la reacción firme y decidida a no claudicar.
Han sido 86 días en resistencia en los que el régimen Micheletti parecía fortalecerse y muchos llegamos a pensar que Zelaya no retornaría al país y quedaría eternamente exiliado, que las elecciones serían legitimadas por aceptación de la comunidad internacional, pero afortunadamente estas acciones se quedaron potencialmente conjugadas, y nos recuerdan una frase célebre del Che Guevara que titula este artículo: “seamos realistas y hagamos lo imposible”.
Hemos hecho lo imposible; históricamente, Honduras se ha caracterizado por ser un pueblo pacífico, subordinado a la alienación política y conformista, pero los hechos acaecidos desde el 28 de junio despertaron en el hondureño el espíritu catracho, la conciencia morazánica y la obstinación de Lempira. Y esto es real: Honduras despertó y ahora sabe defenderse.
Pero la lucha no ha terminado. El llamado es a mantenernos en alerta, somos muchos los que estamos firmes y dispuestos a terminar lo que empezamos:
No podemos dejar impune el atrevimiento de Micheletti y sus compinches, todos los delitos cometidos contra la nación, todas las muertes, los atentados, las mentiras, las represalias, sus caprichos, su afán de jugar con la justicia, con Dios y con la opinión del mundo.
“La reacción del pueblo hará difícil la permanencia del gobierno de facto” (M. Barahona) y no solo la permanencia, sino también la sobrevivencia diaria sin el reproche del pueblo, ellos deben sentir el repudio popular y el rechazo internacional, su sentencia debe ser cárcel o exilio.
La mano de la justicia, la verdadera diosa Temis, también debe alcanzar a los nacionalizados que haciendo uso de su poderío económico quisieron dominar el país y mantener subordinado al hondureño genuino, su sentencia: fortalecer la economía del país arrebatándole sus empresas a la oligarquía golpista y pasarlas al dominio del Estado.
Sabemos que la Constitución de la República ha sido pisoteada a favor de unos pocos con ayuda de magistrados y profesionales del Derecho que invalidan y revalidan los artículos de la misma y demás leyes a su conveniencia –a lo que llaman democracia- y apañan injusticias en perjuicio del hondureño simple y sencillo, sin conocimiento del Estado de derecho, por eso debemos exigir ¡Justicia!, su sentencia: juicio internacional, cárcel y revocación de su ejercicio profesional.
Las libertades individuales son inviolables; el derecho a la libre circulación y asociación, a la libertad de pensamiento y de expresión debe ser recuperado para que cada hondureño goce del derecho pleno a su libertad individual y social. Estos derechos nos han sido restringidos concretamente por los militares y policías, su sentencia: la abolición de las Fuerzas Armadas y total
Pastores con piel de oveja, sepulcros blanqueados, sacerdotes de Baal, hijos de Belcebú, fariseos y demás calificativos… “A quien le quede el guante…”, su sentencia: tatuarles la marca de la bestia en la frente, la mano, el pecho y la retaguardia.
La influencia de los medios de comunicación y su labor mediática que tomó como prioridad la alteración de la verdad mantuvo engañado a un sector de la población que no pudo tomar conciencia de la realidad –con sus causas y consecuencias- por eso digamos ¡no más mentiras!, su sentencia: abajo su reinting hasta que desaparezcan o pasen a posesión del Estado para educar al pueblo, difundir la cultura nacional e inculcar valores cívicos y morales.
Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) apelamos a las organizaciones magisteriales, las centrales obreras y demás organizaciones populares a convocar a la huelga general inmediata para derrocar a Micheletti y de paso constituirse en gobierno provisional. Por lo tanto, ahora que Mel Zelaya ha regresado debemos luchar también para evitar la firma del Acuerdo de San José, este es uno de lo peligros mas grandes que se ciernen sobre el proceso de restauración de la democracia. Solo un gobierno provisional basado en las CNRP y demás organizaciones obreras, campesinas y populares puede convoca a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que garantice las reformas sociales que sean pertinentes y favorables a los sectores populares, pero también mantenerse en alerta a los cambios que resulten de acuerdo a las necesidades estratégicas que vayan surgiendo en este proceso de retorno constitucional.
Hagamos Patria, levantemos nuestra Bandera con orgullo, cambiemos el destino de nuestra Honduras, hagámosle la guerra al régimen.
¡Por nuestros mártires, por nuestros hijos, por Honduras!
¡Adelante!
¡Rendición, jamás!