Por Héctor Figueroa Toruño
Los momentos actuales que vivimos los y las hondureñas son realmente difíciles. Previo a la mascarada golpista electoral, la incertidumbre y la desconfianza crecen con el paso de los días. La imposición del estado de inseguridad y de terror se ven claramente expresados con la despreciable militarización de la sociedad, dizque para resguardar el orden y la democracia, ante la amenaza latente de los “revoltosos zelayistas”.
No cabe dudas: prácticamente estamos ante un estado de indefensión; la gente que a diario sufre el horror de las palizas y los garrotazos de parte de los órganos represivos, no tienen ninguna instancia oficial a dónde acudir, pues todas ellas están coludidas con el régimen espurio y neofascista que hoy nos desgobierna. Tan solo anoche comenzaron a implementar una nueva modalidad: detener jóvenes que juegan en las calles empolvadas de sus barrios o están sentados en las aceras conversando, golpearlos con las pistolas en los dedos de sus manos (tortura conocida como culito de pollo) y amenazarlos con más represalias si continúan en la resistencia. Un joven opositor fue subido a un carro doble cabina gris sin placas (forma usual de conducirse por parte de los cuerpos de seguridad) mientras caminaba en la populosa colonia Kennedy de Tegucigalpa, y después de darle una salvaje golpiza, es dejado gravemente herido en las cercanías del aeropuerto.
Dos hombres con pasamontañas se introdujeron a la fuerza en la casa de un miembro de la resistencia ubicada en una colonia marginal de esta ciudad capital, y le han golpeado con tal brutalidad, que le dejaron su cara completamente desfigurada y le advirtieron que si seguía “de revoltoso”, iban a regresar a matarlo.
Los casos verídicos aquí descritos son el testimonio vivo de que este país es oprimido por la terrible bota de una dictadura militar que tiene el poder real y que para legitimarse ante el mundo, se cobija a la sombra de esbirros civiles que ocupan los cargos del engranaje gubernamental Esta mafia del averno ha llenado de luto y dolor a muchas familias ultrajando mujeres, persiguiendo niños y manchado nuestra tierra con noble sangre de aquellos y aquellas que lucharon en contra del despotismo imperante y que cayeron como héroes en defensa de los más sagrados intereses de la nación.
Duele mucho que la comunidad internacional, ya sea por desconocimiento, indiferencia o convicciones erróneas, no haya actuado hasta la fecha con el rigor y la prontitud necesaria para acelerar la salida y el enjuiciamiento de estos nuevos filibusteros y gendarmes de nuevo cuño.
Pareciera que los escenarios y los tiempos favorecen la causa de la mafia que detenta el poder. Un sentimiento de impotencia y de rabia estremece nuestro espíritu al enterarnos que se está preparando un maquiavélico plan de represión selectiva en contra de los que dirigen el frente de resistencia y, en general, de quienes hemos enarbolado la bandera de la dignidad. Ya hicieron público un plan de contingencia que persigue, según ellos, contrarrestar cualquier brote de violencia de los que se oponen a las próximas elecciones, fraudulentas y pseudo democráticas que han fraguado para salir del atolladero en que hoy se encuentran. Los hospitales del estado se ocuparían de atender el montón de personas que resulten heridas en los enfrentamientos que están por venir, por lo que se han suspendido las cirugías selectivas y se les ha pedido a los directores de dichos centros que vacíen las camas y manden a sus casas a los enfermos.
Nadie está seguro en Honduras, ni siquiera en sus casas. La paz que pregonan los voceros del régimen es una falacia más de las tantas que han gritado a voz en cuello. Y mientras los políticos de pacotilla gastan cuantiosas fortunas e inventan toda clase de argucias para atraer el voto de los incautos, los torturadores del pueblo acechan en cada esquina y el fusil está listo para ser utilizado en contra de las pobres victimas.!
PERO NI ESO HARÁ CALLAR A QUIENES RESISTIMOS Y DENUNCIAMOS LA IGNOMINIA Y
LA BARBARIE!.
20 de Noviembre de 2009