Por Maximiliano Fuentes
Las secuelas del golpe de Estado se han hecho sentir en los distintos ámbitos y sectores de la sociedad hondureña. Los medios de comunicación, los mismos que avalaron y legitimaron el golpe, han anunciado en diversas ocasiones la precariedad de las finanzas públicas y de la economía hondureña.
Para tener un panorama más amplio de la situación, “el analista Nelson Ávila nos permite una visión integral del costo que ha implicado el golpe político- ideológico contra el Presidente Zelaya. La pérdida económica se estima en unos 5,000 millones de dólares, lo que en forma comparativa equivale a los fondos donados por la cooperación internacional en 17 años, un promedio anual de 300 millones de dólares.”[1]
Como podemos observar, el golpe de Estado puso en precariedad la débil economía del país, por cierto en un momento de recesión mundial. Es por todo ello, que los ingresos y la capacidad de inversión del Estado se ha reducido, con ello los programas de asistencia social y desarrollo cultural son inexistentes, esto mas, ni siquiera han sido contemplados en una visión de país. No es casual, que como parte de la repartición de las distintas instituciones del Estado, y por orden directa del imperialismo norteamericano se hayan integrado los distintos candidatos políticos que participaron en el proceso electoral. En esa dirección, el Presidente electo Porfirio Lobo nombro como Ministro de Cultura y las Artes al Ex candidato Presidencial del Partido Innovación y Unidad (PINU) Bernard Martínez.
Lo anterior, podría llamar la atención, dado que el Señor Martínez no tiene ninguna experiencia en la actividad político cultural o en la gestión de proyectos culturales, no obstante, esto no es casualidad, ya que el gobierno de Porfirio Lobo es consecuente con la visión estrecha y limitada de la burguesía hondureña. Esto mas, este tipo de instituciones no son atractivas para la burocracia gubernamental, dado que el Ministerio de Cultura Artes y Deportes es una de las instituciones estatales que recibe menor presupuesto por parte del Estado y por ello se lo otorgaron a un miembro ajeno al Partido Nacional. No obstante, siempre le sacan ventaja y logran despilfarrar las arcas del estado. El mismo Ministro, ha denunciado a través de los distintos medios de comunicación “que ha encontrado un gasto de más de 157 millones de lempiras sin imputación presupuestaria, cuyas transacciones irregulares se habrían hecho durante el año pasado (….) No hay claridad en cómo fue manejado más de 157 millones de lempiras, pero confiamos que es el Tribunal Superior de Cuentas, que va a determinar qué hubo al respecto”, apuntó el funcionario.[2]
Lo peor de todo, es que los artistas y los responsables de construir cultura desconocemos de las orientaciones y de las iniciativas del Estado en materia cultural. Por consiguiente, podemos señalar, que el nuevo gobierno manifestara como en los últimos años, su gran ausencia en la vida cultural del país. Es por todo ello, que se hace necesario e imperativo que los artistas e intelectuales nos organicemos y empecemos a pelear junto a los sectores del proletariado la creación de una verdadera política cultural, esto más, donde el Estado sea el garante de la creación artística y esta pueda ser difundida y comprendida por todos. De lo contrario, seguiremos observando la incapacidad y la falta de voluntad de los distintos gobiernos de turno en materia cultural.
[1] Jhonny Lagos. “Dictadura ha despojado a Honduras de 100,000 millones de lempiras”. El Libertador, Tegucigalpa, MDC., enero de 2010, publicación 63 año 6. Pág. 33.
[2] http://www.latribuna.hn/Ediciones/2010/02/10/Noticia/“”Piñata en Cultura (con acceso el 10 /02/ 2010)