Por Marcial Rivera
El contexto mundial
1989, es un año interesante de analizar en el contexto mundial. Carlos Andrés Pérez, asume la presidencia de la República en Venezuela, Carlos Menem asume como presidente en Argentina, el Dalài Lama, recibe el premio nobel de la paz.
A mediados de la década de los ´80, la Unión Soviética daba serios signos de colapso en la medida en que se impulsaban paquetes que apuntaban a las reformas económicas y políticas, pues el descontento social era demasiado debido a la crisis en que la URSS se encontraba. Gorbachov buscaba aperturar la economía soviética, arrastrando también a la Europa Oriental, y en noviembre de ese mismo año, cae el muro de Berlín, lo que simboliza la caída del Bloque Socialista y el declive de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El contexto regional
En el 88, cuando se desarrolla la cumbre “La Costa del Sol”, de alguna manera el FMLN se vio aislado del resto de actores internacionales, entre ellos el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que a su vez fue coaccionado por Venezuela a cumplir con lo pactado en Esquipulas II –cuyo objetivo, era esencialmente apaciguar el ascenso de la lucha popular, y de las masas, por medio de pequeñas muestras de democratización en los sistemas políticos-. Con lo anterior Nicaragua dejaba de convertirse en aliado estratégico del FMLN, pues para nadie es ajeno el apoyo a nivel armamentístico, logístico, político e ideológico que implicó el FSLN, luego del triunfo de la revolución en Nicaragua, en un fiel y declarado apoyo al FMLN, durante los ochentas.
El contexto nacional
Además de lo anterior, hay que mencionar que para entonces conjuntamente con la caída del Bloque Socialista, luego del Muro de Berlín, también en Nicaragua se desarrollaba un proceso electoral, en el que era casi seguro que el Frente Sandinista de Liberación Nacional perdería, tal como sucedió, resultando triunfadora Violeta Barrios de Chamorro. Además se dio una consolidación de la derecha Salvadoreña, por medio del triunfo en las elecciones del ´89.
En medio de represión por parte del gobierno “demócrata cristiano” del entonces presidente Ingeniero Napoleón Duarte, se desarrollan las elecciones, en las que resulta ganador el candidato -por parte de Alianza Republicana Nacionalista ARENA- Félix Alfredo Cristiani Burkard, quien asume la presidencia de la República el 19 de marzo de ese año, asumiendo el 1 de junio, formalmente como presidente.
Pese a haber anunciado un alto al fuego para facilitar las negociaciones, finalmente se lanza la Ofensiva Febe Elizabeth Vásquez, también conocida como “Hasta el tope y punto”, con miras a forzar al gobierno Salvadoreño, a tomar con seriedad la negociación. De manera que el objetivo del FMLN no era ganar la guerra, o que triunfara la revolución, sino era forzar al gobierno a negociar. Este contexto, sin duda alguna fue aprovechado por el FMLN, pues a finales de esta década los Movimientos Sociales, entraron en una lógica de reanimamiento, con miras a forzar al gobierno a cumplir con las exigencias de la sociedad.
Los Hechos
Pero aparentemente, el gobierno de Cristiani no tenía voluntad de tomar las negociaciones de forma seria, pues a finales de octubre, en un atentado con dinamitas, 10 sindicalistas de la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS), fueron asesinados vilmente. Entre ellos murió Febe Elizabeth Vásquez, quien era una reconocida líder sindical y en cuyo honor se conoce a la ofensiva final hasta el tope y punto. Ésta fue lanzada el 11 de Noviembre de 1989, y tuvo una duración de 10 días en la que tanto el FMLN como el ejército sufrieron un considerable desgaste además de las bajas fundamentalmente de población civil y la destrucción de la infraestructura vial, a lo largo del territorio Salvadoreño.
El presidente Cristiani ordenó la ocupación militar de la Universidad de El Salvador. Así es como se le vincula con el asesinato de los 6 sacerdotes jesuitas –Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Segundo Montes (quien fungía como director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA), Juan Ramón Moreno, Amando López, Joaquín López y López- y sus dos empleadas domésticas, Elba y Celina Ramos. El Estado Mayor hacía una vinculación entre la Teología de la Liberación que promovían los sacerdotes jesuitas y los grupos que conformaban la guerrilla, así como los Movimientos Sociales de la época. Los medios de comunicación fueron censurados y obligados a callar respecto a los hechos que se dieron en el Campus de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Además, es necesario recordar, que la UCA había venido sufriendo un enorme acoso, con la colocación de bombas en la Imprenta de la UCA, y la presencia de camiones militares en las entradas de la mencionada Universidad.
La ofensiva final se desarrolló fundamentalmente en San Salvador y en otras ciudades importantes, como Ayutuxtepeque, Ciudad Delgado, Mejicanos, Soyapango, el Cerro de San Jacinto; Zacatecoluca, San Miguel, Usulután, y otras ciudades, del territorio nacional. Pero en San Salvador, la guerrilla incursionó en colonias “exclusivas” en donde el ejército se mostró en serios aprietos, pues tuvieron problemas para defender esos lugares, de los ataques insurgentes.
En lo que parecía una película de ciencia ficción, los ataques fueron en aumento, hasta trasladarse a pleno corazón capitalino: San Salvador y su periferia. Inicialmente muchas personas creyeron que se trataba de un ataque normal, de encontronazos entre la guerrilla y el ejército, pero ese once de noviembre, los ataques fueron prolongados hasta horas de la madrugada del 12 de noviembre. El FMLN esperaba que se dieran alzamientos de la población en grandes magnitudes, pero a pesar de que no sucedió lo que se esperaba; lo cierto es que sí hubo apoyo por parte de la población, quien abasteció a las fuerzas subversivas, con la preparación de alimentos, tortillas –complemento base de cualquier comida-, agua, y otros insumos; además de la construcción de barricadas con adoquines de la calle, como en la populosa colonia Zacamil. Al tiempo que por medio de Radio Venceremos, la población se fue enterando de los acontecimientos debido a la censura impuesta por Cristiani, a raíz del estado de sitio.
El ejército, en forma desesperada respondió con masacres cometidas a la población civil, debido al apoyo de ésta a la guerrilla, invadiendo casas, además de artillería pesada, y bombardeos a colonias como la Zacamil y otras aledañas, tanto en el Municipio de Mejicanos como en otros cercanos. Lo cierto es que aunque el ejército salvadoreño sabía con antelación al respecto de la ofensiva, tomaron precauciones que no fueron suficientes para detener la creatividad y osadía guerrillera; que supo sobreponerse ante los obstáculos impuestos en lugares como Guazapa, o San Martín.
La guerrilla, por su parte, también enfrentó serias dificultades, pues la mayoría de combatientes estaban acostumbrados a combatir en áreas rurales fundamentalmente, en donde las casas son de bajareque, además de las grandes extensiones de áreas verdes. El contexto citadino era otro, además de los jóvenes que resultaban el grueso de los combatientes. Por otro lado, buena parte de las bajas resultó por el retraso en las comunicaciones en donde se transmitían órdenes, pues en el campo avanzar significaba cruzar ríos, montañas y senderos, pero en la ciudad implicaba usar las trincheras como defensa, y avanzar en medio de las casas.
En términos cualitativos puede afirmarse que también se registraron éxitos, pues la ofensiva fue apoyada además de las labores que se mencionaron anteriormente, mucha gente –incluso de distintos estratos sociales- sin mayor experiencia, pero con mucha firmeza, decidieron incorporarse de lleno a la ofensiva. De hecho la mayoría de bajas se registraron precisamente, en la población que recién se venía incorporando, haciendo postas durante la noche, o tomando posiciones en las líneas de fuego.
Misión Cumplida: Sentarse a Negociar
La ofensiva se fue desarrollando a lo largo del mes de noviembre, disminuyendo los combates paulatinamente. A principios de diciembre, las actividades guerrilleras derivadas de la ofensiva, habían finalizado, consiguiendo el objetivo planteado: forzar al gobierno Salvadoreño a sentarse en la mesa de negociación. Hasta el 16 de enero de 1992, cuando finamente se firman los Acuerdos de Paz en el Castillo de Chapultepec.
El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), llama a la población en general a recordar estos hechos como un acto reivindicativo del valor y la tenacidad revolucionaria del pueblo salvadoreño, a pesar de que la ofensiva no tenía como objetivo la toma del poder, sino forzar a un proceso de negociación de la paz, y terminar con el conflicto armado que se había extendido por más de diez años.