Por Clemente Bardales
La conquista democrática que significó la obtención de la autonomía en la Universidad Nacional de Honduras (UNAH) fue producto de una combinación de factores. El más importante fue la Huelga General de 1954. Producto de este enorme movimiento de protesta social, los militares se vieron obligados a dar un golpe de Estado, para iniciar reformas políticas con el objetivo de contener la revolución democrática que no logró desarrollarse en 1954.
La Huelga General de 1954
Durante la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, las sociedades de Centroamérica, y específicamente la de Honduras, estuvieron dominadas por la llamada economía de enclave, donde las empresas imperialistas controlaban la extracción de minerales y la exportación de productos como el café y el banano.
El caso de Honduras era el más aterrador. La empresa bananera United Fruit Company, dominaba toda la costa norte, el litoral atlántico, siendo un Estado dentro del Estado. Los gobiernos liberales o nacionalistas siempre hacían enormes concesiones a la bananera. El boom económico posterior a la segunda guerra mundial, demandaba productos como el banano y el café, los postres de los países imperialistas.
Pero el auge de las exportaciones permitió crear un poderoso proletario bananero que en el transcurso del tiempo desarrolló huelgas por mejores condiciones salariales y de trabajo. Los trabajadores bananeros enfrentaron la sistemática represión del gobierno dictatorial de Tiburcio Carias Andino (1933-1949), pero nunca se doblegaron.
A finales de abril e inicios de mayo de 1954, la costa caribe de Honduras fue sacudida por una huelga bananera que terminó convirtiéndose en un Huelga Nacional contra el gobierno nacionalista de Juan Manuel Gálvez Durón (1949-1954), sucesor natural del Cariato.
La Huelga General de 1954 permitió colocar al proletariado bananero como cabeza visible de un proceso de revolución democrática, que pretendía revitalizar las reformas fracasadas del liberalismo del siglo XIX. Desde 7 de mayo, los estudiantes de la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH) apoyaron la huelga.
La Huelga General de 1954 abrió una profunda crisis en el régimen político, dominado por el Partido Nacional. Los grupos dominantes comprendieron el mensaje de la Huelga General y, temerosos de un estallido revolucionario, iniciaron cambios inmediatos, pero desde las alturas del poder. En una conspiración silenciosa, el presidente Gálvez fue declarado oficialmente enfermo el 16 de noviembre de 1954, marchándose a Panamá, dejando el poder en manos del vicepresidente Julio Lozano Díaz, quien asumió temporalmente el gobierno. El forcejeo por el poder se trasladó al Congreso Nacional, los diputados no se pusieron de acuerdo para elegir al nuevo presidente conforme los resultados de las elecciones del 10 de octubre de 1954, marcadas por la radicalización democrática que había producido la Huelga General de ese mismo año. Este impasse fue aprovechado por Julio Lozano para autoproclamarse Presidente, iniciando un proceso de reformas políticas y creando el Movimiento Nacional Reformista (MNR). Pero las reformas iban combinadas con represión a la oposición liberal, como el exilio forzado de dirigentes como José Ramón Villeda Morales.
El reformismo de la Junta Militar de 1956-1957
Debido a la constante represión gubernamental, la FEUH convocó el 9 de julio de 1956 a un paro nacional estudiantil, que logró sumar a estudiantes de secundaria, exigiendo la libertad de los dirigentes estudiantiles encarcelados.
El presidente Lozano intentó mantenerse en el poder por la fuerza. Realizó fraude durante las elecciones generales del 7 de octubre de 1956, obligando a las fuerzas armadas a dar un golpe de Estado el 21 de octubre de 1956.
La Junta Militar estuvo conformada por un triunvirato formado por el General Roque Jacinto Rodríguez Herrera, el coronel Héctor Caraccioli Moncada y el Mayor Roberto Gálvez Barnes, quien había sido ministro durante el gobierno de Lozano Díaz.
Pero este Golpe de Estado no pretendió instaurar y perpetuar un gobierno militar, sino más bien servir como gobierno de transición hacia una normalización del funcionamiento de la democracia burguesa, muy deteriorada y con poca credibilidad desde el Cariato.
Un rol parecido jugó las Fuerza Armadas en 1978, cuando derrocaron al presidente Juan Alberto Melgar Castro (1975-1978) e iniciaron una transición, un poco más larga, que terminó con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente en 1980, y que permitió el ascenso del gobierno liberal de Roberto Suazo Córdoba (1982-1986). Esta relación entre golpes de Estado y ascenso de gobierno liberales, es parte de la historia de Honduras.
El otorgamiento de la autonomía a la UNAH
La Junta Militar inició rápidamente un proceso de apertura política, declarando una amnistía general que permitió el retorno de los principales dirigentes del liberalismo. Intentó ganarse y fortalecer a la clase media, con medidas como la creación de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán. (UPNFM) y sobre todo, con la publicación del Decreto No 170, del 15 de Octubre de 1957, aprobando la Ley Orgánica de la Universidad de Honduras (UNAH) la que se mantuvo vigente hasta finales del año 2004 cuando fue sustituida por el Decreto No 2009-2004, aprobado por el Congreso Nacional. La autonomía universitaria y el statu de la UNAH como órgano rector de la educación superior, fueron elevadas a rango constitucional en la Constitución de 1957, permaneciendo así desde entonces, mientras que el Ministerio de Educación dirige la educación primaria y media.
Jorge Arturo Reina, quien fue uno de los dirigentes estudiantiles de la época, afirma que la Junta Militar convocó a reuniones a la dirigencia de la FEUH para discutir el tema de la autonomía universitaria. A esas reuniones, asistieron la dirigencia estudiantil y el general Armando Velásquez Cerrato, acuerdos que se plasmaron el Decreto No 170. Hubo lucha y negociación, pero los resultados fueron enormes.
La obtención de la autonomía de la UNAH permitió obtener el 2% del presupuesto nacional a su favor, posteriormente se lograría el 6% que actualmente es insuficiente para sostener la educación superior. Esto no era una dádiva. La autonomía universitaria fue, en primer lugar, una consecuencia directa de la gran movilización obrera, estudiantil y popular durante la Huelga General de 1954 y, en segundo lugar, también obedeció a la necesidad de las clases dominantes de crear el personal técnico necesario para el desarrollo manufacturero que se produjo en Honduras y Centroamérica, como parte del boom económico capitalista de la postguerra.
Honduras estaba retrasada en relación a Guatemala y El Salvador. El 20 de octubre de 1944, se otorgó la autonomía universitaria definitiva a la Universidad San Carlos (USAC) en Guatemala. En el Salvador, la autonomía fue otorgada a la Universidad de El Salvador (UES) el 27 de julio de 1944 por el gobierno provisional del presidente Andrés Ignacio Menéndez y consagrada en la Constitución de 1950. En Nicaragua, como parte de un proceso de reforma política de la dictadura somocista, después del ajusticiamiento del general Somoza García el 21 de septiembre de 1956, la autonomía fue concedida a la Universidad Nacional mediante el Decreto No 38 del año 1958, transformándose en Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). En 1940 fue creada la estatal Universidad de Costa Rica (UCR), pero fue después de la revolución de 1948, y hasta que se aprobó la Constitución de 1949, que la autonomía universitaria fue elevada a norma constitucional
La Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH)
Esta organización fue creada en 1925 como Federación de Estudiantes de Honduras en una época en que no todos los estudiantes podían ingresar a la universidad, reflejaba a una minoría privilegiada pero beligerante. En 1924, durante la guerra civil, cuando desembarcaron los marines en el puerto de Amapala, la FEUH organizó movilizaciones contra la intervención imperialista.
La trayectoria de la FEUH le permitió obtener la personalidad jurídica en 1952. La FEUH jugó un papel muy activo durante la Huelga General de 1954 y en la obtención de la autonomía universitaria. En 1958, en el marco de la autonomía universitaria, la FEUH conquistó la paridad estudiantil, permitiéndole al movimiento estudiantil tener injerencia en el gobierno de la UNAH y en las principales decisiones. Esta conquista solo existió en Honduras.
La paridad estudiantil permitió que los órganos de gobierno de la UNAH, Consejo Universitario, Claustro Pleno, y Juntas de Facultad, fuesen integrados con un 50% de delegados estudiantiles, y el otro 50% con delgados de la administración y los profesores.
La FEUH estuvo dirigida por un tiempo por corrientes radicales del liberalismo hondureño, hasta el año 1961, cuando el Frente Unido Universitario Democrático (FUUD), ligado al Partido Nacional (PN), tomó el control de esta importante organización. Este control de la derecha dentro del movimiento estudiantil se consolidó y prolongó con el golpe de Estado que derribo el gobierno de Ramón Villeda Morales (1957-1963).
La lenta reversión de la autonomía universitaria
El deterioro de la autonomía en la UNAH está relacionada directamente a la crisis económica, la decadencia económica de Honduras, y a la dispersión del movimiento estudiantil. La FEUH dejó de ser la expresión organizada y centralizada del movimiento estudiantil universitario. La dispersión en varios frentes dejó de representar la democracia estudiantil para convertirse en su contrario. A pesar que la UNAH debe dirigir la educación superior fueron autorizadas 13 universidades privadas, que reflejan una privatización parcial de la educación superior.
En 1992 fueron aprobadas las Normas Académicas de la Educación Superior hasta la aprobación de la nueva Ley Orgánica de la UNAH a finales del año 2004. La paridad estudiantil comenzó a ser revertida. Poco a poco la UNAH ha dejado de representar la institución que forma profesionales para el desarrollo capitalista, cada vez se requieren menos profesionales y más mano de obra calificada para las maquilas.
Por ello, la Cuarta Reforma Universitaria que impulsa actualmente la rectora Julieta Castellanos, representa la ofensiva neoliberal sobre la conquista obtenida en 1957. La autonomía universitaria en la UNAH esta agonizante, pero no ha muerto. Las recientes luchas de los años 2015 y 2016 reflejan un renacer contradictorio del movimiento estudiantil, el sector que más se ha opuesto a la destrucción de la conquista de 1957.