Por Melchor Benavente
Cuando se produjo la primera (1821) y segunda independencia (1823) de Centroamérica, el territorio de las provincias que las conformaban, no estaba claramente delimitado, porque eran parte de una jurisdicción mayor denominada Capitanía General de Guatemala.
Los vasos comunicantes bajo la Colonia
Con las reformas borbónicas, el Reino de Guatemala se dividió, mediante la real cédula de Carlos III, el 25 de julio de 1786, en cuatro Intendencias: San Salvador, Ciudad Real de Chiapas, Comayagua (Honduras) y León (que abarcaba los actuales territorios de Nicaragua y Costa Rica)
Bajo la corta vigencia de la Constitución de Cádiz (1812-1814 y posteriormente 1820-1823) el Reino de Guatemala se dividió en dos diputaciones provinciales: una con sede en la ciudad de Guatemala, con jurisdicción sobre Chiapas, Guatemala, El Salvador y Comayagua (Honduras), y otra con sede en León que abarcaba Nicaragua y Costa Rica.
En 1812, durante la elección de diputados para las Cortes de Cádiz, tomando en cuenta que la población de Costa Rica era muy reducida, las autoridades coloniales acordaron que la población del Partido de Nicoya formara parte de los electores de Costa Rica.
No obstante, antes de la proclamación de la primera independencia en 1821, en el partido de Nicoya, con suelos planos, ríos y pastos naturales, existían muchas haciendas ganaderas, cuyos dueños en su mayoría eran ricos hacendados de Rivas y Granada, ciudades de Nicaragua. Durante los levantamientos revolucionarios de 1811 y 1812, los pueblos del partido de Nicoya (que incluía la villa de Guanacaste, que posteriormente adoptaría el nombre de Liberia) tuvieron que alinearse con León, capital administrativa, o con Granada, ciudad de ricos comerciantes que tenían el privilegio de tener un puerto que por la vía del rio San Juan, tenían acceso al océano atlántico y a los puertos de Europa.
Después de la primera independencia em 1821, y en relación con la anexión a México, ocurrió un fenómeno similar: Nicoya, que desde 1786 pertenecía administrativamente a la Provincia de Nicaragua, ratificó su unión a Granada y Santa Cruz tomó una posición contraria, a favor de León. Detrás de esas divisiones, había profundos intereses económicos en pugna.
Durante las discusiones sobre la anexión a México, tomando el antecedente de 1812, se planteó por primera vez que el Partido de Nicoya formara parte de Costa Rica. Sin embargo, el 21 de enero de 1822, el Partido de Nicoya actuó como elector nombrar a los miembros de la Junta Gubernativa Subalterna de Granada, siendo delegado Juan Pico, en representación de Nicoya.
La formación de los Estados dentro de la Federación
después de la proclamación de la segunda independencia, el 1 de julio de 1823, cuando se proclamó que las Provincias Unidas de Centroamérica, eran “libres e independientes de la antigua España, de México y de cualquier otra potencia”, comenzaron a tomar forma los Estados, que antes existían como provincias del reino de Guatemala.
El artículo 2 de la primera Constitución del Estado de Nicaragua, del año 1826, al definir el territorio, estableció lo siguiente: “El territorio del Estado comprende los partidos de Nicaragua, Granada, Managua, Masaya, Matagalpa, Segovia, León, Subtiaba y el Realejo. Sus límites son: por el Este, el Mar de las Antillas: por el Norte, el Estado de Honduras: por el Oeste, el Golfo de Conchagua: por el Sur el Océano Pacífico; por el Sudeste el Estado libre de Costarrica”. No mencionaba al Partido de Nicoya.
Por su parte, la primera Constitución del Estado de Costa Rica, aprobada en 1825, definió lo siguiente: “El territorio del Estado se extiende por ahora de Oeste á Este desde el Río del Salto que lo divide del de Nicaragua, hasta el río de Chiriquí, término de la República de Colombia y Norte Sur de uno a otro mar, siendo sus límites en el del Norte la boca del Río San Juan y el Escudo de Veraguas, y en el del Sur la desembocadura del Rio de Alvarado y la del de Chiriquí”. Tampoco mencionaba al partido de Nicoya.
Diversos cabildos y resoluciones relacionados con la anexión
La declaración de la segunda independencia, en julio de 1823, revolvió los ánimos localistas y reconfiguró las fronteras de las antiguas provincias. El Partido de Nicoya era una rica zona ganadera, apetecida y disputada entre las oligarquías criollas de Nicaragua y Costa Rica.
El 4 de julio de 1824, el Ayuntamiento de Nicoya respondió a la invitación de unirse a Costa Rica, de la siguiente manera: “(…) que no se inmute ni altere la demarcación antigua de ese Partido a la Provincia que ha sido agregado antes de ahora (sino es que la Asamblea Nacional Constituyente del Centro de América determine otra cosa que le sea más conveniente al Partido); igualmente se acordó se dé cuenta con esta acta al gobierno de Costa Rica para el uso de sus determinaciones y que igualmente se le rindan gracias a aquel gobierno por haber tenido en consideración a este Partido que no puede ser disidente”. (Esgueva, 2007-109)
Sin embargo, días más tarde, los pobladores cambiaron de parecer. El 25 de julio de 1824, se celebró un segundo cabildo abierto en Nicoya, presidido por Manuel Briceño, Jefe Político del Partido de Nicoya, revirtiendo la decisión anterior. En esta ocasión, los pobladores de Nicoya y Santa Cruz decidieron incorporarse voluntariamente a Costa Rica. Por esta razón, el 25 de julio es celebrado en la actual Costa Rica como una fiesta nacional, a pesar de que hubo muchas otras resoluciones que reflejaron un bamboleo en las decisiones.
El Cabildo del Ayuntamiento de Guanacaste, un pueblo con alta presencia de ganaderos de origen nicaragüense, con fecha 25 de agosto de 1824, se mostró renuente a la anexión temporal a Costa Rica, de la siguiente manera. “(…) pesar de las reflexiones que en favor de la agregación se hicieron por los adictos a ella, se manifestó la mayoría inconforme, con alguna tenacidad, y muestras de aventurarse la quietud y sosiego con que felizmente se ha mantenido, y sostenido este lugar; apoyándose en las mutuas relaciones de parentesco, amistad y comercio con que este vecindario esta enlazado con el de Nicaragua de donde recibe todo su influjo… en vista de esto…procurando en todo caso evitar todo motivo capaz de turbar el buen orden… se tuvo a bien guardar silencio en el particular, esperando que las circunstancias variasen las opiniones…”. (Esgueva, 2007-111,112).
Fue una actitud ambivalente, esperando se “aclarasen los nublados del día”. El problema se agravó por que en 1824 estalló una guerra civil en Nicaragua, y la inestabilidad política fortaleció los argumentos a favor de anexión temporal a Costa Rica. Los ganaderos y comerciantes del Partido de Nicoya querían seguridad y estabilidad. Mientras el poblado de Guanacaste (Liberia) estaba más cerca de la influencia de ganaderos de Nicaragua, Nicoya y Santa Cruz se encontraban más cercanos e influenciados por San José.
El decreto del Congreso Federal
Mientras se producía un forcejeo político a favor o en contra de la anexión temporal a Costa Rica, el 9 de diciembre de 1825 el Congreso Federal emitió el decreto de anexión temporal: “Por ahora y hasta que se haga la demarcación del territorio de los Estados que previene el artículo 7º. de la Constitución (Federal de 1824), el Partido de Nicoya continuará separado del Estado de Nicaragua y agregado al de Costa Rica”. (Esgueva, 2007-129).
Este decreto no fue ratificado por el Senado Federal, pero el decreto fue finalmente ratificado por el Congreso Federal, el 18 de marzo de 1826, convirtiéndose en un problema limítrofe entre el Estado de Nicaragua y el de Costa Rica.
El 8 de abril don José Miguel de la Cuadra, ministro General de Nicaragua, envió al Gobierno Federal una solicitud de revocatoria de dicho decreto. Fue el primer gran reclamo de las autoridades Nicaragua. El estallido de la primera guerra civil centroamericana en 1826 complicó más el panorama político y restó importancia a la disputa limítrofe.
Una anexión no tan pacifica
La anexión de Nicoya a Costa Rica no fue tan pacifica, hubo resistencia de algunos ganaderos ligados a Nicaragua, al grado que las autoridades costarricenses tuvieron que usar la fuerza. El 15 de agosto de 1826, el Jefe Político Subalterno de Nicoya al frente de 150 soldados costarricenses, en una reunión de vecinos, garantizó el juramento de la Constitución del Estado de Costa Rica. En el ayuntamiento de Nicoya no hubo resistencia, pero si en el de Guanacaste, por sus estrechos nexos con los ganaderos de Nicaragua
No había terminado la primera guerra civil centroamericana (1826-18299) cuando, en 1828, estalló otra guerra civil en Nicaragua, entre los caudillos Cerda y Arguello. Quizás por esta razón, desde 1826 hasta 1830, no hubo mayores reclamos cuestionando el decreto de anexión temporal de Nicoya a Costa Rica.
Fue hasta inicios de la década de 1830 que el Estado de Nicaragua comenzó a dar indicios de preocupación por la segregación del Partido de Nicoya. En mayo de 1830, cuando la guerra civil había terminado, la Asamblea Legislativa de Nicaragua autorizó al Poder Ejecutivo para que gestionara ante el Congreso Federal la devolución del Partido. Fue una decisión tardía, pues ya la anexión había sido no solo ratificada en dos ocasiones por los pueblos, sino que ya se habían consolidado la dominación estatal de Costa Rica sobre la población y dichos territorios.
Para contrarrestar el reclamo de la Asamblea Legislativa de Nicaragua, las nuevas autoridades en Guanacaste, Nicoya y Santa Cruz acordaron gestionar ante el Congreso Federal la ratificación del decreto de anexión de 1825 y que fue ratificado en 1826.
El derrumbe del Estado Federal y el forcejeo por Nicoya
Nicaragua fue el primer Estado en romper con el pacto federal en 1838, iniciándose el derrumbe del Estado Federal. En noviembre de ese mismo año lo hizo Honduras y Costa Rica. Convertidos Nicaragua y Costa en Estados nacionales, se intensifico la pugna por el reclamo territorial.
La Constitución de Nicaragua, como Estado Unitario, de 1838, al definir el territorio, no mencionó al Partido de Nicoya. Por su parte la Constitución de 1838 de Costa Rica, tampoco menciono la anexión del Partido de Nicoya. No obstante, prevaleció el espíritu de fraternidad y diplomacia, lo que no impidió que Nicoya y Guanacaste ratificaron por
tercera vez su anexión a Costa Rica el 7 y 28 de septiembre respectivamente. Finalmente, el 20 de diciembre de 1838, ambas naciones firmaron un Tratado de Amistad, que remitió el conflicto limítrofe a una futura Convención Nacional Centroamericana que se reuniría en la villa de Chinandega, la que se realizo el 27 de julio de 1842, reuniendo a los gobiernos conservadores o liberales (bastante conservadores) que surgieron de la desmembración de la Federación Centroamericana. Pero Costa Rica y Guatemala no asistieron a esa reunión en donde se creo la Confederación Centroamericana con tres paises: El Salvador, Honduras y Nicaragua.
El rol de Francisco Morazán en el pleito por Nicoya
Al derrumbarse la Federación Centroamericana, su principal impulsor, el general Francisco Morazán, tuvo que salir al exilio en 1840. En 1842, por invitación de facciones en lucha en Costa Rica, Morazán viajó ese país y fue nombrado Presidente, lo que provocó furiosas reacciones de los otros gobiernos del área.
El 14 de abril de 1842, éste dispuso que todos los que se hallaban perseguidos en los otros Estados por hechos políticos tuvieran en Costa Rica un seguro asilo y podrían vivir bajo la protección de las leyes. (Sáenz, 1996-90) Tal decreto aumentó las inquietudes porque era el presagio de nuevas guerras. Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua rompieron relaciones con Costa Rica
Morazán creyó que levantando la bandera de lucha contra la ocupación inglesa del puerto nicaragüense de San Juan Norte, calmaría a sus enemigos. Con Morazán en el poder, la Asamblea Legislativa de Nicaragua revivió el reclamo por Nicoya, autorizando al Poder Ejecutivo, el 24 de mayo de 1842, que procediese a reincorporar el territorio del antiguo Partido de Nicoya, lo que produjo una fuerte reacción en Costa Rica.
Desde el decreto de anexión que hiciera el Congreso Federal en diciembre de 1825, las autoridades costarricenses habían guardado la prudencia en no incluir Nicoya al fijar los límites en la Constitución, antes bien, fundamentaban la posesión en el mencionado decreto y las actas de ratificación que hacían los ayuntamientos.
Contrario a los principios que defendió toda su vida, y para disipar posibles rebeliones, el general Morazán emitió un decreto que priorizaba el interés nacional costarricense por encima de la necesidad de unir a ambos países en una nueva federación o confederación. El decreto decía: “1º. El Departamento del Guanacaste es parte integrante del territorio de Costa Rica. 2º. El Gobierno valiéndose de todos los medios necesarios, conservará la integridad del Estado, su dignidad y sus derechos.” (Esgueva, 2007-168).
La guerra entre Costa Rica y Nicaragua parecía inevitable, pero en ese momento surgió una contrarrevolución contra el gobierno de Morazán, lo apresó y fusiló el 15 de septiembre de 1842. Eliminado el gobierno de Morazán, Nicaragua envió a Toribio Tijerino y posteriormente a Francisco Castellón, en 1843, para negociar la devolución de los pueblos del Partido de Nicoya. Los argumentos costarricenses a favor de la anexión eran sencillos: al desaparecer la Federación Centroamérica el decreto de anexión temporal se transformó en permanente.
Los reclamos nicaragüenses se paralizaron por el estallido de una nueva guerra civil entre las oligarquías de Granada y León, en la llamada “Guerra de Malespín”. En el ínterin, en octubre y noviembre de 1847, los municipios de Guanacaste, Nicoya y Santa Cruz ratificaron por cuarta vez su adhesión a Costa Rica. Tantas ratificaciones en el tiempo indicaban que el problema seguía latente.
El café y las ambiciones territoriales de Costa Rica
Las negociaciones continuaron, pero en 1848 Costa Rica mostró un particular interés por extender sus fronteras, no solo absorbiendo Nicoya, sino llegando hasta el borde del Lago de Nicaragua y el rio San Juan.
Costa Rica fue el primer país de Centroamérica en sembrar café, y para esa época, por la falta de caminos, las vías de comunicación para sus exportaciones de café, era los ríos que desembocaban en el rio San Juan, que a su vez era la salida al océano atlántico y a los puertos de Inglaterra, su principal comprador de café.
Los ingleses mantenían ocupado el puerto de San Juan del Norte, en ese contexto Costa Rica y Gran Bretaña, firmaron en 1849 un tratado para construir un canal interoceánico por el rio San Juan, provocando las protestas de Nicaragua..
El canciller nicaragüense, José de Marcoleta, se apoyó en el Congreso de Estados Unidos, invocando la doctrina Monroe, para neutralizar las pretensiones inglesas sobre el rio San Juan.
La guerra centroamericana contra los filibusteros
Mientras continuaba el forcejeo diplomático entre Nicaragua y Costa Rica, se produjo la invasión Filibustera de William Walker en 1854, llegando a tomar el control de Nicaragua.
En ese contexto, a pesar de que Costa Rica fue parte vital de la lucha militar contra los filibusteros, negoció con Inglaterra la firma de otro tratado canalero el 4 de diciembre de 1856, al año siguiente el 14 de julio de 1857 se firmó el tercer tratado.
El artículo 7 de dicho tratado expresaba: “El Gobierno de Costa Rica por el presente concede y otorga al señor William Webster y asociados los derechos, privilegios, permisos y todas aquellas otras ventajas necesarias y precisas que la navegación del río San Juan y lago de Nicaragua, hasta la embocadura del Sapoá, por vapor u otro modo y también el tránsito por el río Sapoá y por la Bahía de Salinas en la Costa del Pacífico de América Central”. Costa Rica estaba disponiendo de los territorios que originalmente eran de la provincia de Nicaragua y que estaban militarmente por las tropas costarricenses en la guerra contra los filibusteros.
El conflicto territorial por Nicoya había desembocado en una ampliación del reclamo territorial de Costa Rica, en detrimento de Nicaragua.
Aunque Walker fue expulsado de Nicaragua por la acción conjunta de los ejércitos centroamericanos, Walker encabezó otra invasión contra Nicaragua, arribando al puerto de San Juan del Norte a finales de noviembre de 1857, capturando la fortaleza del El Castillo y el vapor La Virgen, ambos bajo la custodia militar de Costa Rica.
La presencia filibustera unió temporalmente a nicaragua y Costa Rica. Aún después de expulsar nuevamente a Walker, las fuerzas militares costarricenses continuaron presentes en el río San Juan y el Lago de Nicaragua. Las tensiones volvieron a aflorar y ambos países estuvieron al punto de una guerra fratricida.
El tratado Cañas-Jerez
Después de intensas negociaciones, para evitar la guerra, el 15 de abril de 1858 se firmó el Tratado Cañas-Jeréz. En un intento de frenar las ambiciones costarricenses sobre el Lago de Nicaragua y el rio San Juan, Nicaragua renunció formalmente a los reclamos por el territorio de Nicoya. Además, de consolidar su dominio sobre Nicoya, Costa Rica obtuvo el derecho exclusivo de navegación por el rio san juan y el Lago de Nicaragua.
Estos conflictos territoriales son producto de la desmembración del Estado federal en 1841, y el surgimiento de débiles Estados nacionales en manos de burguesías ávidas de negocios y conquistas territoriales.