Por Sebastián Chavarría Domínguez
Nicaragua ha vuelto a ser noticia a nivel internacional. Las imágenes de partidarios del gobierno sandinista marchando en las calles, quemando llantas, tirando morterazos al edificio de la Asamblea Nacional, rodeando y acosando a los diputados opositores que intentaron sesionar por fuera del control del presidente del parlamento, la quema de lujosas “camionetonas” de los diputados opositores, etc, brindan la impresión que en Nicaragua está a punto de estallar una nueva revolución.
Carlos Marx, retomando a Hegel, solía decir que los revolucionarios debemos saber diferenciar la esencia de la apariencia. La imagen que brindan los medios de comunicación es la apariencia de los fenómenos políticos, veamos si logramos desentrañar la esencia de los mismos.
El pleito por las cuotas de poder
Desde 1999, fecha del pacto entre el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), independientemente de quien se sienta en la silla presidencial, el régimen político funciona en base al acuerdo bipartidista, es decir, las dos nuevas paralelas históricas se reparten en los cargos públicos de manera proporcional.
El retorno de Daniel Ortega al poder, el 10 enero del 2007, creó una nueva situación en la que se produjo un reacomodo del poder. En el marco del bipartidismo, el FSLN ha venido modificando en los hechos el régimen político y, sin romperlo, pretende crear y, en cierta medida lo está logrando, imponer la hegemonía del FSLN sobre el PLC. En pocas palabras, intenta gobernar, siendo minoría en el parlamento, como un partido de mayoría, lo que implica cambiar la relación del 50% de los cargos. El presidente Ortega, solo para citar un ejemplo, ha nombrado y cambiado ministros y altos funcionarios, sin someterlos a la ratificación de la Asamblea Nacional, como lo establece la Constitución, debido a la oposición de la mayoría de diputados liberales.
Este intento de crear un régimen bonapartista ha producido muchos roces con su contraparte, el PLC, el cual viene perdiendo poder e influencia en las instituciones. La elección de un combo de 25 altos funcionaros, entre magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE) y la Corte Suprema de Justicia (CSJ), es el origen del actual conflicto, la manzana de la discordia entre los antiguos aliados.
El chantaje liberal
En noviembre del 2011 se realizarán las elecciones presidenciales, a las cuales el Presidente Ortega se presentara como candidato, a raíz una sentencia obtenida por la Sala Constitucional de la CSJ. La campaña electoral ya comenzó. Las dos corrientes liberales, lideradas por Arnoldo Alemán del PLC y Eduardo Montealegre del Movimiento Vamos con Eduardo (MVE), han logrado superar algunas de sus diferencias por el temor a que, de presentarse nuevamente divididos como en 2006, el presidente Ortega logre limpiamente la reelección.
El chantaje liberal consiste en que no hacen quórum para elegir a los 25 funcionarios, sabiendo que ningún partido tiene los 56 votos para imponer su voluntad, creando un vacío de poder en las instituciones. El presidente Ortega respondió dictando el Decreto No 3-2010, por medio del cual “para evitar un vacío de poder, se ratifican y prorrogan en sus cargos a todas las autoridades de los poderes e instituciones del Estado a quienes se les venza el periodo en el futuro inmediato, hasta tanto la Asamblea Nacional no nombre a nuevos funcionarios o ratifique a los actuales”. La oposición burguesa se rasgó las vestiduras y derramo lagrimas de cocodrilo por la ruptura del orden constitucional.
En este conflicto, el PLC tiene el interés particular de lograr que la repartición sea del 50%, y el MVE quiere que la elección de los 25 funcionaros sea en proporción al número de diputados de cada partido, lo que objetivamente debilita al PLC, el principal aliado del FSLN en los últimos años.
Insultos, manifestaciones y morterazos
En el periodo anterior, cualquier tensión terminaba en una amistosa negociación y en un nuevo pacto entre el FSLN y el PLC. En la actualidad, la crisis institucional se ha profundizado por la renuencia de Arnoldo Alemán y la cúpula del PLC a entregar lo poco que les queda, y más bien endurecen su posición de cara una negociación que les devuelva el 50% de los cargos.
Mientras eso ocurre, la crisis llegó a un punto álgido en la CSJ. Los magistrados se insultaron en público y se amenazaron mutuamente. El sandinsimo movilizó a jueces y magistrados, a los empleados del poder judicial, en manifestaciones de apoyo a la reelección de los magistrados Rafael Solis y Armengol Cuadra.
Durante muchos años, Rafael Solis fue el enlace con los liberales, caracterizado por su ponderación y capacidad de negociación, en esta ocasión encabezó las manifestaciones contra los diputados liberales reunidos de manera independiente en el Hotel Holiday Inn.
Solis nos aclara el verdadero motivo del porque el sandinismo reaccionó airado: “Es que no han retirado el veto que le hicieron a los diez magistrados del Consejo Supremo Electoral. El día que le retiren el veto, ese día inician las negociaciones oficiales, porque vos sabés qué ha habido negociaciones por debajo. En la mesa se viene a negociar, pero no con precondiciones de fuerza (…) Daniel Ortega no va a poner delegado si no retiran esa posición de fuerza. Nadie se pone a negociar con una pistola en la cabeza”. (El Nuevo Diario 21/04/2010)
Efectivamente, en Nicaragua quien pone la pistola en la cabeza es el FSLN, así lo ha demostrado desde 1979 y de manera muy especial después de la vitoria electoral de la derecha en 1990
Invocan la Carta Democrática de la OEA
Vilma Núñez, Presidenta Ejecutiva del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), conformada por ex sandinistas, llamo a la OEA a intervenir en la crisis: “La OEA debe intervenir pronunciándose (…) Esto es prácticamente un fujimorazo”.
Por su parte, Marcos Carmona, Director de la ultraderechista Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), declaró “Todo hace indicar que Ortega trata de desarticular la Asamblea Nacional, ya sea a través de grupos de choque e intimidación. Ya impuso su dictadura institucional, con una minoría haciéndole mucho daño al país” (El Nuevo Diario 20/04/2010)
A pesar de la gravedad e importancia de las denuncias, en realidad no hay un autogolpe de estado de por medio, sino un forcejeo en las alturas, un reacomodo del poder
Primeros llamados al dialogo
Horas antes que las fuerzas de choque del FSLN asediaran la casa donde se reunían los diputados del MVE, Eduardo Montealegre declaró que la oposición está dispuesta a "un diálogo franco y sin pactos". (END 21/04/2010)
José Manuel Insulza, secretario general de la OEA, en relación a la crisis en Nicaragua, recordó "la necesidad de preservar la institucionalidad, respetar a las distintas autoridades constituidas y resolver las diferencias políticas, particularmente entre los poderes del Estado, por medio del diálogo". (END 22/04/2010)
Inicialmente, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) recomendó que se debe privilegiar “el dialogo como forma de resolver los conflictos”, pero posteriormente el COSEP y AMCHAM sacaron un comunicado conjunto mucho más duro, en contra del gobierno, criticando la flojera de la Policía Nacional, apoyando la rebelión de los 48 diputados y exhortándolos a cumplir con los Acuerdos de Metrocentro II.
La Iglesia Católica propone “pacto social”
La Iglesia Católica sacó una carta pastoral en la que exhorta a los “miembros del partido de gobierno para que dejen de utilizar estos medios violentos (…) El momento crítico que se vive en el país solamente es superable a partir de diálogos transparentes y confiables entre el gobierno, los partidos políticos y la sociedad civil”.
Este diálogo “debe llevar a un entendimiento entre los distintos sectores, y que cristalice en un auténtico consenso democrático y un nuevo pacto social que asegure estabilidad política y jurídica al país”.
Golpear para negociar
Como se puede apreciar Nicaragua no está al borde de la insurrección o la guerra civil, sino que los enfrentamientos violentos son organizados y ejecutados por grupos de choque afines al gobierno sandinista, mientras la oposición se hace la víctima con el objetivo de canalizar electoralmente el descontento y el desprestigio de los actos del gobiernos
Entonces, está ocurriendo todo lo contrario: todas las fuerzas se están preparando para la negociación política, y quien mejor entiende la situación es el gobernante FSLN que golpea y patea primero la mesa antes de sentarse a negociar en condiciones desventajosas