Por Sebastián Chavarría Domínguez
Los rumores son cada vez más fuertes. Ante la incapacidad de las fracciones liberales de presentar una oposición unida ante el avance arrollador del gobierno de Daniel Ortega, el Obispo de la Diócesis de Estelí y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Abelardo Matta Guevara, se ha convertido no solo en el garante de la unidad de las fracciones liberales, sino en al as bajo la manga: aspira convertirse en el candidato presidencial del liberalismo unificado.
Pero, en realidad, no son rumores. “Por sus hechos los conoceréis”, dice un pasaje bíblico. Desde hace tiempo, el protagonismo y las declaraciones del obispo Matta son eminentemente políticas. De ahí deviene el constante ataque, solapado o abierto, del sandinismo en su contra, y los roces cada vez más fuertes del FSLN con la alta jerarquía de la Iglesia Católica.
Cuando Daniel Ortega logró atraerse a su redil al cardenal Miguel Obando y Bravo, el archienemigo que lo había combatido sin piedad, el sandinismo pudo respirar con tranquilidad por un corto periodo. Sin embargo, al ganar las elecciones en el año 2006, a pesar de los iniciales discursos a favor de la reconciliación, las contradicciones entre el FSLN y la Iglesia Católica fueron aumentando, y surgió una nueva ala dura liderada por el obispo Abelardo Matta, quien en los hechos ha opacado al moderado arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes.
Las denuncias de Matta
A raíz de las denuncias de fraude electoral en las elecciones municipales del año 2008, el obispo Matta pasó al ataque frontal contra el gobierno, denunciado que existían grupos armados en la zona norte de Nicaragua, dispuestos a enfrentarse militarmente al gobierno sandinista.
Matta sentenció: “Es desastroso que los nicaragüenses para poder pelear por sus derechos tengamos que pensar en el arma. Lo sabemos, hay grupos armados, es afirmativo”. Este chantaje, sobre la posibilidad de una nueva guerra civil, irritó mucho al FSLN. La Conferencia Episcopal planteó la necesidad de aclarar malos entendidos a través de una dialogo entre la Iglesia Católica y el gobierno, pero este dialogo no se ha materializado por la sencilla razón que el gobierno sandinista se encuentra en una posición incómoda, debilitado por las denuncias de fraude electoral, acosado por la crisis económica y el desfinanciamiento del presupuesto, el descontento de la masas y la inminente posibilidad de unificación de la oposición liberal.
La beligerancia política de Matta, abiertamente identificado a favor del liberalismo, se ha transformado en un grave problema para el gobierno sandinista, al grado que el propio presidente Daniel Ortega ha dicho el obispo Matta es un “militante liberal”. Por su parte, el obispo Mata respondió que Ortega “se hunde en la sordera de su propia soberbia, y que hace del país lo que le da la gana por no tener a una oposición fuerte y constructiva”. Los ataques del sandinismo al obispo Matta ha generado un cierre de filas por parte de otros obispos.
El Vicario General de la Diócesis de Jinotega, monseñor Eliar Pineda Úbeda, declaró “nuestros obispos han tenido las agallas para hacerlo, por eso le decimos a monseñor Abelardo Mata que siga adelante, que la Iglesia está con él y Dios es su amparo, la Iglesia no es monigote de nadie, y los obispos al único que deben obediencia es a Dios”.
Las elecciones regionales
El obispo Matta se ha dedicado a promover la unidad de las fracciones liberales de cara a las elecciones regionales de la costa Caribe para el año 2010. Este intento de unidad bajo la sotana del obispo Matta ha sufrido un traspié temporal, porque las fracciones liberales no se han unificado de cara a las elecciones de la costa Caribe.
El obispo Matta amenazó tanto al Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Arnoldo Alemán, como al Movimiento Vamos con Eduardo (MVE), que dirige Eduardo Montealegre: “Yo ya les dije a ellos (a los liberales) que van a ser los responsables si hay un nuevo baño de sangre; eso caerá sobre sus cabezas”. (El Nuevo Diario 13/09/2009) Pero esta crítica iba dirigida fundamentalmente contra Montealegre, quien logró un acuerdo de unidad con la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), dejando por fuera al PLC.
La reunión de Estelí
Hasta hace poco las reuniones de unificación liberal, promovidas por el obispo Matta, habían resultado infructuosas, pletóricas de recriminaciones mutuas. Sin embargo, en las últimas semanas, se ha producido un giro en las disputas entre liberales. Todo indica que tanto Arnoldo Alemán, como Eduardo Montealegre, han comprendido que el esquema de dominación hegemónica del FSLN pasa por mantener la división liberal, lo que le permitiría a Daniel Ortega conquistar nuevamente la Presidencia de la Republica
Aquí es donde el problema de la reelección adquiere una importancia vital para el FSLN, cuya estructura de poder a lo interno se ha moldeado en los últimos 20 años alrededor de la figura de Daniel Ortega, y recientemente bajo el círculo de la familia presidencial que incluye a la omnipresente Rosario Murillo.
¿Hasta dónde Arnoldo Alemán, que ha sido una pieza clave del pacto libero-sandinista está dispuesto a romper con su antiguo aliado? Es difícil afirmarlo categóricamente. Existe un combo de 29 altos cargos públicos que deben ser electos por la Asamblea Nacional, todavía es prematuro afirmar si estamos ante una nueva movida de Alemán para regatear cargos, o si ha dado un salto en su independencia relativa y se plantea la necesidad de recuperar el poder con un partido liberal unificado.
No obstante, la última reunión del 22 de Octubre en Estelí representa un salto de calidad en las intenciones de unificación del liberalismo. Ahí, en conferencia de prensa, ante el obispo Matta, tanto Arnoldo Alemán como Eduardo Montealegre leyeron una declaración en la que se oponen tajantemente a cualquier reforma constitucional que permita la reelección inmediata de Daniel Ortega, así como oponerse a cualquier sentencia de la Corte Suprema de Justicia que autorice la reelección, como ocurrió con Oscar Arias en Costa Rica.
Alemán sonrió y dijo: “Somos una oposición real, el único pacto que tenemos es el de la no reelección de Ortega”. Por su parte, el obispo Matta reafirmo su rol de amigable componedor: “Yo les he dicho a ellos (a los liberales) que la patria urge y necesita de una oposición constructiva, y que esto tampoco es cuestión de acelerar y hacer las cosas a la ligera… la fruta no madura a punta de golpes (…) Si no se hace así, ellos (los sandinistas) tendrán la facilidad de poner triunviratos, aplastar a todo mundo… entonces, ya nada podrá hacer la familia liberal” (El Nuevo Diario 23/09/2009)
Esta creciente tendencia a la unificación de los liberales se debe fundamentalmente a la profunda presión de las bases del liberalismo, y al enorme descontento social, producto de la crisis económica. Las masas identifican la actual crisis del capitalismo semicolonial como una mala administración del gobierno de Ortega. En estas condiciones, los liberales sienten que pueden recuperar holgadamente el poder en las próximas elecciones presidenciales del año 2011.
¿Matta candidato?
Hasta el momento todos los intentos de unificación del liberalismo han fracasado porque ambas fracciones defienden sus intereses. Alemán defiende sus cuotas de poder, mientras que Montealegre aspira a tener algún pedazo grande del pastel. Lo que parece ser un pleito de caudillos atrasados políticamente, en realidad es un pleito por las cuotas de poder que uno se niega a darle al otro. La animadversión personal entre ambos caudillos liberales parece haber disminuido con cenas privadas, en donde ambos discuten secretamente la estrategia de reconquistar el poder en las próximas elecciones.
Lo que no ha salido a luz pública es que ambas fracciones han llegado a un acuerdo preliminar de colocar a un “tercerista” como candidato a la presidencia, y ese tercero, notable, imparcial, es nada más y nada menos que el propio Matta, quien comienza aparecer ya no como un cura sino como un dirigente político.
De confirmarse estas versiones, estaríamos ante un fenómeno parecido al del obispo Fernando Lugo, actual presidente de Paraguay, en el que un cura se convierte en dirigente político, con la gran diferencia que en el caso de Matta sería un fenómeno de derecha, muy reaccionario.
Debemos crear una alternativa revolucionaria
Ante la inminente polarización que produciría la unificación del liberalismo, los socialistas centroamericanos en Nicaragua no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Los trabajadores debemos construir nuestra propia alternativa revolucionaria, independiente del actual gobierno sandinista e independiente del bloque burgués que se reorganiza aceleradamente, con el apoyo de la Iglesia Católica, para retomar nuevamente el poder político.