Después de 11 días de paro:
Transportistas doblegan al gobierno de Daniel Ortega.
Por Sebastián Chavarría Domínguez.
“Ver para creer”, dice un sabio refrán popular. Los transportistas nicaragüenses, tradicional base social de apoyo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), por primera vez en la historia, desarrollaron una huelga no contra un gobierno “neoliberal” (Chamorro, Alemán y Bolaños), sino contra el gobierno del mismísimo Daniel Ortega, quien anteriormente impulsaba paros de transporte a nivel nacional. ¿Qué está pasando en Nicaragua?
El transporte de pasajeros y carga de Nicaragua es el más atrasado de Centroamérica. Este atraso tiene su origen en la revolución de 1979, en la intervención y bloqueo imperialista y la guerra civil (1982-1990) que significaron la ruina económica de Nicaragua. A lo anterior habría que agregar las políticas erróneas del primer gobierno sandinista (1979-1990) que creó grandes empresas estatales como ENABUS (transporte urbano) y ENABIN (transporte interurbano), abandonando a su suerte al tradicional pequeño y mediano propietario.
Auge de las cooperativas de transporte
En realidad, el auge de las cooperativas de transporte no se dio durante la revolución, sino que en realidad comenzó en 1990, cuando el FSLN perdió el gobierno y decenas de miles antiguos funcionarios, ex soldados del Ejército y del Ministerio del Interior, perdieron sus empleos y con el poco dinero que recibieron como indemnizaciones laborales, compraron camionetas y buses usados para trabajar como transportistas, y así se ganaron el pan de cada día. Después de 1990, los organismos de masas sandinistas se debilitaron, pero las cooperativas de transporte crecieron en número y en fuerza social combativa.
En el periodo (1990-2006), ante la debilidad de los sindicatos y de los organismos de masas, las cooperativas de transportes fueron la fuerza de choque del opositor FSLN para crear y mantener un nuevo statu quo del poder, y resistir los efectos demoledores de las políticas neoliberales.
El FSLN promovía Paros para negociar
Teniendo como contexto uno enorme inestabilidad social, en septiembre de 1993 se produjo el primer gran paro nacional del sector transporte contra el pago del Impuesto a la Tenencia de Activo Vehicular Terrestre, conocido como ITV. El gobierno tuvo que retroceder en la aplicación del ITV. Para contener la ofensiva de las cooperativas de transporte, el gobierno de doña Violeta Chamorro fomentó la creación de organizaciones “democráticas” del sector transporte, como CANITRANS en el sector interurbano y FETRACANIC en el sector de carga.
Sin embargo, el paro nacional del transporte de 1993, fue utilizado por el FSLN para reactivar el dialogo tripartito entre el Gobierno, la Unión Nacional Opositora (UNO) y el FSLN, bajo la vigilancia de la OEA. En estas negociaciones se acordó el respeto al período presidencial de Violeta Chamorro, que el General Humberto Ortega pasara a retiro hasta después de la aprobación del nuevo Código Militar.
En Enero y abril de 1994 se produjeron nuevos paros nacionales del sector transporte bajo la demanda de reducir el cobro del Impuesto Específico de Consumo (IEC) que encarecía los combustibles. Nuevamente el gobierno se vio forzado a retroceder. En julio de 1996 se produjo otro paro nacional de transporte que evitó la aprobación de una nueva Ley de Cooperativas, que limitaba las exoneraciones fiscales.
En abril de 1997, recién había asumido el gobierno el Dr. Arnoldo Alemán, se produjo otro paro nacional de transporte, organizado por las cooperativas sandinistas, el cual fue un rotundo fracaso en los objetivos gremiales. No obstante, el 17 abril de 1997, el presidente Alemán y Daniel Ortega, se sentaron cara a cara por primera vez en una reunión en Managua, con el fin de acordar las bases de la nueva Ley de la Propiedad.
Después de la derrota de 1997, los transportistas reclamaron una reducción en el precio del diesel que en a inicios de 1999 había aumentado a 16.50 córdobas ($1,50) el galón. La Asamblea Nacional se encontraba paralizada desde el 14 de abril de 1999, cuando la Junta Directiva, dominada por diputados liberales, aprobó varios artículos de la Ley del Presupuesto de la República sin permitirles a los diputados sandinistas exponer sus consideraciones y propuestas. En ese contexto, a finales de abril, se produjo otro paro nacional de transporte, pero en esta ocasión el presidente Alemán se negó a negociar directamente con el FSLN. En cambio, aprobó un subsidio de C$ 1,50 por cada galón de combustible, lo que totalizaba aproximadamente 240 millones de córdobas (10 millones de dólares) al año. Sin embargo, a finales de 1999 se produjo el pacto entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega, lo que provocó un cambio de actitud en la relación de las cooperativas con la dirigencia sandinista, ya que esta abogaba por la estabilidad del gobierno y de las instituciones.
En febrero del 2001 se produjo un nuevo paro nacional del transporte debido a que el Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) había suspendido la entrega de los bonos de combustible después de detectar la circulación bonos de subsidio falsificados. Este paro nacional no logró arrancar un nuevo subsidio, debido a las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero a cambio el presidente Alemán regaló a la dirigencia de los transportistas la cantidad de 13 millones de córdobas (un millón de dólares) con el supuesto objetivo de constituir un “capital semilla” para la compra de repuestos y renovación de unidades.
El 1 de junio de 2001, las cooperativas afiliadas a URECOOTRACO realizaron un paro de 15 días de duración contra la alcaldía sandinista, el más prolongado en la capital. El alcalde Herty Lewites logró terminar con el paro de transporte en la capital, con la promesa que el Consejo Municipal autorizaría la tarifa de 2,25 a 2,50 córdobas. Este fue la primera vez que las cooperativas de transportistas sandinistas se enfrentan con funcionarios de su propio partido.
Los paros de transporte del año 2004 y 2005 fueron muy cortos, debido a que el gobierno de Enrique Bolaños, temeroso de enfrentar el pacto Ortega-Alemán, cedió casi todas las demandas del sector transporte. Entre 2001 y 2004 no hubo subsidio al sector transporte, pero a partir del paro del año 2004 el transporte urbano de Managua fue subsidiado anualmente por la cantidad de 10 millones de dólares. En el sector interurbano, el MTI autorizó alzas periódicas en el precio de los pasajes.
Imparable alza del petróleo.
A partir de 1999, con el pacto Ortega-Alemán, el FSLN dejó de utilizar al sector transporte como fuerza de choque contra los gobiernos de turno. Ya no era necesaria la lucha callera, sino la negociación entre cúpulas. Pero el alza constante del precio internacional del petróleo produjo un profundo malestar en el sector transporte. En 1999, un galón de diesel valía $1,50 dólar, en 2008, vale 4,27 dólares y el galón de gasolina super vale $ 4,48 dólares.
El alza de los precios del petróleo perjudica no solo a transportistas, sino a la clase media y los pequeños propietarios urbanos y rurales.
ALBANISA y el mito de la ayuda venezolana
Uno de los ejes de la campaña electoral del ahora presidente Daniel ortega fue que el FSLN garantizaría que, con la ayuda venezolana, Nicaragua no sufriría los embates del alza del petróleo. Y estas declaraciones causaron muchas expectativas no solo entre los transportistas sino en toda la sociedad nicaragüense, sumamente preocupada por las constantes alzas de precios en los alimentos y en los servicios básicos.
En julio del 2007 fue creada ALBANISA, una empresa privada en la que participa la venezolana PDVSA (55%) y la empresa estatal nicaragüense PETRONIC (44%). Lo extraño es que fue constituida como empresa privada y no como empresa estatal, lo que permite que dichos fondos no entren formalmente el presupuesto general de la república.
ALBANISA financia la compra de petróleo venezolano, Nicaragua paga solamente el 60% y el 40% restante queda como financiamiento, con intereses bajos. Esta operación produce un respiro al gobierno sandinista que ahora no paga el 100% de la factura petrolera (en el 2006 fue de 740 millones de dólares, la mitad de las exportaciones). El 40% restante produce fondos líquidos para ALBANISA, los que son manejados discrecionalmente por el gobierno sandinista para fortalecer su base social y su clientela política. Pero esta operación “solidaria” es una ilusión, porque ese 40% produce una deuda externa que Nicaragua debe pagar tarde o temprano a Venezuela.
Uno de los grandes ejes de ataque de la oposición burguesa, especialmente del liberalismo unificado, fue la falta de transparencia de los fondos de ALBANISA, y que el pueblo no está siendo beneficiado con la ayuda venezolana. Y aunque sean nuestros enemigos, no dejan de tener algo de razón.
Descomunal paro de transporte
A diferencia de anteriores ocasiones, el conjunto de las cooperativas y organizaciones de transportistas, de todos los colores políticos, obedecieron el llamado de la Coordinadora Nacional de Transporte (CNT) y el paro nacional de transporte se inició el 5 de Mayo, abarcando todas las modalidades (buses, taxis, camiones, hasta transporte acuático). La consigna central era el congelamiento de los precios de los combustibles en 60 córdobas ($ 3.07 dólares), argumentando que ese era el precio del combustible en Honduras, producto del acuerdo de PETROCARIBE con el gobierno de Mel Zelaya.
El paro se extendió hasta los municipios más alejados, y fue casi una manifestación espontanea de la desesperación de los pequeños propietarios del transporte, que están siendo arruinados con las constantes alzas de los precios de los combustibles.
El gobierno sandinista inicialmente acuso al imperialismo norteamericano y a la derecha de promover el paro. En realidad, nunca nadie había atacado tan duramente la política económica al gobierno sandinista, como su antiguo aliado: el sector transporte. La oposición liberal que tiene mayoría en la Asamblea Nacional critica al gobierno pero en el fondo no hace absolutamente nada contra el gobierno de Ortega, por los acuerdos subterráneos que se han producido entre el FSLN y el PLC en relación a la inminente elección de los magistrados del poder judicial y poder electoral.
Posteriormente, el gobierno suavizo el tono y mantuvo la estrategia de negociar por abajo, con los dirigentes de las cooperativas, pero no reconoció a la dirigencia nacional de la CNT. Era tan intenso el paro, que el gobierno no pudo reprimir el paro, salvo los incidentes que se produjeron en León y en poblado de Maderas. En este último caso, la población salió en defensa de los transportistas que estaban siendo apelados por la Policía, y se produjeron violentos enfrentamientos que obligaron a replegarse a las fuerzas antimotines. A partir de ese momento, la represión bajo de intensidad, fue focalizada y controlada. Los dirigentes sandinistas recorrieron los municipios intentando vanamente desmontar el paro. Se había producido una ruptura política entre la dirigencia sandinista y la base social de las cooperativas.
Ortega retrocede
El 14 de Mayo, en un mensaje a la nación en cadena nacional de radio y televisión, Ortega pronuncio un largo y aburrido discurso: solamente podía otorgar una rebaja de 30 centavos dólar por cada galón de combustible, más un probable 20% que debería ser aprobado por la Asamblea Nacional y sacado de los fondos del presupuesto. El combustible deberá ser comprado en las estaciones de PETRONIC.
Los transportistas rechazaron el ofrecimiento, y el paro continuó. Ortega debió suspender su viaje a la Cumbre Iberoamericana en Perú, y realizó una nueva propuesta el 16 de Mayo: concedería una rebaja de $ 1,30 dólares por cada galón de combustible (una rebaja del 33%) quedando el precio en $3,15 por galón, el más bajo de Centroamérica. En menos de 48 horas, ortega realizo un inesperado giro que reflejaba la gravedad de la situación creada por el paro del transporte. No dijo de donde saldrían los fondos para subvencionar el nuevo precio del combustible.
Andrés Lara, dirigente de la CNT, dijo “el paro de los transportistas logró lo que no pudieron hacer ni la Contraloría de la república, ni la Asamblea Nacional, ni los partidos políticos, vamos a tomar oxígeno en espera (de) que el presidente Ortega cumpla sus promesas”. (Nuevo Herald 18/05/08)
Por una salida anticapitalista
Lo que transportistas lograron a través de la lucha, puede disolverse rápidamente debido a que los precios del petróleo continúan subiendo. Este subsidio abarracará un sector reducido de la flota vehicular, los restantes continuaremos pagando los altos precios que van a parar a manos de las transnacionales petroleras.
Ortega no quiso imponer impuestos a las altas ganancias de las petroleras, porque ALBANISA forma parte ahora del negocio petrolero. A pesar de la debilidad de los sindicatos, llamamos a los trabajadores a ponerse al frente de la lucha por nacionalizar toda la industria de refinación y comercialización del petróleo, por que el alza en los combustibles incide en el alza de precios de los alimentos y productos básicos. Este primer round fue ganado por los transportistas, el segundo round debe ser ganado por los trabajadores y el pueblo exigiendo la nacionalización bajo control de los trabajadores de la refinación y comercialización del petróleo y sus derivados.