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Por Sebastián Chavarría Domínguez

La proclamada unidad del liberalismo se daba por un hecho, hasta hace pocos días. Las cenas cordiales entre Arnoldo Alemán y Eduardo Montealegre, la mitigación de los resentimientos entre ambos caudillos del liberalismo, provocaron la euforia y el delirio entre sus seguidores. Se respiraba un ambiente de triunfo inminente y de retorno al poder político, bajo las bendiciones de monseñor Abelardo Matta.

Por su parte, la dirigencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), respondió con el silencio ante la ofensiva propagandística, que pregonaba a los cuatro vientos el surgimiento de un nuevo y poderoso partido liberal unificado, el único que podría derrotar al FSLN. Hasta el diario La Prensa, siempre crítico con Arnoldo Alemán, por haber posibilitado los cambios institucionales que permitieron el retorno del FSLN al poder, se mostraba indulgente con el nuevo look opositor de Arnoldo Alemán, quien supuestamente se ha rebelado al hegemonismo de Daniel Ortega.

Los reacomodos de Alemán

La verdad es que en la competencia entre las fracciones liberales, Eduardo Montealegre se colocó en una mejor posición al denunciar al gobierno sandinista como autor del fraude de las elecciones municipales del año 2008, contra la tibieza y el colaboracionismo mostrado por Alemán. El liderazgo estaba fuertemente cuestionado, lo que obligó a Alemán a realizar un brusco giro hacia la oposición, firmando acuerdo de que no se elegirían el súper combo de 25 magistrados para el año 2010, sin el acuerdo con los otros sectores de la oposición.

Y hasta el momento Alemán ha mantenido su palabra, pero no sabemos por cuánto tiempo más. Los discursos han comenzado a relativizarse. Alemán afirma que, por ejemplo, se pueden elegir los magistrados del poder judicial, pero el poder electoral debe ser cambiado completamente. Si pero no, o no pero si.

Comienzan las fisuras

No obstante, la unidad mantenida dentro de la Asamblea Nacional si se ha convertido en un dolor de cabeza para el gobierno de Ortega. En términos generales, todas las leyes propuestas por Ortega se han impuesto, ya sea por que un diputado se equivocó al votar, o porque siempre surge algún diputado bucanero que vende a buen precio su voto.

Aquí es donde la cacareada unidad del liberalismo comienza a agrietarse. ¿Cómo es que los liberales son mayoría en la Asamblea Nacional, y el presidente Ortega logra imponer su agenda legislativa? La única explicación lógica es que un sector del liberalismo colabora abierta o solapadamente con el gobierno de Ortega, y este sector está ligado estrechamente a Arnoldo Alemán.

En escritos anteriores hemos afirmado que el Presidente Ortega está construyendo un nuevo régimen político basado en la hegemonía del Presidente y del partido FSLN, por encima de su aliado colaboracioanista del Partido Liberal Constitucionalista (PLC). Esto ha provocado roces con el PLC, con las organizaciones de la llamada sociedad civil, y hasta con el gobierno de los Estados Unidos y los donantes europeos, que temen que la consolidación del poder personal de Ortega signifique un retroceso para la famélica democracia nicaragüense.

Sin embargo, la unidad liberal no detiene el avance arrollador del FSLN. Al contrario, el empuje mostrado por el FSLN, la firmeza en las decisiones, la voluntad indeclinable de mantenerse en el poder, están provocando las primeras fisuras y vacilaciones dentro del liberalismo.

El decreto Ejecutivo No 03-2010

Y la prueba de fuego más reciente fue la aprobación del decreto ejecutivo No 03-2003 mediante el cual Daniel Ortega, ante el chantaje montado por los diputados liberales, que se niegan a escoger magistrados a los cuales ya se les venció o está por vencerse el periodo para el cual fueron electos, dicto un decreto por medio del cual "se ratifican y se prorrogan en sus cargos a todas las autoridades que se les venza su período en el futuro inmediato mientras la Asamblea Nacional no nombre o ratifique a los actuales funcionarios".

En pocas palabras, el presidente Ortega les dijo a los diputados liberales, si no los eligen, los mantengo en los cargos, en una abierta y mortal ataque a la Constitución que establece que corresponde a la Asamblea Nacional escoger a los magistrados. Esta es una provocación calculada, porque el sandinismo pretende resolver todos los conflictos en la Corte Suprema de Justicia donde mantiene la hegemonía. No en balde, René Núñez, presidente de la Asamblea Nacional, planteo que la crisis se resolviera por un recurso de competencias ante la Corte Suprema de Justicia.

La oposición burguesa realizó su primera escaramuza al votar en el seno de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional, con cuatro votos a favor y tres en contra, rechazar decreto ejecutivo No 03-2003. No obstante, al mismo tiempo decidieron conformar una Comisión Especial que se encargará de iniciar el proceso de nombramiento de al menos 25 funcionarios, entre magistrados, contralores, procurador y subprocurador de derechos humanos y superintendente de bancos. Una de cal y otra de arena.

Un proyecto de ley non nato

Como para reforzar la lucha contra el hegemonismo de Ortega, los cuatro jefes de las bancadas opositoras --Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Bancada Democrática Nicaragüense (BDN), Bancada de Unidad Nicaragüense (BUN), Alianza Liberal Nicaragüense (ALN))-- presentaron ante la Primera Secretaría una novedosa iniciativa de ley para derogar el Decreto Ejecutivo 03-2010. Últimamente, la impotencia de los diputados ha quedado manifiesta en varios intentos de aprobación de leyes que terminan en la nada: ley de nulidad de las elecciones, y esta última. Creen ilusamente que con papeles pueden detener el aparato de poder que encierra el FSLN.

Al presentar el proyecto de ley, no cumplieron con las formalidades y el tremendo cañonazo terminó nuevamente en la nada.

Envió de tropas a Haití

El presidente Ortega volvió a hacer sentir su poder al emitir otro decreto ejecutivo autorizando la salida de tropas nicaragüenses hacia Haití, en labores humanitarias, sin que la Asamblea Nacional haya dado la autorización, como establece el artículo 138 de la Constitución. Y la repuesta de los diputados fue el silencio y hasta surgieron voces que justificaron el decreto por necesidades humanitarias.

Intentona de destitución del presidente Ortega

Aunque la Constitución nicaragüense no contempla la destitución del presidente, aunque si la sustitución por declaratoria de incapacidad, la fracción de Eduardo Montealegre presentó una propuesta de iniciativa de Declaración de incapacidad del presidente Ortega, obteniendo apenas la firma de 41 diputados, cuando requieren por lo menos 62 votos de los 91, es decir, dos tercios de los diputados.

Colaboración subterránea

Una vez más ha quedado manifiesta la impotencia e incapacidad de la oposición burguesa, que cree que puede derrotar al FSLN en las próximas elecciones, solamente apelando a la unidad del liberalismo, cuando en realidad existe un sector del liberalismo, representado fundamentalmente por Arnoldo Alemán, que finge estar en la oposición pero que en realidad, como todo el pueblo lo sabe, mantiene un pacto estrecho con el FSLN, a pesar de que este intenta domarlo y domesticarlo.

Por una alternativa independiente

Muchos sectores populares tienen la ilusión que esta coalición electoral de la derecha puede tomar el poder y mejorar la situación del país, cuando en realidad trabajan en sentido contrario. Mas vergonzosa es la posición del Movimiento Renovador Sandinista (MRS) que se mantiene como furgón de cola de la corriente liberal encabezada por Eduardo Montealegre, ilusionados en una alianza electoral de cara a las elecciones generales del año 2001, en donde estará en juego la reelección de Daniel Ortega.

Debido a que los trabajadores nicaragüenses todavía no se recuperan de la derrota de la revolución de 1979, no existe un sector de izquierda independiente, pero debemos formarlo. La crisis económica exige la conformación de una alternativa revolucionaria independiente de la derecha, pero también independiente del FSLN, de manera tal que los trabajadores y los jóvenes podamos defender nuestros propios intereses.

La sección nicaragüense del Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) está seriamente comprometida en la construcción de esta alternativa independiente, revolucionaria, socialista, centroamericanista.

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