Por Olmedo Beluche
La Alianza por el Cambio celebra su primer año de gobierno en medio de su primera gran crisis interna, la cual ha pasado casi desapercibida, pero muestra las fallas sísmicas que la pueden derribar en cualquier momento. Nos referimos al rechazo de la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional frente a la propuesta de ley de Consulta Ciudadana presentada por el Ejecutivo. Para no mencionar que el “regalo” de Martinelli de aniversario al pueblo panameño son: el aumento del ITBMs y la reforma al Código de Trabajo, asuntos en los que ambos bandos han estado de acuerdo.
La rebelión legislativa ha sido dirigida por los diputados del partido Panameñista, y esto no es casualidad. El argumento para el rechazo esgrimido por el diputado Blandón, es muy claro: el temor de que Ricardo Martinelli, mediante las llamadas consultas convoque una Asamblea Constituyente.
El problema para los diputados panameñistas es doble, por un lado, son garantes junto al PRD del actual sistema político antidemocrático, que sólo permite reformas constitucionales controladas por los “políticos de siempre”. Por otro, todos los diputados temen que una Constituyente acorte el período para el que fueron electos, dejándolos fuera del baile, antes de tiempo, no tanto porque tengan grandes proyectos legislativos, sino por las deudas asumidas en la campaña electoral contra los jugosos ingresos proyectados en cinco años.
¿Para qué querría Martinelli convocar una Asamblea Constituyente? ¿Para reformar el plutocrático sistema político que padecemos? No. Para conseguir la reelección presidencial inmediata y seguir gobernando cinco años más, siguiendo el modelo empleado por Uribe, Chávez, Correa y otros mandatarios de la región. Por supuesto, esto sería inconveniente para los aliados panameñistas, que aspiran con Juan Carlos Varela a encabezar la sucesión presidencial en 2014. Evidencia de que hay algo de esto, es que a la fecha no han logrado ponerse de acuerdo en una nueva redacción del proyecto de ley.
Otros elementos de crisis en la alianza oficialista se esbozaron en las denuncias del diputado González contra el ministro Mulino, y de Noriel Salerno contra el ministro Alberto Vallarino. Sin mencionar los choques en alcaldías como Panamá y Colón, donde se han confrontado los intereses del grupo allegado a Martinelli con sus aliados.
El Partido Alternativa Popular rechazó el proyecto de ley porque la redacción concentra la elección de temas y preguntas en la figura del Presidente, cerrando las puertas a iniciativas de la sociedad civil, y porque pretenden usar las “consultas” para “legitimar” su agenda política, confrontando unos sectores sociales contra otros. Por ejemplo, la reforma laboral, enfrentando sindicalistas con desempleados.
Respecto a la Asamblea Constituyente opinamos que debe ser convocada con urgencia y que no depende del mencionado proyecto de ley. Si la Constituyente es democrática y representativa del conjunto de la sociedad panameña, sería el único camino para reformar el sistema político actual, corroído por la corrupción, la cleptocracia y el poder del dinero.