Por Olmedo Beluche
Aunque muchos sectores políticos, de oposición y oficialismo, de la “sociedad civil” y los medios de comunicación pretenden mirar para otro lado, para poder seguir engañándose, y engañando, con la falacia de que estamos en un régimen “democrático”, los pasos que el presidente Martinelli y su partido están dando son inexorables y firmes en un solo sentido: su reelección presidencial en 2014. La ruptura del acuerdo sobre la alternabilidad en la presidencial del Órgano Legislativo entre los partidos de la “Alianza”, que Cambio Democrático se chupe al MOLIRENA y a Unión Patriótica, que lance masivas inscripciones para convertirse en el partido con más adherentes, que a raja tabla imponga la segunda vuelta, que siga comprando diputados del PRD y el Panameñismo para asegurarse la mayoría absoluta en la Asamblea, todos son pasos en un solo sentido: la reelección de Martinellli.
El último capítulo en esta “Crónica de una reelección anunciada” ha sido el rechazo de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa de los pocos y tímidos cambios en el Código Electoral que pudieran democratizar las reglas del juego para que otros actores políticos puedan participar de los comicios. Con la complicidad de los diputados del PRD y el Panameñismo, para alegría del CD, dicha comisión rechazó reformas consensuadas por delegados de ellos mismos en la Comisión de Reformas Electorales (CNRE): la paridad entre hombre y mujeres en las postulaciones, el tope al financiamiento privado de las campañas electorales y la rebaja de la cuota de adherentes para inscribir nuevos partidos políticos.
Es evidente que una apertura democrática, por mínima que fuese, pone en riesgo no sólo el control de los órganos de gobierno por los “políticos de siempre”, sino que podría dificultar la reelección del actual presidente en 2014. Porque todo ello va asociado al tema de la segunda vuelta, ya que la única seguridad de Martinelli es una competencia entre tres: CD, Panameñismo y PRD. Bajo el supuesto de que en la segunda vuelta la disputa se dé entre el CD y el PRD, tendría fácilmente asegurada la victoria porque supone que los panameñistas tendrían que apoyarlo. Por ello, lo que más teme el oficialismo es la aparición de un candidato nuevo, particularmente si es independiente, que recoja el descontento y el repudio de la ciudadanía con el sistema político corrupto que tenemos. En esa circunstancia, un cuarto candidato independiente podría barrer con la situación actual y sería la amenaza que más teme Martinelli.
Tanto al PRD como al Panameñismo, en especial a Juan Carlos Varela, que aspiraba a ganar las próximas elecciones, les cae a pelo la sentencia de Maquiavelo en El Príncipe: “De todo ello se extrae una regla general que nunca, o a lo sumo raramente, falla: quien propicia el poder de otro, labra su propia ruina”. Al PRD se le aplica porque lleva dos años penando, que pueden ser diez como mínimo, gracias a que Martín Torrijos y Samuel Lewis debilitaron a su propio partido para cargarse dos competidores internos (Balbina y J.C. Navarro). Al panameñismo porque pudiendo mantenerse independiente y aspirar en 2014, por presiones de la embajada norteamericana si vio obligado a aceptar la vicepresidencia y constituir la “Alianza”. Alianza en la el panameñismo sufre el maltrato doméstico cada día, pero no se atreve al divorcio, porque los gringos así se lo piden y porque la “Doctrina Panameñista” es historia, y lo única doctrina que inspira a los actuales políticos son los billetes verdes. Ya lo dijo Chello Gálvez, si se van sufrirán el mismo destino de la Democracia Cristiana con Guillermo Endara.
Se engañan los sectores que de buena fe han caído, como caperucitas en la trampa del lobo, al ir a la Comisión de Reformas Constitucionales nombrada de a dedo, creyendo que si ahí no se aprueba la reelección inmediata, la Asamblea va a respetar ese acuerdo. ¿Cuál acuerdo ha respetado la Asamblea? Una vez que CD tenga la mayoría absoluta de diputados, sólo faltan tres, el proyecto Constitucional que irá a referéndum será el que más convenga al grupo dominante. Y, para asegurarse el respaldo popular, la reelección va a ir casada con unos caramelitos, como “Cien a los Setenta”, la “Beca dizque Universal”, el PRODEC, etc. No soy adivino, ya está cantado.
Los sectores populares, los gremios, los sindicatos, la “sociedad civil” honesta, los indígenas, tienen que hacer conciencia de esta realidad para tomar las medidas adecuadas, si no quieren seguir sufriendo otro lustro de medidas antipopulares. La única manera de romper el esquema antidemocrático montado por Martinelli, con la aquiescencia del PRD y el Panameñismo, es la constitución de un gran Frente Popular, unitario, amplio y democrático, que se proponga conquistar en las calles los espacios de participación que le niega la oligarquía enquistada en el poder y el Código Electoral amañado.