Por Eugenio Young
Las obras de ampliación del Canal de Panamá han convertido a esa nación en una fuente de empleo seguro, en un momento en que en todos los países Centroamericanos aumenta el desempleo. Pero también en una fuente de lucrativos negocios para los empresarios de la construcción, y en motivo de confrontación entre obreros de diferentes nacionalidades.
Forcejeo por bajar salarios
Uno de los sectores mas fortalecidos por la ampliación del Canal de Panamá y del boom inmobiliario, han sido los obreros de la construcción, que están fuertemente organizados en combativos sindicatos.
En la medida en que aumenta la necesidad de mano de obra en el sector de la construcción, los empresarios han tenido que enfrentarse a sindicatos beligerantes que presionan por mejorar los sueldos de sus afiliados, en un permanente forcejo por bajar salarios y reducir conquistas laborales, que los empresarios llaman simplemente “reducción de costos” para “mantener la competitividad”.
Importar mano de obra barata
Como los empresarios de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac) y otros, no han podido derrotar a los obreros de la construcción, idearon importar mano de obra barata desde Honduras, un país empobrecido por el saqueo capitalista y con altos niveles de desempleo, como un mecanismo de presión para bajar o congelar los salarios. Y de esta manera han generado un conflicto entre trabajadores panameños y hondureños.
A comienzos de julio, Carlos Montes, viceministro de Trabajo de Honduras, explicó que Panamá “está requiriendo 25 mil trabajadores para esta área. Si se firma el convenio entre ambos ministerios, se incorporarán desempleados al sector productivo en el exterior que ganarán en dólares. Eso ayudará a disminuir la brecha de desocupados en San Pedro Sula (…)” (La Prensa de Honduras, 09/07/2012).
La verdad es que los empresarios panameños estaban solicitando solamente 4.000 obreros de la construcción, entre albañiles, carpinteros, reforzadores, plomeros y soldadores.
Sindicatos reaccionan y presionan
Inmediatamente, reaccionó Genaro López, dirigente del Sindicato Nacional Único de Trabajadores y Similares (SUNTRACS), reclamando a Alma Cortés, ministra de Trabajo y Desarrollo Laboral de Panamá, por la firma de ese convenio con los empresarios hondureños. La Confederación Nacional de Unidad Sindical Independiente (CONUSI) también se declaró en pie de guerra contra el supuesto convenio.
Genaro López fue abucheado y acusado de traidor por los obreros del Grupo Unidos por el Canal (GUPC), durante la huelga de enero de este año, que se libró por aumento de salarios. Existe una fuerte presión de los obreros panameños en contra de la contratación de mano de obra hondureña, porque consideran que viene a bajar los salarios. López argumenta “lógicamente estamos en contra porque aquí en Panamá está la mano de obra suficiente para desarrollar los proyectos” (La Prensa de Panamá, 27/07/2012)
Gustavo Herrera, secretario de defensa de la Unión Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (UNTRAICS), también protestó por la intención del convenio, “ porque sabemos en Panamá hay 180 mil obreros activos y un total de 40 mil que no están activos (…) Traer trabajadores de afuera al margen de los obreros panameños es retar al obrero panameño que se sabe bien que los obreros de la construcción de Panamá siempre nos hemos hecho sentir” (La Prensa, 07/08/2012)
En una reciente visita de Felícito Ávila a Panamá, éste declaró: “Quiero dejar claro que no hubo más nada que palabras, nunca se firmó, ni se firmará, un convenio para exportar hondureños a trabajar en la ampliación del Canal de Panamá” (La Estrella de Panamá. 08/08/2012).
Unidad de los sindicatos de Panamá y Honduras
Esta experiencia debe ser asimilada por los trabajadores de Panamá y de Honduras. Si bien es cierto que todos necesitamos trabajar para sostener a nuestras familias, tampoco podemos permitir que trabajadores de otros países, sean utilizados contra las organizaciones sindicales existentes en Panamá.
Lo mas conveniente es que los sindicatos de la construcción en Panamá y Honduras, se reúnan para analizar la situación, evitar que los empresarios utilicen a unos contra otros, y cuando haya realmente oportunidades de empleo, establecer un compromiso común de que nunca los trabajadores de otros países serán utilizados como mano de obra barata, para destruir o debilitar las organizaciones sindicales, ni para bajar los salarios.
Esta unidad de los trabajadores de la construcción es más necesaria que nunca, es urgente, para evitar una confrontación entre hermanos de clase. Los únicos que saldrían ganando son los empresarios de la construcción.