Por Olmedo Beluche

Malas noticias para las comunidades más pobres de Panamá, las cuales, aún viviendo en zonas urbanas y en un país de ríos caudalosos y un canal, no tienen agua, o si la tienen es de la peor calidad, como en toda la península de Azuero: el próximo año tampoco alcanzará el presupuesto para resolver este problema elemental, porque el gobierno de José R. Mulino no lo estableció como prioridad.

Peores noticias para las comunidades educativas, porque pese a toda la demagogia vertida por este y los anteriores gobiernos sobre poner a la educación como “la estrella”, lo “más importante para salir del subdesarrollo”, etc.: tampoco en 2026 se repararán las escuelas a las que les falta electricidad, o agua, seguirán habiendo las escuelas multigrado, o las “escuelas rancho”, porque no es esa la prioridad en la asignación presupuestaria del gobierno dictatorial de Mulino.

Pacientes, asegurados, jubilados que se quejan del pésimo servicio de atención en clínicas y hospitales, de la falta de medicinas en las farmacias, de madrugar para sacar citas y la falta de cupos, en la Caja de Seguro Social y MINSA, sepan que ese tampoco ha sido fijado como problema prioritario a atender en 2026, por Mulino y su ministro Chapman.

Quienes esperaban que, por fin, habría un servicio eficiente de recolección de basura, porque están hartos de convivir con los deshechos en las puertas de sus casas, deben seguir aguantando, porque no es la prioridad para el “gobierno empresarial” y dictatorial de Mulino.

Nada de eso que espera el pueblo panameño se resolverá, pese a ser, en 2026, el mayor presupuesto gubernamental de la historia del país: ¡¡34.900 millones de balboas!! Es un presupuesto incrementado en 4,789 millones de balboas respecto al presente años, 2025.

¿Cuál es la prioridad para tanta plata? Gastar el 23% de esa enorme cifra en pago de la deuda pública, amortización e intereses, préstamos y bonos emitidos por el estado panameño: es decir, nada menos que ¡8,000 millones de balboas!!

Se va a gastar más en pagarle a los banqueros y bonistas amigos del gobierno que la suma conjunta de los presupuestado para MINSALUD (B/. 3,445.801 millones) y MEDUCA (B/. 4,861,705 millones) juntos. Lo que se va en pagar a los agiotistas, es un monto equivalente a lo presupuestado para la Caja de Seguro Social, B/. 8,211,233 millones (La Estrella de Panamá, 31/7/25).

Agreguemos que generalmente los presupuestos mienten, porque se puede asignar una cifra a una institución que luego NO SE EJECUTA, por bloqueos de la Contraloría o ineptitud de los funcionarios, y vienen los “traslados de partidas”, como lo demuestra la ineficiente administración de Lucy Molinar en MEDUCA que, en lo que va de 2025, sólo ha ejecutado el 7% de lo presupuestado en inversión, con lo cual se explica el estado deplorable de muchos planteles (La Prensa, 31/7/25).

La pregunta es: ¿por qué se ha incrementado tanto la deuda pública en Panamá? Simple: los gobiernos panameños, todos proempresariales, se niegan a cobrarle impuestos a la burguesía nacional y extranjera que explota nuestra posición geográfica, recursos y fuerza de trabajo. En Panamá existe, desde el siglo XX, lo que el sociólogo Marco Gandásegui llamó “el Club de los Exonerados” que abarca a toda la gran burguesía nacional, que goza de exoneraciones fiscales.

De manera que, todos los grandes negocios del “sector logístico”, como los puertos y el turismo gozan de exoneraciones fiscales. En Panamá, sólo los asalariados pagamos puntualmente nuestros impuestos los cuales nos sacan del cheque sin que lo veamos.

Buena parte de los empresarios panameños, que no pagan, o pagan un ínfimo impuesto sobre la renta, cuando a sus empresas les toca pagar el ITBMs, acostumbran a evadirlos (robárselo) sin que las autoridades hagan nada al respecto. Según estimaciones de la CEPAL el monto total evadido en Panamá es de al menos 340 millones de balboas (CEPAL, 2017).

Moraleja, si queremos que haya recursos para resolver los problemas prioritarios para el pueblo panameño, como el agua potable, la salud, la educación la recolección de basura, NO podemos elegir gobiernos empresariales títeres de los banqueros y financistas. Si queremos una vida con dignidad para el pueblo panameño, hay construir una alternativa popular desde abajo, con los que han luchado en las calles en 2022, 2023 y 2025.

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