Las acciones de lucha popular convocadas hoy por el FNL, las cuales sólo pueden calificarse como una rotunda victoria del pueblo, generaron una enorme cantidad de logros, algunos de los cuales, por su importancia, conviene destacar:
1.- Ya desde ayer, un día antes de realizarse, los grandes empresarios del país, (minoría poderosa que ha hecho de Guatemala su feudo particular), acudieron ante la Corte de Constitucionalidad para presentar un recurso de Amparo contra el Frente Nacional de Lucha y las organizaciones populares que lo conforman. De manera formal, pidieron a la CC que ordenara la represión contra el pueblo, por cuanto sus acciones de lucha les causan pérdidas económicas considerables e impiden el ejercicio del derecho a la libre locomoción.
Es primera vez que los achichincles de la poderosa oligarquía, la cual siempre ha ejercido el poder detrás del trono, optan por salir del closet, dar la cara de manera directa, y poner así en evidencia ante moros y cristianos, de manera irrefutable, su voluntad represora cuando sienten que sus egoístas privilegios se pueden ver afectados.
En síntesis, las Cámaras del Agro, la de Comercio, la de Industrias y otras afines articuladas en el CACIF, pidieron con toda energía que se repartiera palo a la población, si es que se atrevían a luchar en defensa de sus derechos y en defensa de la salud del pueblo. Los grandes finqueros (como los azucareros, por ejemplo), quienes en su inmensa mayoría esquilman a la población negándose a pagar el salario mínimo que establece la ley, rodeados, claro, de un manto de impunidad que se los permite, acuden ahora ante la expresión superior del sistema judicial, para clamar lo que ellos llaman justicia. Ellos, sembradores cotidianos de injusticias, pretenden hacer uso del sistema que han creado, para impedir la justa y legítima movilización social por la vía del miedo. En honor a la verdad ellos, que se tornan ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres, carecen de la mínima autoridad moral para hablar siquiera de justicia.
Claman por el derecho a la libre locomoción y, sin escrúpulo alguno, piden garrote contra quienes, desde el seno del pueblo, claman por el derecho a la salud, por el derecho a la educación, por el derecho a la alimentación para sus familias, por el derecho a precios justos para la energía eléctrica, por el derecho a la tierra, por el derecho a vivir en un ambiente saludable, por el derecho a contar con una vivienda decente, por el derecho a disfrutar de un salario justo y de un trabajo digno. ¿Cuáles de esos derechos deberían de pesar más? ¿El de locomoción por unas cuantas horas o el derecho a una vida digna?
Es seguro que a los señores del CACIF nunca nadie les ha impuesto pasar hambres. Que sus hijos e hijas no forman parte de esa estadística de 49.3% de desnutrición crónica entre la infancia. Que jamás han tenido que dejar de comprar comida para poder pagar la luz. Que, si se enferman, no tienen que ir a hacer largas colas a un hospital desabastecido, de donde saldrán sólo con recetas bajo en brazo. Que sus hijos e hijas no estudian sentados en un block de construcción. Que nunca en sus vidas se han visto obligados a tener dos o tres trabajos para poder poner un poco de comida en las mesas de sus familias.
Por eso, para los señores del CACIF el derecho a la libre locomoción es muy importante. No pueden entender (porque no lo han vivido), que para el pueblo son otros los derechos prioritarios. Porque viven insertos en un mundo distinto al del resto del pueblo, que los conduce a entender la realidad de manera diferente a como la padece el pueblo. Por ejemplo, para ellos que suba el precio del azúcar es una bendición; para el pueblo, una desgracia.
De cualquier manera, por fin dieron la cara y pusieron en evidencia quienes son y hasta donde son capaces de llegar con tal de impedir que en Guatemala las cosas cambien para beneficio de las mayorías. Se retrataron a sí mismos como sátrapas que son, como señores feudales incapaces de ceder ni en el menor de sus malhabidos privilegios.
2.- Pero, también, quedó en claro a quién sirven las autoridades del Estado. En tiempo record, unas 6 horas, la CC dio curso al amparo presentado por el CACIF, demandando al gobierno impedir las movilizaciones programadas para hoy por el FNL. Esa Corte, en la cual los casos se empolvan, se llenan de telas de araña y se amarillentan en espera de que algún burócrata les de curso, esta vez se movió con un ritmo desenfrenado; actuó con una eficiencia digna de mejores causas. El recurso de amparo contra el TLC, por mencionar un ejemplo, demoró más de año y medio para ser resuelto, a pesar de lo urgente que el tema era cuando se presentó.
En esta ocasión, bastó que el CACIF chasqueara los dedos para que los mecanismos jurídicos se pusieran en movimiento y corrieran, apresurados, a responder fiel y prontamente al mandato de la oligarquía. No resolvieron en seis meses ni en seis años, como suele ocurrir, sino que lo hicieron en seis horas, como lo requerían sus amos. ¡Vaya sistema de justicia! Es claro que se mueve a un ritmo para los grandes ricos y a otro, muy distinto, para el resto de la población.
A saber que tipo de aceite o de combustible usan los poderosos señores del CACIF para lograr que las maquinarias judiciales se muevan a esos ritmos. Habría que preguntarles cuál es su ingrediente secreto para poder aplicarlo, por ejemplo, en el caso de dos dirigentes comunitarios de San Juan Sacatepéquez, detenidos en prisión desde hace más de dos años sin que, en ese período, ni siquiera se les haya abierto un expediente.
Los motivos que llevaron al FNL a convocar a la población a las acciones de lucha, que son de naturaleza social, es obvio que no se entienden o no se quieren entender por la Corte de Constitucionalidad. A la CC no le interesa en absoluto escuchar la voz que brota desde el seno del pueblo. Como en épocas de obsoleta monarquía, a la CC le interesa responder con extrema prontitud ante la voz de mando que nace desde la aristocracia de más rancio abolengo.
Esto es, sin duda alguna, un mal augurio para el país; es la demostración clara e irrefutable de que el alto organismo no es independiente sino que forma parte del esquema de poder propio de los empresarios. La CC se subordina mansa y obedientemente ante el CACIF y no ante el derecho establecido en el orden constitucional.
Sirve además como alerta al pueblo. Que se conozcan y desnuden quienes son esas caras en las vallas millonarias ilegalmente colocadas en anticipada campaña electoral. Conózcanlos con su verdadero rostro de represión, a esos que ofrecen tanta palabra vacía. Bueno está que antes de las elecciones se vayan quitando la careta, y que no lleguen después a pedir el voto a quienes han mandado a reprimir.
3.- Pero, además, hay otro hecho que quedó puesto muy en claro, de manera también irrefutable: la población ya no se deja intimidar. Hoy, más bien es el CACIF quien tiene miedo. Nos tienen miedo. Su recurso de amparo, así como las otras medidas afines que ya han anunciado, lo que evidencian es el enorme temor que los abruma. Actúan movidos por el miedo que les hace sentir la presencia creciente de un pueblo consciente y organizado. Le temen a la dignidad. Los horroriza el decoro.
La intensa campaña desmovilizadora que emprendieron a través de todos los medios que controlan para su exclusivo beneficio no les surtió efecto alguno. Pretendieron, a marchas forzadas, sembrar miedo entre la población. Amenazarla con represión si salían a las calles a expresarse y a manifestar su descontento. Intimidarla con el anuncio de que liberarían, contra el pueblo, a sus perros de la guerra.
Pero no se salieron con la suya, porque el pueblo estuvo hoy ahí, en las calles, reclamando con toda razón y con absoluto derecho, por tantas agresiones a las que se le somete a diario. Ahí estuvieron, como protagonistas del más hermoso espectáculo: el de un pueblo que lucha por su dignidad. La hidalguía con la que el pueblo se manifestó, de costa a costa y de frontera a frontera, es muestra de que, más temprano que tarde, en Guatemala florecerá de nuevo la primavera.
Los señores del CACIF no lograron, con sus bien orquestadas amenazas lanzadas al aire a tambor batiente, doblegar la voluntad de lucha del pueblo. Por eso tienen miedo. Porque no nos amedrentan. Porque ellos sí que tienen mucho que perder. Con acierto afirma el refranero popular que “sólo el que la debe, la teme”.
Hoy al pueblo, a quien han llevado hasta el borde mismo del despeñadero, tan solo le queda una cosa que perder: la paciencia.
Por todo esto:
¡ La Lucha Sigue !
Guatemala, 24 de Febrero del 2011
Frente Nacional De Lucha En Defensa De Los Servicios Públicos y Los Recursos Naturales
Miembro de Plataforma Sindical Común Centroamericana -PSCC-