No ha transcurrido ni un mes desde que el Frente Nacional de Lucha se retiró del Frente Amplio. Y resulta que ha sido un mes costoso. “Que lo que quieren es hacer diputados a sus dirigentes”. “Que lo que buscan es consolidar viejos cuadros”. “Que lo que quieren es meter a fulano en la contienda”. “Que lo que quieren son puestos”. “Que como en la izquierda no encontraron camino, ahora prueban con la derecha”. En fin, la lista es enorme. Largamente enorme.
Es evidente que cuando el Frente hace algo, genera comentarios. Para bien o para mal, pero genera comentarios. En este caso, queremos decir que hubiéramos querido que no se generaran, pero ni modo, hay que apechugar con la realidad. Ahora bien, ¿de qué realidad se trata?
Hay que ser precisos respecto a la realidad a la que nos estamos refiriendo. No es la realidad de los políticos de la izquierda partidaria, ni la que, a tropezones, sale del discurso de las derechas. Es la realidad del pueblo, aunque esa tenga que ver muy poco con otras realidades, especialmente en lo que se refiere a la verdad política.
Lo cierto es que la realidad cotidiana que marca la vida del pueblo está a mil años luz de la que marca el ritmo de los partidos. En el Frente Nacional de Lucha hemos abrazado la primera consigna, y lo hemos hecho con entereza. Esto ha sido demostrado tras seis años de lucha inclaudicable, en los que contiendas electorales van y vienen.
En esta ocasión, estuvimos fuertemente atados a la izquierda, en la medida en que fue posible seguir llamándola como tal. Colocamos las fuerzas del Frente a las órdenes del Frente Amplio y por ahí veníamos construyendo. Pero, de repente, surgió una posición que calificamos claramente como de derecha, y había que revisar el asunto. Fue aquel un proceso violentado, y por los partidos políticos, sacándose de escena a los movimientos sociales que eran parte del Frente Amplio.
De pronto, dejaron de respetarse los cuerpos nacionales de decisión, los cuales había tomado meses de construir y consensuar. La Asamblea del Frente Amplio, la Comisión Coordinadora Provisional, las Mesas Departamentales (allí en donde se habían logrado construir), que habían llegado a servir como cuerpos guías, simplemente dejaron de existir. No se convocaron y, por el contrario, si se convocó a los Partidos Políticos. Es decir, se quiso dejar por fuera a los movimientos sociales.
A Doña Rigoberta Menchú la propusieron desde afuera, porque durante todo el proceso de construcción del Frente Amplio, WINAQ nunca quiso adherirse. ANN y MNR se aparecieron, entonces, con WINAQ, pero como veto para los movimientos sociales. Había que votar incluso por Doña Rigoberta. Por su primer lugar para el Listado Nacional; por su primer lugar para el PARLACÉN; por su primer lugar en el Departamento de Guatemala; en fin, llegó de último sin haber aportado nada y a servirse con la cuchara grande. ¿En qué se diferencia esto de las prácticas de cualquier partido tradicional?
Ahora bien, si así se eligieron los cargos más relevantes, habrá que preguntarse, ¿y las organizaciones populares, qué papel están llamadas, entonces, a jugar? ¿Achichincles de los partidos?
Pues no. Ningún movimiento social que se respete y que respete a sus bases se va a colocar en tan triste papel.
Si no hay respaldo para el planteamiento que brota desde el seno de los movimientos sociales y populares, no hay razón para permanecer fieles al Frente Amplio, como nos lo proponíamos. Nuestra lealtad está de lado de los principios y con las luchas del pueblo y no con componendas de poca monta. Nuestros fines apuntan en otra dirección.
En todo caso, esta experiencia ha demostrado el alto valor que, para Guatemala, pudo haber llegado a tener una unidad de la izquierda.
Creemos que, con voluntad y con nuevas prácticas, esa unidad es posible. Quizás en un futuro próximo.
Guatemala, 24 de Mayo del 2011
¡La Lucha Sigue!
Frente Nacional De Lucha En Defensa De Los Servicios Públicos y Los Recursos Naturales
Miembro de Plataforma Sindical Común Centroamericana -PSCC-