Una vez más, mostrando una prepotencia imbuida de un racismo evidente y de un profundo desprecio por el pueblo que lo encumbró en el poder, Ricardo Martinelli se ensaña contra los derechos de los habitantes de la Comarca Ngäbe-Buglé e insiste, a través de sus diputados de la Asamblea Nacional, en incumplir los acuerdos que los pueblos indígenas alcanzaron en 2011, cuando se opusieron decididamente al desarrollo minero en los territorios comarcales.

Con esta actitud, Martinelli y sus compinches intentan burlarse, una vez más, de la inteligencia popular, pues la codicia lo enceguece hasta el punto de pretender la venta de la nación a países extranjeros que ansían nuestros minerales y de no reparar en los sacrificios que tiene que hacer el país entero ante la firme determinación del pueblo ngäbe-buglé de defender, hasta las últimas consecuencias y unidos como un solo hombre, aquello que tienen por única y más cara riqueza: las tierras en que siempre han vivido.

Lejos de lo que su mente calculaba, el pueblo panameño ha apoyado, por mayoría abrumadora, la lucha de los indígenas, y ya son cada vez más las voces que se alzan no solo para exigir que se ponga fin al conflicto generado por la irresponsabilidad del Gobierno y de la Asamblea Nacional en forma favorable a las justas reclamaciones de los pueblos originarios, sino que ponen en entredicho la legitimidad de la administración gubernamental y llaman a la resistencia popular contra un Gobierno que ha roto una gran cantidad de regulaciones que el Estado ha signado en materia de derechos humanos y ha torcido y violentado, a su antojo, la Constitución de la República.

He aquí, entonces, que el Movimiento Popular Unificado jamás podría permanecer impávido ante las monstruosas dimensiones de sevicia e inhumanidad de las que ha hecho y hace gala la administración entera de Ricardo Martinelli y su recua de facinerosos que han convertido a la nación en trampolín hacia el enriquecimiento dudoso, el abuso, el crimen y la vergüenza, por lo que hemos participado y seguiremos participando activa y denodadamente en toda iniciativa tendiente a la oposición organizada contra semejantes desmanes, sin parangón en la historia nacional.  Por ello, repudiamos con todas nuestras fuerzas las erráticas y cada vez más peligrosas actitudes y acciones que urde y ejecuta  Ricardo Martinelli con el beneplácito de su cohorte de aduladores y los responsabilizamos absolutamente de la vida, seguridad, propiedades, tranquilidad y bienestar de los habitantes de las comarcas indígenas que luchan contra sus desaciertos.

Llamamos a la participación completa y decidida de la ciudadanía en la resistencia popular para apoyar a nuestros pueblos indígenas en su lucha y acabar de una buena vez con el esquema político-social que ha propiciado el surgimiento de este engendro del vicio y la crueldad que es la administración gubernamental de Ricardo Martinelli a través de una Asamblea Constituyente Originaria en la que el pueblo panameño, en forma directa, participe en la elaboración de una nueva Carta Magna que dé la racionalidad y el sosiego al país fundamentados en un nuevo gran acuerdo que procure la justicia social y que aplique la justicia popular a los responsables de latrocinios, cohechos y crímenes que, por desgracia, detentan el poder político en el país.  

Dado en la Ciudad de Panamá, a los 4 días del mes de febrero de 2012

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