El Ecuador viene siendo el escenario desde hace algunos meses, de la intensificación y ampliación de las luchas sociales, que diversos sectores del pueblo trabajador, los sindicalistas, indígenas, campesinos, maestros, la juventud estudiantil, servidores públicos, pequeños comerciantes, jubilados, vienen desarrollando, para oponerse a las políticas del gobierno de Rafael Correa que lesionan en los hechos los intereses del país, de los pueblos y de sus organizaciones, refuerzan o consagran las políticas neoliberales, privatizadoras y entreguistas.

Los trabajadores han levantado sus acciones en defensa de los derechos sindicales que han querido ser anulados por parte del gobierno; los pueblos indígenas combatieron en todo el país en defensa del agua como un recurso humano vital; las comunidades campesinas e indígenas oponiéndose a la naturaleza entreguista y depredadora de la Ley de Minería; los maestros exigiendo mejores garantías para la educación nacional, opuestos a unas evaluaciones retaliatorias y excluyentes; los estudiantes y todas las universidades del país, contra una Ley de Educación Superior que elimina la autonomía universitaria, el cogobierno estudiantil, el libre ingreso, otras conquistas y derechos; los servidores públicos se han movilizado defendiendo su estabilidad, sus conquistas alcanzadas tras largas luchas; los jubilados para mejorar sus pensiones y su atención por parte del Seguro Social; los pequeños comerciantes han estado en las calles por una Ley que garantice su derecho al trabajo, la seguridad social y otras conquistas.

Estas movilizaciones y protestas también han denunciado la posición del régimen para favorecer a los monopolios imperialistas petroleros, mineros, de telecomunicaciones; de favorecer el endeudamiento externo, en condiciones desventajosas; de involucrar al país en el Plan Colombia y de impulsar una política lesiva a la soberanía nacional en la suscripción de la Convención de los Derechos del Mar (CONVEMAR).

El Presidente Correa ha respondido a estas acciones de lucha y las denuncias de las organizaciones sociales, con una política represiva que va dejando víctimas fatales, heridos y grandes daños materiales como en los casos del ataque a la población de Dayuma, a los mineros del Azuay, el asesinato del profesor shuar Bosco Wisuma, el desalojo violento a los mineros de Zamora y otros hechos. Dirigentes de organizaciones obreras, indígenas, campesinas, estudiantiles, de maestros, han sido detenidos, enjuiciados y perseguidos; son objeto de abominables ataques y calumnias a través de una sonora y atiborrante campaña de los grandes medios que el gobierno controla, acusándolos de “mediocres”, “terroristas”, “corruptos”, etc.

En el marco de esta situación, el día 30 de septiembre se produce en distintos lugares del país, la rebelión de las tropas policiales, la toma de los cuarteles, su salida a las calles, en respuesta a la aprobación que se diera en la Asamblea Legislativa a la Ley de Servicio Público y al veto presidencial, que significa arrebatarle a este sector una serie de beneficios, conquistas, subsidios, que los habían logrado en el transcurso de varios años.

Las tropas amotinadas denuncian estos hechos, exigen incluso el cambio de la cúpula de la institución, pero en ningún momento se pronuncian por un cambio de gobierno, por su derrocamiento y más bien solicitan el diálogo, el cese de las actitudes autoritarias y que se atienda su situación. En estas condiciones, esa lucha de las tropas policiales, se añade a la de otros sectores populares en defensa de sus aspiraciones, de sus derechos y conquistas.

Los revolucionarios, la izquierda, los comunistas, asumimos como un deber el apoyo a esta y todas las luchas que defiendan los intereses populares y del país. Consideramos que es una falacia acusar de que estas acciones formen parte de una “conspiración” en contra de la democracia, del gobierno constituido y que sea parte de un intento de “golpe de Estado” de los “fascistas”, de la “derecha”, con la “participación de la izquierda”, sin que se demuestre para nada estas implicaciones.

La insistente denuncia del régimen sobre el supuesto “golpe de Estado contra la democracia ecuatoriana” trajo inmediatamente los respaldos del gobierno norteamericano y de la ONU; pero a la vez generó también, los pronunciamientos de la UNASUR, de los gobiernos de la región como Venezuela, Bolivia, Argentina, Paraguay, y también de Colombia, Chile y Perú.

Corresponde señalar que la mayoría de organizaciones sociales que han reivindicado sus aspiraciones, han deslindado campos y denunciado las reales o supuestas acciones de conspiración de la derecha, de la partidocracia, de las oligarquías y el imperialismo. De esta manera se pronunciaron CONAIE, ECUARRUNARI, las Centrales Sindicales, el Frente Popular y todas sus organizaciones, de modo que las acusaciones de conspiración caen por su propio peso.

El mismo Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, General Ernesto González, respaldó el orden constitucional, insistió en el pedido para la revisión o anulación de la Ley de Servicio Público, causante de los conflictos, al comparecer en la cadena indefinida y obligatoria, ordenada por el gobierno a todos los medios de comunicación del país; igual fue la petición de todos los voceros de los policías insubordinados, mientras los canales y medios pudieron recoger esos pronunciamientos para que se atiendan sus necesidades. La famosa “conspiración contra la democracia” que el gobierno y sus servidores denuncian, no aparece por ninguna parte……

Los acontecimientos eran graves y generalizados, pero se desbordaron, cuando haciendo gala de prepotencia, en abierta actitud imprudente, Correa fue a enfrentarse con los rebeldes y recibió el rechazo, incluso los irascibles excesos, de quienes se hallaban en el Regimiento Quito; quedó asilado en el Hospital de la Policía desde donde en horas de la noche fue sacado en medio de un sorprendente y desproporcionado operativo militar que fuera difundido por radio y TV a todo el país, poniendo en grave riesgo la vida del propio mandatario, provocando varias víctimas fatales de dicha acción, decenas de heridos, graves daños a las instalaciones de esa casa de salud.

Luego de su espectacular salida, Correa llega en medio de aplausos y vítores de sus partidarios a la Plaza Grande, para repetir las poses autoritarias, prepotentes y conminatorias; acusar sin pruebas, deformar la verdad y llamaa la “vindicta pública”, que “no habrá perdón ni olvido” frente a los conspiradores, etc.

Los revolucionarios, los comunistas, los trabajadores y los pueblos, tenemos claro que la democracia es una conquista de las masas a lo largo de centenas de años y por eso la defendemos a pesar de sus limitaciones y exclusiones. La democracia representativa es una expresión del poder de las clases dominantes, resguarda sus intereses; para la gran mayoría, para las clases trabajadoras, sigue siendo una retórica en cuyo nombre se los excluye y atropella. Teniendo claro estos conceptos, la lucha social, las acciones de los trabajadores y los pueblos, la propia rebelión de la tropa de la policía, no se propuso ni plantea quebrar la vida institucional del país y menos es resultado de los afanes conspirativos y golpistas de la derecha, la partidocracia y el imperialismo. El camino de los trabajadores y los pueblos, de la izquierda revolucionaria está claramente definido, es la marcha independiente en busca de su liberación definitiva y cotidianamente en la lucha por sus derechos, aspiraciones, conquistas sociales y democráticas.

Es necesario afirmar, sin embargo, que la prédica gubernamental de que se producía un “golpe de Estado”, tuvo éxito y confundió a un sector de la opinión pública del país y del exterior. En el ámbito popular las cosas están claras. Los acontecimientos de ayer son un nuevo episodio de la lucha social.

Más allá de las actitudes vengativas, retaliatorias y de las sanciones que aplique el régimen, ello deja profundas heridas en las tropas policiales y en varios sectores sociales; el gobierno de la “revolución ciudadana” que ahora canta victoria, debe saber que la lucha de los trabajadores, la juventud y los pueblos continúa; porque seguimos en crisis, sigue la injusticia, las desigualdades sociales aumentan, se desborda y no se sancionan los actos de corrupción. La efervescencia, la lucha social y la aspiración del verdadero cambio se va constituyendo en una bandera de cada vez mayores y más grandes sectores de nuestros pueblos. Crece la conciencia popular!

Exijamos la anulación de los vetos presidenciales y de los elementos antipopulares y antinacionales que contienen las leyes conexas como las reformas a la Ley de Hidrocarburos, la Ley de Ordenamiento Territorial, de Servicio Público, Educación Superior, el Código de las Finanzas Públicas y otras que perjudican a los trabajadores, la juventud y los pueblos. Del mismo modo, por la derogatoria inmediata del “estado de excepción”, pues desde el gobierno se señala que no hay ninguna conmoción interna.

Hoy es la hora de trabajar más insistentemente por la unidad de todos los sectores que defendemos nuestras justas aspiraciones, conquistas sociales y derechos; por quienes luchamos un futuro mejor. En esto reside, sin duda, la fortaleza de los pueblos, en ello está la garantía de la victoria!!

PARTIDO COMUNISTA MARXISTA LENINISTA DEL ECUADOR

Comité Central

1º. de Octubre de 2010

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