Por José T. Cardoza Olivas
“Profesor, por favor abra su cajuela porque vamos a revisar su vehículo”, me dijo la policía que se encontraba a la puerta de entrada de la Escuela Normal Superior de México. Sorprendido al principio, reaccione de manera enérgica y mi respuesta contundente fue un NO concreto y enérgico. La policía me respondió, “entonces no puede entrar a la escuela”, al momento otro policía cerraba la reja de entrada al estacionamiento. Indignado por la grosería, por el trato de delincuente a un catedrático de una institución educativa respondí, entonces no me muevo de aquí. Inmediatamente uno de los “perros” fieles del repudiado ex director Cantú que se encontraba a un costado del puesto de acceso les ordenó a los policías: “Déjenlo entrar es del Sindicato”. Lo anterior generó una indignación mayor. Porque soy del Comité sindical me dejarán pasar, pero a mis demás compañeros los van a ofender con una revisión vergonzosa y violatoria de sus garantías individuales, pensé rápidamente.
Mientras reflexionaba lo anterior una camioneta se acerco al portal de salida donde se desarrollaba la desagradable escena, el chofer se frenó y al ver el movimiento se bajo de su vehículo, era el Profesor Loa, me dirigí a él y le comente. “Profesor disculpa, pretenden revisar la cajuela de mi vehículo como si fuera un delincuente contrario a lo que señala la Constitución Política”. La respuesta de Loa fue de enojo. “Tienes razón, a mi también pretendieron revisarme y me negué, estos tipos piensan que la normal es cuartel y no respetan nada ni a nadie”
Se acercaron varios catedráticos, entre ellos el ilustre Alejandro Miguel, el Profesor Miguel Ángel Alcántara del comité sindical, una maestra que siendo del Comité Delegacional fue promovida a Coordinadora de Geografía quien molesta porque iba a recoger a su hija y se le hacía tarde, le comentamos que su obligación no era molestarse con los maestros que solicitaban respeto y cese del trato grosero, que su obligación era defender los derechos de los profesores, y el problema a dicho de los policías era por orden del nuevo director Gonzalo López Rueda. Molesta y con caras tuvo que ir a avisar a la dirección de lo que ocurría.
A nuestro reclamo justo contra las violaciones a las garantías mínimas que son derechos en la Constitución y la ofensa de tratar como delincuentes a profesores acudió la subdirectora académica de la Normal Superior Takagui, le comentamos nuestra inconformidad por el trato delincuencial que daban los policías a los catedráticos y trabajadores pretendiendo revisar los vehículos, nos comentó que era por orden de la directora general de normales y ni modo, “las ordenes se cumplen”.
De manera sorpresiva, por la espalda del profesor Loa y de un servidor, escuchamos gritos de un tipo que agresivamente se dirigía a nosotros, molesto le dije que se fuera a agredir a otros. Le reclamamos a Takagui que si su respuesta mandar agredirnos, Takagui sorprendida por la firmeza del reclamo y la actitud “porril” del sujeto exclamó, “a ese tipo yo no lo conozco”. Presentes varios alumnos retiraron al agresor.
Enojado, muy molesto, como si él hubiera sido el ofendido y no quien generó la ofensa con las órdenes absurdas y violatorias de la Constitución, Gonzalo, el director de la ENSM se presentó a la puerta como exigíamos los maestros agraviados.
Las respuestas fueron contundentes: Todos los jefes y funcionarios deben respetar la Constitución, nadie le ha otorgado facultades a ningún funcionario para reglamentar las garantías individuales y decidir qué derechos humanos se aplican y cuáles no. Todas las órdenes de un funcionario deben ser acordes a la Constitución. Ninguna autoridad está por encima de la Constitución. Es una vergüenza que celebrando el bicentenario se viole la libertad por la que lucharon Morelos y demás insurgentes.
Gonzalo y Takagui ante la contundencia de los argumentos, imposibilitados de responder de manera coherente a lo que evidentemente es una violación a la Constitución, y el ejercicio de facultades más allá de las que les autoriza a ellos como servidores públicos la ley, tuvieron que ceder. Para esto la fila de autos entrando y saliendo se hacía larga y se estaba reuniendo una cantidad grande de normalistas. Gonzalo nos invitó a negociar en otro sitio más adecuado. La respuesta fue contundente. “Primero da orden de que se suspenda la agresión a los maestros, no somos delincuentes y hablamos”. El profesor Miguel Ángel le recordó que ya había un oficio del secretario general del comité de catedráticos que se inconformaba con esa ilegal medida. Un servidor y Migue Ángel en representación del Sindicato exigimos suspender la medida. Molestos los directivos tuvieron que aceptar que las cosas volvieran a la normalidad y se dejara de violar la Constitución y ofender a los maestros.
Una comisión integrada por Loa, Miguel Ángel y un servidor José T. Cardoza Olivas platicamos con las autoridades en la cual el Profesor Miguel Ángel Alcántara relató como en el turno matutino él como otros maestros se negaron a la revisión y fue intimidado por un policía quien le dijo: “Esto es una pistola, por si usted se niega”. La respuesta valiente y serena del Maestro evitó la revisión y que la cosa pasara a mayores. No podemos seguir exponiéndonos a que sujetos armados violenten nuestra privacidad, impongan sus criterios, amedrenten a maestros, alumnos y trabajadores.
La directora general ante la ofensa hoy está obligada a reparar la ofensa y responder a los normalistas. Y si de verdad se preocupa por la seguridad de los normalistas ¿por qué impone horarios de salida que antes eran a las 9 y hoy son a las 9.30 de la noche, obligando a traslados a zonas inseguras a las alumnas y maestras a horarios avanzados? ¿Cuántos policías más contratarán desviando el presupuesto de la SEP mientras se niegan a contratar a los maestros egresados de la ENSM?...
Producto de la plática, se acordó suspender la medida, comprometiéndose el director a consultar a la directora general haciéndole ver el malestar y repudio de los maestros.
El consenso realizado ese mismo día entre los docentes del turno vespertino fue: No permitiremos medidas que ofendan a miembro alguno de la comunidad normalista. La normal es una institución educativa no un cuartel. La inseguridad es por el pésimo desempeño de las autoridades federales no por culpa de los normalistas. La guerra de Calderón es de él, no nuestra. No permitiremos más policías en la ENSM. El ejército y los policías no dan seguridad y sin han ocurrido hechos violentos en dónde ellos han matado a familias y alumnos. Si hay presupuesto se debe contratar a maestros no a policías. Las medidas que pretenden imponer solo dividen a la comunidad normalista. La mejor solución de los problemas es colectiva y no individual, la solución es que la comunidad participe conscientemente.
El clima de inseguridad y pavor que pretende crear el Partido Acción Nacional (PAN) y sus funcionarios que no funcionan preparan el terreno para un golpe de Estado, que lamentaremos si permitimos programas como el de escuela segura, revisión de mochilas y es la mayor ofensa a nuestros héroes como Morelos que exigía el respeto de las garantías individuales.
Nos enteramos que algunos, pocos, afortunadamente muy pocos, pero los hay, profesores de espíritu débil y alma de esclavos, parafraseando a Juan Jacobo Rosseau que tímidamente, en silencio, aceptan las medidas. Invitamos a estos compañeros a reflexionar y eviten ser los “tontos útiles” que justifiquen un régimen militar.
CONTRATAR MAESTROS O POLICÍAS, ES LA CUESTIÓN