Por Otto Van Der Velde Q.
En octubre de 2009 planteamos como salida revolucionaria a la crisis histórica del capital financiero mundial la socialización de la banca y los seguros privados, para así formar una malla de protección al salario, a los pequeños ahorristas y a las divisas nacionales. Poco tiempo después se derrumbaron 11 bancos y otros quedaron con la Espada de Damocles sobre sus cabezas.
En esa oportunidad expresamos que era un error triunfalista, negar que el peso del colapso mundial de la economía capitalista - en particular del capital financiero- afectara la economía venezolana, gracias al empleo de algunas medidas sociales. Independientemente de los amortiguadores sociales (que son bienvenidos) para aliviar la crisis estructural capitalista, no hay que olvidar tres aspectos del problema: que la internacionalización del capital es un hecho histórico; que la economía venezolana es capitalista dependiente y que la bancarrota del sistema financiero tiró por el suelo a poderosos gigantes bancarios, casas de bolsa y aseguradoras que controlan o afectan las finanzas y la economía mundial (economía de mercado para algunos economistas). El colapso industrial automotriz, de la construcción, cadenas comerciales etc., indican que no hablamos de pequeñas cosas. Que no es un resfriado del capital que pasa en 48 horas. Sobre esto debe reflexionar la clase obrera, las masas en general encargadas de pagar la factura de la crisis.
La situación atormenta el sueño de los economistas burgueses, desde el Nobel Stiglitz hasta el de nuestro panfletista económico Emeterio Gómez y compañía. Todos se vuelven un ovillo buscando las causas del fracaso del libre mercado, de la muerte súbita del neoliberalismo, el origen de los enredos ideológicos del mercado social y otros estertores del capital en su agonía histórica. Para los marxistas y leninistas tales acontecimientos revelan no sólo los límites de la naturaleza capitalista, sino también el nivel alcanzado por la lucha de clases en Venezuela y a lo largo y ancho del planeta.
Veamos lo que dice Marx al analizar el tipo de crisis capitalista que hoy nos atañe, que ha comenzado con la crisis del crédito. Marx explica la ley de acumulación permanente y centralización del capital. En el tomo I de El Capital señala que…”la cantidad desembolsada en una empresa industrial dada, y la competencia hace que cada capitalista sienta las leyes inmanentes de la producción (...) lo obliga a aumentar constantemente su capital (...) por la acumulación progresiva “(el Capital T. I. V. Paul Sweezy, Teoría del Desarrollo Capitalista, p87. FCE)
Respecto a la ley de acumulación y centralización del capital, advierte que “Este proceso difiere del anterior en que sólo presupone un cambio en la distribución del capital ya disponible y funcionando (...) El capital aumenta en un lugar en poder de una sola persona, porque muchos lo han perdido en otro lugar. Esta es la centralización propiamente dicha, diferente de la acumulación y la concentración” (El Capital p686 FCE)
Algo de esto ocurre en el capitalismo venezolano. Las bancarrotas bancarias de 1996 y las actuales, obedecen en forma y contenido al proceso de acumulación y centralización del capital financiero, señalado por Marx. La gran quiebra del 96 con la ruina del salario y del ahorro en el 60% de la banca privada, tuvo las misma causas que la quiebra de los llamados 11 bancos, más no la misma respuesta por parte del Estado.
En el 96 los “auxilios” del Estado capitalista a la banca fueron a parar a los bolsillos de los banqueros estafadores, todos impunes. En el 2009, el 98% de los pequeños ahorristas reciben garantías del Estado. Ciertamente que el Estado corre con las cuentas del fraude y esto repercute en los fondos sociales y de inversión. Desde el punto de vista social es una justa medida que protege tanto al pequeño ahorrista como a los salarios, pero desde el punto de vista psicológico preserva al capital financiero de una corrida bancaria mayor y les evita al capital financiero en quiebra los gastos y las responsabilidades del fraude cometido por sus directivas.
Igualmente se cumple el análisis marxista en el asunto de la competencia. La banca privada dominante, Provincial, Mercantil etc. elimina competencia. En ésta oportunidad a costa de los nuevos capitalistas salidos de los callejones del proceso, algunos de ellos ligados al nacionalismo burgués y a la llamada “derecha endógena” que se mueve a lo interno del movimiento bolivariano y el PSUV. Ocurre una lucha inter capitalista de acumulación y centralización en la que también entra el capitalismo de Estado. La gran burguesía financiera elimina competencia, desacredita y debilita algunos esfuerzos del “capitalismo nacional” absorbiendo además un buen porcentaje de los depósitos y negocios de los mismos. Incluso obliga al Estado a castigar a los estafadores de la nueva clase capitalista en formación, dejando clara la irresponsabilidad en esa dirección de los organismos estatales encargados de cuidar las finanzas del capitalismo venezolano. Políticamente crea una contradicción dentro del problema nacional.
De la misma forma ocurre con la centralización del capital de la que también nos habla Marx. El capital pasa de manos. Pero esa contradicción entre la “vieja” burguesía monopolista y la “nueva “ burguesía bancaria –en la que el capitalismo de Estado y algunos funcionarios del gobierno no son convidado de piedra- puede avivar la conciencia antiimperialistas en las filas nacionalistas, bolivarianas, pesuvistas y socialistas, facilitándole a las masas la identificación de los artilugios de la lucha de clases en el marco del problema nacional y que ésta desentierre con nombre y apellido a la derecha interna agazapada dentro del proceso.
La profundización de esa ofensiva ideológica, permitirá que entre en el seno de las grandes masas la consigna anticapitalista de socializar el sistema financiero, estimulará el ataque de las corruptelas, el enfrentamiento a los conciliadores y burócratas dentro del proceso etc., desbaratando los obstáculos que impiden al proletariado acceder a la jefatura política del proceso revolucionario.
Se trata de alcanzar la coherencia estratégica y del programa en la lucha combinada de liberación nacional y socialismo. Precisamente a esto teme la burguesía monopolista y sus aliados. Pero lo que bien conoce la burguesía financiera pareciera ser ignorado por unos cuantos “socialistas bolivarianos” y por los marxistas legales del proceso.
El banquero Juan Carlos Escotet Presidente de Banesco - vaya como ejemplo pero ¡no es el único! -“descartando los rumores de estatizar bancos” (sic) declara al periódico Últimas Noticias que “si el gobierno tiene voluntad de estatizar la banca privada, ya lo hubiese hecho, porque con la situación de estos 11 bancos, tenían la excusa perfecta para tomar esa decisión. Había un espacio para estatizar la banca y los seguros, aunque no la voluntad de hacerlo. (Declaración del 23 de enero de 2010. spn)
¡Qué clara resulta la imprudencia estratégica de nuestro asustado banquero! Desde su posición capitalista revela una verdad de la contradicción capital- trabajo venezolana, la posibilidad de socializar la banca, condición evidente para la burguesía financiera aunque no para muchos de nuestros ardorosos rojos - rojitos que a diario se desgarran las vestiduras contra el capital. He aquí el desafío que la burguesía monopolista lanza al rostro del gobierno bolivariano y del proceso revolucionario. Les dice en su propia cara: estamos conscientes de que la socialización es posible (y necesaria decimos nosotros), ustedes tienen “la excusa perfecta” para hacerlo pero no tienen la voluntad. De nuevo aparece el fantasma de el Principe Hamlet to be or not to be that is the question.
La crisis y agotamiento del capitalismo crea un momento político propicio para ello. No se trata de una “excusa perfecta” sino el colapso mundial del capital financiero, del crédito, de la acumulación y centralización del capital y no hay pragmatismo ni táctica capaz de evitar esto. Lo demás es filosofía barata y propaganda.
Hablamos pues, de socialización integral del sistema financiero en base al programa general socialista. No hablamos de nacionalización, de estatización simple, recompra de bancos etc. Nuestra propuesta de la socialización financiera equivale políticamente a una alianza revolucionaria del Estado social con el proletariado y las masas para conformar la dirección política - económica del proceso, derrotar al imperialismo y a sus secuaces - incluida la burocracia y la derecha endógena- condición clave en la construcción del socialismo. Para el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) esa es la protección histórica ante el desbarajuste del sistema financiero mundial, el militarismo anglo norteamericano creciente, la pérdida del salario, el desempleo e inflación que estremece al sistema capitalista internacional.