Por Leonardo Ixim
En los últimos días ha habido una escalada retórica en la península coreana, crispando las relaciones entre las dos Coreas, Estados Unidos y en menor medida Japón, China y Rusia. Estos países han tenido conversaciones a seis bandas sobre el programa nuclear norcoreano y la unificación de la península.
Desde 2009 el gobierno de derechas en el Sur rompió pláticas con el Norte, suspendiendo los acercamientos que su antecesor, un gobierno de centro izquierda, realizaba. La situación se tensó a partir de 2010, tras el hundimiento de una corbeta de la armada surcoreana en el que murieron 46 marineros, de lo cual se culpó al Norte. Corea del Norte lo negó y acusó a Estados Unidos de montar un show. En ese momento la hábil diplomacia china evitó que este conflicto se agravara.
Ese mismo año el Partido de los Trabajadores de Corea (PTC), que ha gobernado a través de una dinastía estalinista, en un inusual congreso ante la enfermedad de Kim Jong-il instaló en el poder a su hijo menor Kim Jong-un, un joven de 27 años formado en escuelas de élite en Suiza. La Asamblea Popular de Corea lo nombró Jefe de Estado, Secretario General del PTC y Comandante de la Comisión Militar del partido a cargo del Ejército Popular Coreano, el verdadero poder. Como se ve, aunque existe algún tipo de participación popular plasmado en el legislativo, es aplastante el poder de la burocracia, sobre todo la militar.
Situación de la península coreana
Desde 1953 la situación ha sido de armisticio hasta la reciente decisión del gobierno de Jong-un de declarar estado de guerra. Recordemos que tras la invasión japonesa en el marco de la segunda guerra mundial, la izquierda con el apoyo soviético combatió heroicamente el expansionismo nipón. Tras la derrota japonesa, Estados Unidos instaló un régimen títere en la parte sur de la provincia con capital en Seúl. Mientras que las distintas fuerzas de izquierda fundaron el PTC, logrando el control de la parte norte con Pyongyang como capital.
En 1947, cuando la URSS y EU se repartieron Europa, las fuerzas de derecha procedieron a expulsar de los gobiernos occidentales a los partidos comunistas. Las dos superpotencias instalaron a sus fuerzas en Corea para proclamar cada una por su lado, la República de Corea en el sur y la República Democrática de Corea del Norte. Esta jugada de la geopolítica, significó el repartimiento del mundo en aéreas de influencia donde el estalinismo asumió el papel de contención de las fuerzas revolucionarias en Europa; ejemplo de eso fue la traición sufrida por los comunistas en Grecia.
Pero el PTC siempre tuvo una política independiente de la URSS, buenas relaciones con la China maoísta y el prestigio de haber derrotado por sus propias fuerzas a los japoneses. Así, tras una serie de maniobras militares de parte de EU en Surcorea junto a la persecución a los comunistas, el ejército norcoreano lanzó una operación fulminante sin consultar a sus aliados, derrotando al ejército títere del sur. EU reaccionó haciendo retroceder a los norcoreanos, tras eso inició una guerra de desgaste entre Norcorea y EU.
Las tropas del norte fueron apoyadas y pertrechadas por China y sobre todo la URSS, que entregó artillería, armas pesadas y aviación. Llegó un momento en que la guerra se estancó y algunos personeros del alto mando militar gringo, comenzando por el comandante operativo Douglas MacArthur, instaron al presidente Truman a bombardear nuclearmente el Norte. Truman se negó temiendo una respuesta similar de la URSS, que ya había alcanzado cierta capacidad nuclear estratégica. Esta situación se saldó posteriormente en un armisticio y la militarización de la frontera, situado en el famoso paralelo 38, en 1953.
En Corea del Sur se instaló durante décadas una dictadura militar que persiguió a los opositores políticos, sobre todo a los que cuestionaban la división del país. Dicho régimen, presionado por EU, realizó una serie de reformas en el plano agrario destruyendo el latifundismo, y modificó la estructura económica, industrializando al país. Esto generó cierto nivel de bienestar en la población, y creó un tipo de modelo de acumulación capitalista generador de grandes monopolios financieros e industriales que compiten en el marco del imperialismo.
En 1988, cuando el llamado socialismo real se venía abajo, la geopolítica estadounidense se modificó. Paralelamente la clase obrera surcoreana se movilizó exigiendo democratización y el régimen dictatorial dio paso a una democracia liberal y una constitución democrática en el marco de un capitalismo monopólico industrializado. A pesar de esa conquista democrática, se sigue controlando a las minoritarias fuerzas de izquierda radical.
Posteriormente, en la primera década del siglo 21 gobernó un partido de centro izquierda que mantuvo pláticas con el norte y creó un gran parque industrial en el lado norte de la frontera. El Sur puso la tecnología y bienes de capital y el Norte la mano de obra, con salarios óptimos pero sin derecho a una libre sindicalización a los trabajadores de ambos lados. Este proyecto generó sobre todo divisas de suma importancia para la economía norcoreana.
El régimen de Corea del Norte
Corea del Norte es el drama del estalinismo y el modelo de socialismo en un solo país, es decir un socialismo encerrado en sus fronteras que desde sus inicios se fue burocratizando hasta volverse una dinastía familiar. Se instaló así la planificación racional de la economía, estatizándola y logrando un mejoramiento notable de la calidad de vida de la población, pero desde sus inicios esa planificación adquirió el carácter de burocrática y se estableció un control por parte de los funcionarios en detrimento de los trabajadores.
Este drama también se tradujo en priorizar la industria pesada sobre todo armamentista, creando una atrofia en la estructura productiva, que es incapaz de suplir necesidades de consumo de la población. Tras la caída de la URSS, Norcorea pasó situaciones difíciles que hicieron retroceder el nivel de vida de la población, como la hambruna de finales de los 90s. En la actualidad este país importa de Rusia y China grandes toneladas de cereales teniendo situaciones de desnutrición severas.
Este Estado con capacidad tecnológica óptima pero con otros sectores económicos atrofiados, logró paliar su situación energética y militar con energía nuclear y armas defensivas de este tipo, permitiendo mantener cierta independencia política del imperialismo, con mucho sufrimiento de la población y la persecución a los críticos y opositores. El gobierno se defiende diciendo que la población comparte la forma en que está organizado el Estado, por las tradiciones coreanas de poner a la familia en el centro y “al gran líder como padre de la nación”.
Para eso hay que entender la ideología del régimen, conocida como Juche y creada por el difunto Kim Il-sun, el primero en la dinastía. El margen de independencia del PTC con respecto a la URSS y a China, se tradujo en los 70s en la elaboración de esta ideología, postulando un socialismo nacionalista construido bajo los criterios de la cultura coreana y eso implica que retoma lo más conservador del pensamiento confucionista.
Las tensiones actuales
El régimen norcoreano ante las agresiones gringas, utiliza una retórica bélica, realiza un movimiento de tropas y armas estratégicas nucleares situándolas en puntos con capacidad de alcanzar instalaciones militares surcoreanas, japoneses y estadunidenses en toda la región. EU por su parte refuerza sus capacidades militares en la zona, tendencia de la actual administración de reposicionarse en la región y amenazar a China, Rusia y Norcorea. Los dos primeros pese al parcial apoyo a Norcorea, en calidad de emergentes en el sistema imperialista, tendrían mucho que perder si rompen con el centro imperialista. Por su parte el ejército norcoreano, el cuarto en cantidad de efectivos en el mundo, tendría la capacidad de asestar duros golpes, pero su accionar posterior seria defensivo ante un ataque de respuesta.
Toda esta tragedia es usada por Kim Jong-un y su círculo más cercano, en tres vías: 1) reposicionarse ante los elementos menos cercanos al nuevo gobernante; 2) lograr cierta legitimidad ante la población para iniciar una serie de reformas que permitan abrir la economía a inversores chinos; 3) tener un mejor margen de maniobra en nuevas negociaciones que le permitan al régimen mantener su capacidad nuclear, avanzando en la unificación de Corea bajo un sistema mixto, economía burocratizada en transición al capitalismo en el norte y capitalista monopólica en el sur.
Las consecuencias de una guerra nuclear serían desastrosas para toda la clase trabajadora coreana, los costos humanos serian demasiados, se detendría el desarrollo de ambos lados; el tejido productivo-social de la región con mayor cantidad de población y mayor producción de bienes y servicios del mundo seria difícil reconstruir.
Nadie quiera una guerra, mucho menos con bombas atómicas. El PSOCA lucha contra las armas atómicas que ponen el peligro a la humanidad, pero también exigimos el cese de hostilidades hacia Corea del Norte. Llamamos al proletariado de los seis países a detener las locuras guerreristas, sobre todo de EU y las dos Coreas. Pero específicamente llamamos a la clase trabajadora coreana a la unificación de ambos lados, nacionalizando con control obrero los grandes monopolios del sur, la expulsión de las tropas gringas e instalando un auténtico socialismo por medio de una revolución política en el norte.