Las tres partes de la crisis del capitalismo mundial
Por Alberto Ramírez, El Trabajador No 74, Costa Rica.
Todos los días en los medios de comunicación aparecen noticias sobre, la caída y subida de los índices en las bolsas de valores de los Estados Unidos y otras plazas bursátiles, habiendo cada vez más caídas que recuperación. Asimismo, a diario hay informaciones, ya sea sobre la quiebra de un banco, la disminución de la producción, del gasto del consumo, el incremento del desempleo y otra serie de males que reflejan la profundización de la crisis financiera y económica instalada, en el centro financiero imperialista de los Estados Unidos. En realidad, una crisis global recorre el mundo capitalista que, lejos de ser atenuada por las medidas antirecesivas y las inyecciones multimillonarias a los bancos por parte de la Reserva Federal (FED), tiende a ser duradera y prolongada. A esta crisis se le suman dos crisis más: la de los hidrocarburos y los alimentos.
Extensión y Profundización de la Crisis Financiera-Económica de los Estados Unidos
Es evidente para cualquier analista, ya sea burgués o marxista, que la crisis financiera de los Estados Unidos ha contagiado, principalmente, a los otros dos imperialismo, Japón y Europa, pero que también ha comenzado a tener efectos sobre la periferia semi-colonial. Las pérdidas, desvalorizaciones y quiebras de bancos y empresas han sido gigantescas en cuanto a montos de capitales. Por otro lado, las inyecciones de capitales de los bancos centrales de Estados Unidos, Europa y Japón a sus grandes bancos han sido multimillonarios. Las medidas antirecesivas del gobierno imperialista yanqui y de la Reserva Federal (estímulos fiscales y disminución continúas de las tasas de interés) no han dado los resultados esperados, pues, la crisis sigue imparable. La quiebra del banco de inversión estadounidense Bear Stearns "salvado", al ser comprado por una cifra irrisoria de $236 millones de dólares por J.P.Morgan con fuerte respaldo de la FED refleja la profundidad de la crisis financiera. Es más, al parecer se encuentra en situación de crisis de uno de los seis grandes bancos de inversión estadounidense, el Lehman Brothers.
Los últimos brotes de la crisis financiera son tan graves que la Reserva Federal está poniendo en riesgo su propia solvencia: "La FED, que desde diciembre ha estado inyectando cientos de miles de millones de dólares en los mercados financieros por diversos mecanismos, anunció el domingo una baja de un cuarto de punto en la tasa de descuento, es decir, los prestamos que otorga a los distintos bancos comerciales. Además, en esta medida inusitada decidió ampliar esa facilidad a la banca de inversión y también a las firmas bursátiles que, por primera vez, en la historia, podrían pedir préstamos a la Reserva Federal, como si fuera su propio banco"(1). La situación es tan profunda que el diario The Wall Street Journal, señaló esa situación como "la mayor ampliación de los préstamos de la Reserva" a los bancos desde la Gran Depresión de 1930. Según Vincent Reinhard, exdirector de la división de asuntos monetarios de la FED: "Esta es una grave extensión que pone la hoja de balances de la Reserva en una senda peligrosa" (2). Como se puede observar y concluir la situación de la economía yanqui y mundial está en cuidados intensivos debido a la extensión y profundidad de la crisis financiera yanqui, crisis que constituye parte de una crisis más global del capitalismo imperialista.
Caracterización de la Crisis Financiera-Económica
El imperialismo yanqui se encuentra en recesión económica. Según Jorge Beinstein: "La recesión estadounidense es más una crisis de deuda que una depresión causada por el enfriamiento del consumo, la primera es el fundamento del segundo...". Al mismo tiempo, este economista plantea que: "El dinamismo productivo del sistema comenzó globalmente a decaer a fines de los 1960 expresándose luego como una crisis de sobreproducción crónica que se prolonga hasta hoy. Una de las manifestaciones más evidentes fue la declinación en el largo plazo de la tasa de crecimiento de la economía mundial donde el rol negativo principal fue protagonizado por las naciones de alto desarrollo. La economía global creció a una tasa anual promedio de 4,9% entre 1959 y 1973m 3,4% entre 1974 y 1979, 3,3% en la década de los 1980 y 2,3% en la de los 1990, la década actual que comenzó con un pequeño enfriamiento continúo con la expansión-burbujeante de la era Bush para concluir una recesión (o estancamiento) que anuncia ser prolongada..." (3) Consideramos necesario dar una explicación de la crisis financiera actual. Creemos que la categoría de "ondas largas" del capitalismo puede contribuir en ese sentido. Según Ernest Mandel: "La historia del capitalismo en el plano internacional surge así no sólo como una sucesión de movimientos cíclicos de una duración de 7 o 10 años, sino también como una sucesión de períodos mas largos de aproximadamente 50 años..."(4). Más adelante, este economista marxista señala: "Obviamente, estas "ondas largas" no se manifiestan en forma mecánica, sino que funcionan a través de la articulación de los "ciclos clásicos". En una fase de expansión, los períodos de auge cíclico serán más largos y más intensivos. Inversamente, en las fases de la onda larga en las que la tendencia al estancamiento prevalece los periodos de auge serán menos febriles y más breves, mientras que los periodos de crisis cíclicas de sobreproducción serán, por contraste, más largos y profundos" (5). Pareciera que la actual crisis financiera que vive el capitalismo imperialista es parte de una "onda larga de estancamiento".
Beinstein, refiriéndose a la crisis financiera actual, señala que: "Para entender lo que está ocurriendo es necesario reflexionar acerca del período de "más de 60 años de duración" que nos propone George Soros, aunque no debería ser visto como un único ciclo ascendente del crédito sino más bien como la sucesión de dos períodos, uno ascendente entre el fin de la Segunda Guerra Mundial (aproximadamente) y el final de los años 1960 o el comienzo de los años 1970 y otro descendente desde ese punto de inflexión hasta la actualidad" (6) Mandel se refiere a esos dos períodos que señala Beinstein como: "La transición de una "onda larga de tonalidad básicamente expansiva" a una "onda larga de tonalidad básica de estancamiento" alrededor de 1966-67...estrechamente relacionada con esta lucha por la tasa de plusvalía..."(7). Alrededor del problema de las tasas de ganancias, Gérard Duménil, señala que: "...puedo decir que después de la segunda guerra mundial, a partir de la mitad de los años sesenta y hasta principios de los ochenta, fue cayendo la tasa de ganancia...La tasa de ganancia comienza a disminuir a fines de los años 60. A partir de los años ochenta se va recuperando. (Se puede observar en Estados Unidos, a partir de 1997, una pequeña caída de la que parece estar recuperándose)..."(8). Esa disminución de la tasa de ganancia, provocó un proceso de reacción y contrarrevolución de las clases más ricas de los Estados Unidos en contra de la periferia semi-colonial y al interior de su clase obrera, que condujo a diversas derrotas del movimiento de masas internacionales y a una extracción gigantesca de ganancias en el mundo. Ese proceso es explicado por Claudio Testa, socialista de la corriente internacional Socialismo o Barbariede la siguiente manera: "El actual ciclo o etapa del capitalismo...significó un salto cualitativo a escala mundial en la explotación capitalista; es decir, en la extracción de plusvalía y, por ende, en la obtención de ganancias. En las bases de este hecho económico, hay dos derrotas político-sociales de la clase trabajadora mundial: 1) la restauración del capitalismo en China, la ex URSS y el este europeo, y 2) la imposición a escala mundial de normas de trabajo que implican una explotación cualitativamente superior...La enorme masa de ganancias obtenidas por los capitalistas en este proceso deben reciclarse como nuevo capital...Pero no logran hacerlo en su totalidad como capital productivo...los burgueses norteamericanos corrieron a endeudarse, pero no para ampliar las inversiones productivas sino para especular con títulos que representaban hipotecas a cobrar y otras invenciones por el estilo..."(9).
La Crisis de los Hidrocarburos
La crisis financiera actual es convergente en el tiempo con dos crisis más, la de los hidrocarburos y de los alimentos. El aumento desenfrenado de los precios del petróleo, -en el año 2002 el precio del petróleo era de 24 dólares mientras que ahora ronda los 112 dólares aunque son propulsados por la crisis financiera y la especulación, sin embargo, tienen una explicación más profunda: "...los resultados de los nuevos estudios publicados por algunos de los principales expertos mundiales en geología ofrecen una imagen muy distinta. Sus cálculos sugieren que la producción global de petróleo crudo barato...podría tocar techo antes del año 2010 y no más tarde de 2020. (Se considera que ha "tocado techo" cuando aproximadamente la mitad de las reservas recuperables estimadas... de petróleo del mundo han sido explotadas)"(10).
Según Colin J. Campbel y Jean H. Laherrére, geólogos especialistas en petróleo: "...La producción de petróleo de los países no pertenecientes a la OPEP tocará techo antes de 2010, mientras que los cinco principales países productores de petróleo de la OPEP en Oriente Medio - Arabia Saudí, Kuwait, Irak, Irán y Abu Dhabi- alcanzarán su pico de producción alrededor de 2015. Basándose en el conjunto de los datos y en los modelos informáticos, los dos geólogos predicen que la producción global de petróleo tocará techo alrededor del año 2010" (11). Algunos analistas predicen que, la producción de gas natural, tocará techo después del petróleo, es decir, en el año 2020. Puede ser que el periodo 2010-2020 no sea tan exacto para que la producción de petróleo y gas natural toquen techo, pero lo cierto es que estamos en la entrada de ese acontecimiento. De aquí la importancia estratégica que adquiere la región del Oriente Medio para el futuro y seguro abastecimiento de hidrocarburos del mayor consumidor del mundo.
La Crisis de los Alimentos
El alza galopante de los alimentos (trigo, maíz, soya, arroz y otros) debido al uso cada vez más extensivo e intensivo de la tierra para producir bio-combustibles amenaza a la humanidad con hambrunas y, por ende, a la generación de mayor pobreza y miseria. Antonio Goidanich, brasileño y presidente de cumbre de expendedores de gasolina, sostuvo que: "...Hace año y medio había solo aplausos y hoy las universidades y otras entidades se preocupan por el cambio en el uso de la tierra y el encarecimiento de los alimentos..."(12). Al mismo tiempo, este sujeto, entre otras cosas, mencionaba que: "...los trabajadores reciben muy mal trato en las grandes plantaciones de caña. No se puede negar el beneficio del producto: con una mezcla de 10% es suficiente para disminuir el carbono y aumentar la oxigenación. Pero ahora se cuestiona la contaminación que produce la maquinaria en las grandes fincas mecanizadas frente al beneficio del etanol" (13).
En síntesis, la combinación de estas tres crisis, simultaneas en el tiempo, más el grave problema del calentamiento global de la Tierra y, por consecuencia, la destrucción de la naturaleza está conllevando a los trabajadores y demás sectores populares a una mayor degradación social y, por ende, a una mayor barbarie capitalista. De aquí la urgente necesidad de construir una organización internacional revolucionaria y socialista, que se plantee la destrucción del sistema capitalista y su sustitución por un sistema más justo como el socialismo marxista.
Notas:
(1) La Nación, 18 de marzo del 2008.
(2) Ídem
(3) Beinstein, Jorge: En el comienzo de la segunda etapa de la crisis global. 11/02/08
(4) Mandel, Ernest: El capitalismo tardío. Ediciones Era. México, 1979.
(5) Ídem
(6) Ídem
(7) Ídem
(8) Duménil, Gérard: Estados Unidos y la crisis mundial: dimensión y perspectivas. 1/02/05
(9) Testa, Claudio: Causas y consecuencias del tembladeral financiero. Revista Socialismo o Barbarie, número 21. Buenos Aires, Argentina.
(10) Rifkin, Jeremy: La economía del hidrógeno. Editorial Piados. España, 2002
(11) Ídem.
(12) La Nación, 17 de marzo del 2008.
(13) Idem.