Por Nicolás Le Brun
El anuncio sorpresivo de la abdicación del Rey Juan Carlos puso en evidencia varias situaciones que se vienen dando en España desde hace casi un quinquenio con el estallido de la crisis de las subprimes en el 2008.
El rey, el próximo 19 de junio entregará la corona al príncipe de Asturias, Felipe, y así tratará de salvar en lo que se pueda una monarquía que se encuentra en los índices más bajos de popularidad de los últimos tiempos. Los escándalos de corrupción, el desgaste de los partidos tradicionales que han sostenido el régimen durante décadas y que tampoco escapan a los escándalos de corrupción, cierran una parte del marco en el que se desarrollan estos hechos. Por otro lado, las movilizaciones continuas de sectores del movimiento de masas, también han jugado un papel en este hecho político.
Una herencia del franquismo
La corona española había sido depuesta en 1931 por la declaración de la Segunda República y la revolución española que se desarrollo entre 1936 y 1939. La derrota del campo revolucionario a manos de los fascistas comandados por el general Francisco Franco dio paso a una sangrienta contrarrevolución que mantuvo el país sumido en una dictadura militar que llegó a su fin en 1975, con la muerte del dictador.
En ese momento se da la restauración de la monarquía y es Juan Carlos quien asume el trono. Esto no fue posible sin el consentimiento de todos los partidos políticos, comprendido el Partido Comunista Español dirigido por Santiago Carrillo que aceptó, luego de la legalización del PCE en 1977, el reconocimiento de la monarquía constitucional en 1978. Este proceso de reacción democrática pone de manifiesto la intención de impedir un ascenso revolucionario de las masas que pudiese poner en cuestión todo el régimen y hacer parches para desviar la atención.
La intentona golpista del 23 de febrero de 1981, pone en evidencia las contradicciones interburguesas producto de la transición y del creciente desgaste del gobierno de Adolfo Suarez. Esto lleva a un sector de la vieja guardia franquista a intentar derrocar el gobierno y restaurar el viejo orden. Sin embargo el rey juan Carlos se pone en contra de los golpistas, lo que le vale una bocanada de aire. A partir de este momento se instaura una especie de luna de miel entre la casa real y las masas españolas hasta que la crisis los separe.
Crisis económica y corrupción creciente de la burguesía y nobleza españolas
En artículos anteriores hemos retratado la situación de crisis creciente y las movilizaciones que dieron origen a una situación de inestabilidad política en el seno de los dos partidos mayoritarios: el PP, Partido Popular de derecha y el denominado de “izquierda” Partido Socialista Español, PSOE. Ambos partidos han concertado un modelo para hacer caer sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo el peso de la crisis del 2008. Las medidas de austeridad no han cesado de ir aumentando en intensidad. La educación, la salud, las pensiones, los salarios y todo el tejido social del Estado se ha ido desarticulando debido a los drásticos recortes. Miles de españoles han emprendido la ruta de la migración económica hacia otros países de Europa, fundamentalmente pero también hacia países de América Latina, fundamentalmente México y Brasil. Los jóvenes trabajadores se han transformado en una masa pauperizada denominada “mileuristas” puesto que sus ingresos mensuales no sobrepasan esta suma, cuando no es mucho inferior.
Dentro de todo este contexto, la corrupción capitalista se hace cada día más grande. De esto no ha escapado la casa real. El yerno del rey así como su hija, la Infanta Cristina se han vistos envueltos en uno de los escándalos más grandes de los últimos tiempos. El caso Nóos también salpica a los dos partidos puesto que en los casos en cuestión han intervenido miembros de ambos partidos, pertenecientes al gobierno de Baleares para organizar eventos o planes inmobiliarios con el propósito de utilizar los fondos de la asociación sin fines de lucro para desviarlos a cuentas privadas y salarios de lujo. Durante años, precisamente desde el 2006, el monarca estuvo al tanto de los planes de su yerno e hija. Solo pudo maquillar un poco la situación al trasladar de los puestos públicos en los cuales se encontraba Iñaki Urdagarin para que no figurara en las juntas directivas de las diferentes sociedades fantasma que había construido y de la misma Nóos. Eso no impidió que pudiese seguir metiendo mano y cobrando altas sumas hasta que el proceso estalló y fue llevado a los tribunales. Esto ha provocado un golpe más para la figura real, debido a que la Infanta Cristina ha sido formalmente acusada por los delitos de blanqueo y delito fiscal, el 7 de enero de este año.
Por otro lado, el gobierno del Partido Popular no ha escapado de los golpes de los escándalos de corrupción. El caso denominado Bárcenas, antiguo contador del Partido, revelo el pago de sumas no declaradas a los jerarcas del partido, empezando por el presidente del gobierno Mariano Rajoy. Este y otros miembros habían recibido sumas que iban de 5000€ a 15000€ mensuales. Algunas figuras del partido ya han admitido haber recibido esos dineros y los documentos que lo prueban han aparecido. Sin embargo el caso ha sido silenciado para evitar mayores complicaciones para el gobierno y el régimen .
Por otro lado el PSOE no escapa a la crisis. El último detalle en esta cronología es la renuncia del secretario general del partido, el 26 de mayo, luego de las elecciones al parlamento europeo que representó una derrota del partido al perder 9 escaños y cerca de un 16% de los votos. Este castigo no solo alcanzó al PSOE, también el PP perdió una cantidad similar de puestos en el Parlamento Europeo, ocho en total y retrocedió en la cantidad de votos en un porcentaje similar.
Las movilizaciones de los indignados se han logrado consolidar en un partido político que ha logrado en las mismas elecciones del 25 de mayo al parlamento europeo, la obtención de cinco escaños. El partido Podemos logra canalizar una parte de la indignación a su favor con un 8% de la votación, el equivalente a 1 240 000 votos. En su discurso critica las bases del pacto que ha llevado a la monarquía al poder, “el régimen del 78”. Este grupo se ha abierto un espacio mediático al crear una emisión televisiva que se difunde por internet, llamada “La Tuerka”.
Los grupos de resistencia se siguen manteniendo activos, a pesar de que las movilizaciones han perdido la intensidad de los primeros tiempos y sobre todo de que las burocracias sindicales afines al régimen han dejado de lado las huelgas generales, llevando al terreno de la democracia burguesa, las votaciones, la lucha que llevan desde hace unos cinco anos en forma ininterrumpida.
Por otro lado, las presiones separatistas de la Comunidad Catalana han hecho también mella en la monarquía. El llamado al referendo separatista y las movilizaciones multitudinarias para exigir la independencia de Cataluña sumergen también en la crisis política al régimen. La opresión de las nacionalidades representada primero por la monarquía española y luego seguida por el franquismo no dejan de animar los sentimientos nacionalistas que encubren el malestar de las masas que creen que sus problemas pueden ser solucionados dentro de las fronteras nacionales. Algunos sectores de la burguesía catalana aspiran a ser los amos de su región, pero dentro del contexto europeo actual la disgregación de los estados nacionales no esta a la orden del día sobre todo porque las mismas reivindicaciones son tomadas por diferentes sectores nacionalistas de derecha en varios países como Bélgica con los nacionalistas flamencos del VlaamsBelang, los escoceses y otros mas.
La república ahora sin más demora
Las masas movilizadas han salido a pedir un referendo para constituir la tercera república española. Sin embargo, los partidos defensores del pacto del 78 se oponen férreamente. Las masas tienen una enorme tarea que implica en primer lugar deshacerse de este régimen heredado del franquismo que también permitió la total impunidad de los criminales de la dictadura. Esta tarea solo puede ser lograda en el marco de la movilización mas amplia de todos los sectores que levanten esta consigna.
En esto no caben las reivindicaciones separatistas que no resuelven nada, solo el cambio de explotador, de un grupo burgués a otro. Las diferencias de las autonomías deben ser respetadas dentro de un contexto de amplias libertades democráticas. Esto también podrá ser logrado en el marco de la derrota de este régimen.
El resultado electoral de “Podemos” debe llamar a profundizar la movilización y emplazar a las organizaciones obreras y populares a preparar la huelga general contra la coronación del nuevo monarca ilegítimo.