Por Juan Castel
Desde enero del 2011 hasta la fecha se lleva una intensa lucha en gran parte del territorio de la “República Árabe Siria”, combate que inició con manifestaciones masivas impulsadas por la mal llamada por los medios de prensa burgueses “Primavera Árabe” (Túnez, Egipto, Libia, Bahréin y de menor poder en Marruecos, Yemen e Irán) a favor de cambios profundos en los regímenes totalitarios y familiares del mundo árabe.
En Siria las manifestaciones al comienzo fueron para lograr mayor apertura en el régimen del partido único “Baath” (Partido Árabe Socialista), que llegó al poder en marzo de 1963. El gobierno pasó a manos del padre de Bashar al-Asad, Hafez al-Asad, quien utilizó su cargo en la fuerza área para dar un golpe de estado en 1970, para hegemonizar el poder del partido y convertirlo en el único partido, asegurando de esa manera el poder político de la minoría Alauita de profesión Chiita sobre la renta petrolera y la salida comercial al Mediterráneo.
Pero con el paso de los meses se hizo claro que Bashar al-Asad, no dejaría el poder y su camarilla familiar no se desprendería tan fácilmente de los privilegios obtenidos de la opresión sobre la mayoría sunita. Sobre la resistencia del régimen al cambio las potencias mundiales (Estados Unidos, Europa y Rusia) no dirían nada, hasta que sus intereses estuvieron puestos sobre la mesa al estallar la revolución armada.
Sobre el Terreno de combate
Al ser fuertemente reprimidos los manifestantes en la calles (Marzo-Mayo 2011) por el régimen de Al-Asad, se da un giro diametral en las consignas de los opositores; pasan de pedir reformas de apertura democrática y participativa en los asuntos políticos, a exigir por medio de la vía armada la destrucción del régimen (Junio-Agosto 2011) y el derrocamiento del caudillo Bashar al-Asad. La transformación de la oposición por reformas en guerra civil se iría incrementando a lo largo del año hasta darse los casos de deserción masiva de soldados del ejército Sirio y más de una treintena de altos mandos de este mismo cuerpo armado y cercanos al clan Asad, quienes justificaban su deserción por las condiciones en que el régimen criminal y sangriento de Al-Asad reprimía al pueblo Sirio. Todos estos altos mandos fundarían el “Movimiento de Oficiales Libres” con sede en el exilio turco, sobre el terreno de combate el “Ejercito Libre Sirio” (ELS) dirigido hoy en día por el coronel de aviación Riad Mousa al-Asaad, cuyas filas crecen a base de soldados desertores y milicianos populares que se enlistan para combatir al régimen.
El Ejercito Libre Sirio es hoy en día el brazo armado de la oposición burguesa engordada en el “Consejo Nacional Sirio” (CNS) con sede en el exilio turco y precedido al día de hoy por el geógrafo cristiano George Sabra, y la organización que representa se ha auto-proclamado a nivel internacional representante de la oposición siria, yendo más allá al decirse representante de la revolución. Lo cierto es que el CNS, es un conglomerado de la burguesía liberal siria –no ligada al clan Asad, al que adversan por su exclusión de la renta petrolera y su profesión sunita. El CNS ve en la negativa de al-Asad y la muerte de miles de combatientes y civiles en Siria, la posibilidad de tomar el poder político cuando el régimen no tenga otra opción que la de negociar una transición pacífica y ordenada –dado el desgaste del los cuerpos de seguridad estatales sobre el terreno de combate-, coordinada por el imperialismo norteamericano y la Liga Árabe. Este último aparato recibe aliento de vida cuando el imperialismo norteamericano lo necesita y está conformado por los representantes de las burguesías árabes de profesión Sunita -mayoría en todos los países árabes, menos en Irán y Afganistán. Es por eso que el régimen de al-Asad se trasformó inmediatamente en enemigo natural de todos los países árabes.
De ahí que el CNS, no le apueste a una insurrección generalizada de las masas –al igual que en Libia- y ruegue y lloriquee por una intervención internacional de los imperialismos Estadounidense y Europeo –de su brazo armado terrorista, la OTAN- a través de una zona de exclusión área, ataques a blancos militares y/o estratégicos y después una posible incursión de tropas internacionales, para “pacificar” el país. El CNS no quiere perder la batuta de una transición hacia un régimen democrático burgués a manos de la vorágine revolucionaria que podría destruir completamente los aparatos de seguridad –ejército y policía- y darle un aire organizativo y un salto cualitativo a las organizaciones populares que combaten; eso sería como apoyar su propia destrucción y perder la renta petrolera, el botín preciado por el imperialismo yaqui y sus posibles administradores nacionales, los partidos y organizaciones que conforman el CNS.
La otra oposición
En contraposición al CNS, se encuentra “El Comité Nacional de Coordinación de las Fuerzas de Cambio Democrático” (CNCFCD) presidido por Hassan Abdel Azim. Es la otra gran organización opositora Siria, que a diferencia del CNS, no apoya la intromisión extranjera en el conflicto Sirio y ha tenido acalorados debates que han terminado desacuerdos irreconciliables, al ser este último el que abandera una incursión de tropas extranjeras occidentales. El CNCFCD busca el diálogo con el gobierno para realizar una transición negociada con el régimen Al-Asad y que éste deje el cargo lo antes posible, apoyando la intromisión extranjera nada más que para ayuda humanitaria y defensa de los derechos humanos. A diferencia del CNS en el exilio, el CNCFCD tiene su sede sobre terreno de combate y en varios países de Europa, siendo su voz en el exterior Haitham Manna con sus activistas pro-revolución siria que difunden las vejaciones promovidas por los grupos gubernamentales y los paramilitares aliados al gobierno. Está conformado en sus filas por sectores políticos de izquierda, y nacionalistas-árabes y kurdos.
“Alepo rebelde”
El régimen arremete contra las masas en protesta con armamento pesado; es el momento en que se generaliza la insurrección armada (Junio-Agosto 2011) y se aumenta la presencia de choques continuos entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes en todo el territorio (Septiembre-Octubre 2011). Es en este punto que se da la inflexión de la guerra Siria y aumenta exponencialmente la violencia. Es en este momento del conflicto en que ya se habla de Guerra Civil y se dan los primeros actos de violencia generalizada contra los civiles, masacres, detenciones y desapariciones, entre noviembre y marzo del 2012.
La guerra en Alepo comenzaría el 19 de julio del 2012. Al principio Alepo se mantuvo al margen de las revueltas que se generalizaron en todo el país, pero en los últimos meses de manifestaciones la Universidad de Alepo se volcó a las calles; las fuerzas gubernamentales aumentaron la represión y el control sobre Damasco y Alepo al conocerse las noticias de que un atentado suicida estrangulaba de cabeza a la cúpula militar siria.
A la ofensiva gubernamental le siguió una gran ofensiva rebelde que se declararía por medio de “youtube” del control de la ciudad a finales de unas jornadas sangrientas, en las que el ejército Sirio habría comenzado a usar bombardeos con “obús” –bombas rellenadas de clavos, y demás objetos, para causar el mayor daño en las filas opositoras y la población civil. De esa primera ofensiva y contraofensiva ya ha pasado más de un año… Al día de hoy, Alepo es un cementerio de vivos que quisieran estar muertos y muertos que nadie sabe su paradero. Es una ciudad partida en tres, al este el control es de los rebeldes exceptuando el aeropuerto, que está fuertemente defendido por las fuerzas gubernamentales rodeadas por zonas en disputa, al oeste se mantiene el fuerte gubernamental, en el norte son los rebeldes kurdos y el “Partido de los Trabajadores Kurdos” quien controla un pequeña porción; el ejército sirio no admite que al día de hoy más del 71% de Alepo está bajo control rebelde.
La dicotomía de la Izquierda y el imperialismo
A esta guerra sangrienta se ha sumado la inopia de la izquierda o más bien de los “izquierdistas”, que han razonado tan profundamente su posición, creyendo que apoyando la tricolor bandera burguesa rusa, se apoya la causa obrera ante las agresiones del imperialismo. La verdad es que apoyar a un imperialismo emergente (Rusia) vs un imperialismo en crisis (EU) es solo ayudar a los intereses de dos burguesías imperialistas regresivas.
Son todos unos “comunistas” perfectos, para decir que hay que defender la dictadura sangrienta de Asad; es fácil hacerlo a miles de kilómetros de distancia. Todos los que apoyen las posturas dicotómicas del blanco y el negro, son cómplices de esas masacres, y no es más que tirar una vez más la roja bandera al suelo. Luchar hoy por la revolución Siria es quitar la vanguardia a la burguesía engordada en el CNS y sus divergencias burguesas pro-intervencionistas.
Por eso desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) defendemos la postura de los marxistas revolucionarios, apoyar la insurrección de las masas sirias. Hoy la postura es seguir con la lucha, la consiga es “Las armas al pueblo, las armas a las masas asesinadas y perseguidas por los mercenarios imperialistas de ambos bandos, si las armas van a pueblo la revolución será por natura socialista”.