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¿Comenzó el ocaso de los gobiernos de “izquierda”?
En 1990 se produjo un cambio brusco en la situación mundial con el derrumbe de la URSS y del llamado “campo socialista”. En Centroamérica, el golpe fue doble: invasión norteamericana a Panamá en 1989 y triunfo electoral de la coalición derechista que llevo al poder a la Sra. Violeta Chamorro (1990-1996).
Terminada la guerra fría, el imperialismo norteamericano, europeo y japonés profundizaron su ofensiva “neoliberal” en todo el mundo, con una oleada de privatizaciones, despidos y desmantelamiento de la industria nacional en muchos países. Esta ofensiva produjo un efecto devastador en la conciencia y organizaciones de la clase obrera y un fuerte retroceso de los partidos de izquierda en la escena política. La desaparición de los partidos comunistas (stalinistas) no significó que nuevas fuerzas de izquierda tomaran su lugar. Este vacío fue llenado, al menos en América Latina, por las fuerzas nacionalistas burguesas o pequeñas burguesas, que le hacían algún grado de resistencia al neoliberalismo.
El triunfo electoral de Hugo Chávez en Diciembre 1998, al frente de una amplia coalición de partidos en Venezuela, pareció iniciar un nuevo ciclo de revoluciones pacíficas, “antiimperialistas”. Posteriormente, después de varios fallidos intentos, se produjo el triunfo de Lula en Brasil, en Octubre del 2002. Más adelante, Nestor Kirchner ganó las elecciones en Argentina, en el año 2003. En la misma oleada electoral, Tabaré Vásquez, candidato del Frente Amplio ganó las elecciones de Uruguay, en el año 2004. Y finalmente, en Diciembre del 2005, Evo Morales gano la presidencia de Bolivia, en medio de una situación revolucionaria. Y así sucesivamente, hasta llegar a los gobiernos cada vez menos de “izquierda” como Bachelet, en Chile, Allan García en Perú, Daniel Ortega en Nicaragua, y Rafael Correa en Ecuador.
Todos estos gobiernos, aunque representan fuerzas políticas diversas, tenían algo en común: ascendieron al poder por la vía electoral, se decían revolucionarios, antiimperialistas, pero en el fondo aplicaban, con algunos grados de diferencia en cada país, los planes neoliberales, nada más que adornados de un contenido social. A este fenómeno le hemos llamado “neoliberalismo social”, cuyo máximo exponente es el gobierno de Lula en Brasil.
De estos gobiernos de “izquierda”, quien mas cautivó a la izquierda centroamericana fue Hugo Chávez, por su combativa retorica antiimperialista, y por que los petrodólares le permitían otorgar enormes subsidios sociales que disfrazaba con el elegante ropaje del “socialismo del siglo XXI”. El triunfo electoral de Evo Morales en Bolivia, más que un triunfo de las masas indígenas, representó una tragedia pacifica porque permitió encausar una poderosa revolución en curso por medio de las elecciones.
Después de algunos años de administrar la economía y el Estado burgués, estos gobiernos parecen estarse agotando. El caso mas dramático es el de Evo Morales, quien está asediado por los prefectos que han movilizado a las masas con consignas democráticas, tomando en consideración la impotencia e incapacidad de Evo Morales para resolver los problemas más sentidos. Pedazo a pedazo, el gobierno de Evo Morales está acorralado políticamente.
Después de la derrota del referéndum constitucional, en diciembre del año pasado, Hugo Chávez ha iniciado un profundo giro a la derecha que lo ha llevado a reconciliarse con Alvaro Uribe de Colombia y con el rey Juan Carlos de España. En un doble objetivo, Chávez maniobra para ganar las elecciones de noviembre, o se prepara para pasar a la oposición.
Noviembre del 2008 será un mes crucial. Habrá elecciones municipales en Venezuela y Nicaragua. Y también se decidirá quién será el próximo emperador electivo de los Estados Unidos. Debemos prepararnos para enfrentar e incidir en el desarrollo de los acontecimientos.