¡BASTA YA DE ASESINATOS EN HONDURAS!
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Ya nadie lo puede negar. Si Centroamérica es la región mas violenta del mundo, Honduras ocupa el tristemente célebre primer lugar como el país mas violento del planeta. La extrema violencia está ligada a la miseria imperante, terreno fértil encontrado por los carteles del crimen organizado, pero sobretodo está ligada a la corrupción generalizada existente en todas las esferas del Estado, especialmente en las fuerzas represivas: Policía Nacional Civil (PNC) y el Ejército.
Honduras, El Salvador y Guatemala no llegaron a esta situación gratuitamente. Este fenómeno de la altísima violencia en Honduras y resto de países de Centroamérica, tiene una explicación histórica.
La revolución que se gestó en los años 80 en Centroamérica fue estrangulada con el fortalecimiento de los aparatos represivos, con los asesinatos masivos de guerrilleros e indígenas. Este aplastamiento sangriento de la revolución en Centroamérica, impidió realizar los cambios que nuestras sociedades clamaban. Al preservarse los ejércitos sobrevivieron también las mafias enquistadas en los aparatos represivos, muy vinculadas al crimen organizado.
Entonces se produjo una explosiva combinación de factores: las masas trabajadoras lanzadas a la miseria y la marginalidad social produjeron, por un lado, el fenómeno de las maras o pandillas (una rebelión inconsciente contra el sistema capitalista en descomposición), pero, por otro lado, al sobrevivir las mafias dentro de las fuerzas represivas, éstas consolidaron una profunda conexión con los carteles del crimen organizado.
El resultado de la derrota de la revolución en Centroamérica ha sido fatal: una rebelión de maras o pandillas, que es manipulada por el crimen organizado, y mafias que sobreviven dentro de las fuerzas policiales y armadas, cuyo negocio principal es proteger las actividades del crimen organizado. El resultado en Honduras ha sido una incontenible espiral de violencia. Algo parecido ocurre, en menor grado, en El Salvador y Guatemala.
Honduras fue utilizada en los años 80 como una plataforma de la ofensiva militar de la administración Reagan contra los movimientos guerrilleros. El país fue ocupado militarmente. La ocupación militar norteamericana, que aun perdura en la base militar de Palmerola y en la dependencia militar de Estados Unidos, sirvió más bien para proteger a estas mafias.
No es una casualidad que, contrario al caso de Honduras, Nicaragua tiene actualmente las cifras mas bajas de criminalidad en toda el área, y esto tiene una explicación muy sencilla: el triunfo revolucionario del 19 de Julio de 1979 destruyó las fuerzas represivas del viejo orden, y con ello la casa quedó limpia por un buen rato.
Los recientes asesinatos de Doninely Adonis López, dirigente del MUCA, del compañero Santos Domínguez Benítez, activista del COPINH, de Miguel Ángel Barahona, afiliado del SITRAUNAH, del compañero Erick Martínez, miembro de la organización política Los Necios, del compañero Edilberto Zolano, pro Secretario General del Partido Socialista Morazánico, y el reciente secuestro del periodista Alfredo Villatoro, son una muestra del infierno que se vive en Honduras.
Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a las mas amplia unidad de acción para desarrollar movilizaciones que nos permitan parar los asesinatos selectivos contra la izquierda y los dirigentes sociales, así como al gremio de periodistas.
Nuevamente debemos desempolvar la bandera de lucha por el desmantelamiento de los aparatos represivos, que están infestados por la corrupción y el crimen organizado. De la misma forma que nunca cansaremos de exigir el esclarecimiento del asesinato de nuestro camarada José Manuel Flores Arguijo y el de decenas de victimas de la represión selectiva, especialmente después del golpe de Estado.
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