“Paz social” y debilitamiento de luchas laborales y populares en Centroamérica
En el último periodo la situación de Centroamérica se caracteriza por la paz social. Ello no significa que no estallen luchas de los trabajadores por sus reivindicaciones inmediatas, como la reciente huelga nacional de los trabajadores costarricenses, sino que el conjunto de la situación se caracteriza por la paz social, por la borrachera electoral, enturbiada por la violencia, las maras o pandillas y la extrema pobreza que no desaparece.
Esta situación de paz social ha sido producto, en primer lugar, de la derrota de la revolución en Nicaragua, El Salvador y Guatemala (1990-1996) y, en segundo lugar, por la aplicación exitosa de la estrategia de reacción democrática impulsada por el imperialismo yanqui, mediante la cual encauzó todo el descontento social a la participación en los procesos electorales, convirtiendo a las ex guerrillas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN),Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y Unidad revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), en partidos electorales, asimilados a sus respectivos y frágiles regímenes democrático burgueses
En este ambiente de relativa paz social han sido los empleados públicos quienes se han visto forzados a protagonizar las pocas luchas obreras que se han producidos en el último periodo, en defensa de los beneficios laborales conquistados en años anteriores, los cuales están permanentemente amenazados por las políticas neoliberales que buscan reducir parte del aparato del Estado. Por fuera de estas luchas, los trabajadores del sector privado, que son la mayoría de la clase trabajadora, han realizado muy pocas luchas.
Esta situación de desmovilización se agudiza con el peso político de las organizaciones ex guerrilleras y la izquierda reformista, que están metidas de cabeza en los procesos electorales. La existencia del gobierno del FSLN, del FMLN, y le crecimiento de LIBRE en Honduras, así como del Frente Amplio (FA) en Costa Rica, acrecientan las ilusiones en salidas electorales y reformistas.
Todos los gobiernos del área centroamericana, sean de derecha o de falsa izquierda, hablan de diálogo y negociación como mecanismos para solventar los conflictos laborales y sociales. Todos hablan del respeto al Estado Democrático de Derecho, a pesar que son las fracciones de la burguesía en el poder las que más irrespetan la legalidad que ellos mismos han creado. Siempre utilizan la legalidad a su conveniencia, reprimiendo selectivamente, violentado los derechos humanos, cuando les resulta necesario, como ha sido el caso de Honduras en donde la estrategia de reacción democrática que llevó al Partido Nacional a la reelección, ha tenido un alto componente de represión en todos los niveles. En Guatemala, por ejemplo, continúa el asesinato selectivo de dirigentes sindicales.
Mientras la clase trabajadora vive este letargo político a la que ha sido sometida, los explotadores aprovechan al máximo para despojarlos de las conquistas ganadas con sangre en otras épocas de bonanza capitalista.
Este relativo ambiente de paz social anuncia una nueva ofensiva neoliberal. En la actualidad, como imposición del imperialismo norteamericano y de los organismos financieros multinacionales, se prepara un nuevo saqueo de los recursos del Estado mediante la creación de los Asocios Públicos Privados, que ya se están impulsando en todo Centroamérica, por medio de los cuales las empresas privadas están siendo responsables de ejecutar muchas proyectos de infraestructura y de servicios, actividad que le debe corresponder al Estado y no a los privados que siempre buscan como hacer negocios con las necesidades del pueblo.
El hecho que Centroamérica viva ese relativo y tenso ambiente de paz social no ocultas las secuelas de la explotación imperialista: mayor pobreza y violencia que atentan incluso contra esa inestable democracia burguesa.
A falta de luchas masivas de la clase trabajadora, la lucha política se produce entre bloques económicos emergentes y la burguesía tradicional. En este conflicto político, los sectores emergentes representados por el FSLN, FMLN, y la izquierda reformista, han logrado arrastrar a los trabajadores bajo la ilusión de mejorías económicas producto de planes de asistencia social