El acuerdo Trump-AMLO contra los migrantes centroamericanos
Apenas Trump se juramentó como presidente de Estados Unidos desplegó una ofensiva contra México y China. En el caso de México, dijo que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) del 1 de enero de 1994, había demostrados ser desventajoso para Estados Unidos. Las presiones obligaron a renegociar las condiciones del TLCAN, satisfaciendo los intereses de Estados Unidos, dando origen al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) firmado en el 2018.
El arma preferida de Trump para doblegar a México ha sido, hasta hace poco, la construcción del muro fronterizo, para detener a centenares de miles de migrantes que cruzan México para ingresar a de Estados Unidos. Pero el muro no ha podido ser construido por la oposición de los demócratas dentro del Congreso de Estados Unidos.
Después de tomar posesión en diciembre del 2018, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se mostró generoso con las sucesivas caravanas de migrantes centroamericanos, ofreciendo refugio, cierta protección, incluso hasta ofreciendo trabajos temporales en la construcción. Las autoridades mexicanas se mostraron tolerantes con los migrantes, lo que fue bien visto en Centroamérica, desatando la ira de Trump.
Después de algunos meses de aparente cordialidad, Trump inició una segunda ofensiva contra México. En esta ocasión, a menos de un año de haber firmado el T-MEC, Trump ha utilizado el arma de los aranceles, la misma que utiliza en la guerra comercial contra China, esta vez contra el supuesto gobierno de “izquierda” de AMLO.
Después de tensas negociaciones, los gobiernos de Estados Unidos y México emitieron un comunicado conjunto, el pasado 7 de junio, poniéndose de acuerdo en el espinoso tema de la migración a Estados Unidos.
En los puntos medulares del acuerdo conjunto “México tomará medidas sin precedentes para aumentar la aplicación de la ley para frenar la migración irregular, para incluir el despliegue de su Guardia Nacional en todo México, dando prioridad a su frontera sur. (…) Estados Unidos y México se comprometen a fortalecer la cooperación bilateral, incluido el intercambio de información y las acciones coordinadas para proteger mejor y asegurar nuestra frontera común. (…) aquellos que cruzan la frontera sur de los EE. UU. para buscar asilo serán devueltos rápidamente a México, donde pueden esperar la adjudicación de sus solicitudes de asilo (…)”.
En pocas palabras, Trump ha logrado construir el segundo muro invisible en la frontera con Guatemala (el primero fue construido por Daniel Ortega a finales del 2015 en la frontera con Costa Rica). El gobierno de AMLO desplegará a 6000 soldados de la recién creada Guardia Nacional, para impedir que los migrantes crucen el territorio mexicano. Si a esto le sumamos la presencia de tropas y agentes federales norteamericanos en Guatemala, autorizada por el gobierno de Jimmy Morales, tenemos una peligrosa militarización de la frontera México-Centroamérica.
En la parte final del comunicado conjunto, ambas delegaciones afirmaron que “(…) Los Estados Unidos y México acogen con satisfacción el Plan de Desarrollo Integral lanzado por el Gobierno de México en concierto con los Gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras para promover estos objetivos. Los Estados Unidos y México liderarán el trabajo con socios regionales e internacionales para construir una América Central más próspera y segura para abordar las causas subyacentes de la migración (…)”
El gobierno de AMLO se ha arrodillado ante Trump, renegando de los principios de la revolución mexicana que tanto dice defender. La forma en cómo se pusieron de acuerdo, nos indica que el discurso anterior de AMLO de proteger a los migrantes, era para elevar la presión en las negociaciones con Trump. Al final, AMLO ha claudicado en toda la línea, la migración centroamericana ha sido negociada.
Pareciera que hubo una división de áreas de influencia: Estados Unidos avanza en su control sobre la economía de México, mientras que la burguesía mexicana avanza en su control sobre las débiles economías de los Estados de Centroamérica. El Plan de desarrollo Integral no es más que una nueva edición del Plan Puebla Panamá (PPP). Estos planes han demostrado su fracaso para crear empleos dignos en Centroamérica, por ello la migración continuará creciendo irremediablemente a pesar del acuerdo Trump-AMLO.