EL SALVADOR.- Llamamos al rechazo activo: ¡voto nulo el 28 de febrero!
Después de una caldeada campaña electoral, finalmente, el domingo 28 de febrero de 2021 se realizarán las elecciones legislativas y municipales en El Salvador. Este país arrastra una larga agonía: estancamiento económico, marginalización social de una parte de la juventud, lo que ha acrecentado el fenómeno de las maras y pandillas, migración constante hacia Estados Unidos, corrupción generalizada, etc.
La actual crisis económica y social de El Salvador evidencia el fracaso de los Acuerdos de Paz de 1992. El frágil régimen democrático burgués que surgió al terminar la guerra civil, no logró solucionar los grandes problemas, ni dar una respuesta satisfactoria a las necesidades de las masas populares. Durante más de 17 años, este régimen democrático burgués se asentó en la hegemonía del partido ARENA. La decepción con ARENA, y las ilusiones democráticas de las masas, llevaron al FMLN al gobierno en el periodo 2009-2019. Durante 10 años el FMLN tuvo la oportunidad de impulsar los cambios que la población demanda, pero en sentido contrario su cúpula se conformó con el simple rol de administrador del Estado, sin modificar un ápice el sistema heredado de la guerra civil.
Las consecuencias no se hicieron esperar. Ante el descredito de los dos principales partidos, que se emularon mutuamente, surgió un vulgar demagogo: Nayib Bukele. Al descender de una familia de comerciantes, Bukele olió a la distancia la oportunidad que se le presentaba, ante la crisis simultanea de ARENA y el FMLN, para lanzar una opción política y cabalgar sobre la decepción de la gente, hasta ganar las elecciones presidenciales en 2019.
La mayoría del pueblo salvadoreño, hastiado con la amarga experiencia de los gobiernos de ARENA y también del FMLN, depositó su confianza en el discurso anticorrupción de Bukele. El triunfo abrumador de Bukele en las elecciones presidenciales del 2019, no se tradujo inmediatamente en una mayoría de diputados dentro de la Asamblea Legislativa. La Constitución de 1983 estableció un mecanismo para evitar cambios abruptos, por eso las elecciones legislativas y municipales se realizan casi a la mitad del periodo presidencial.
Estas elecciones legislativas y municipales del 2021 serán determinantes para el futuro de El Salvador, dado el constante enfrentamiento entre Bukele y los viejos partidos, especialmente con el binomio ARENA-FMLN. No hay duda que Bukele ha sabido oler y aprovechar el desprestigio de los viejos partidos, llevando agua a su molino. En este corto periodo de la presidencia de Bukele llueven las denuncias contra el autoritarismo, los ataques a los medios de comunicación independiente, y las denuncias de una solapada red de corrupción a partir de los millonarios préstamos para atender la emergencia sanitaria provocada por la pandemia.
Las encuestas pronostican otro triunfo abrumador de Bukele, quien posiblemente conquiste una holgada mayoría parlamentaria. Los viejos partidos no salen de sus crisis, y ojalá terminaran desapareciendo. Las masas populares no se equivocaron en darle la espalda, en lo que han errado es en darle toda la confianza al demagogo de Bukele. Ante la ausencia de una dirección revolucionaria creíble, y por el debilitamiento del movimiento sindical, las masas populares salvadoreñas tendrán que hacer su experiencia práctica con el gobierno de Bukele.
Contradictoriamente, si Bukele logra la mayoría parlamentaria, se le terminaran los pretextos de que los diputados boicotean su gobierno, y su demagogia e incapacidad para resolver los problemas de desempleo, violencia, carestía de la vida y falta de oportunidades, se hará cada vez más visible. Pero no podemos embellecer la oscura realidad que se avecina. Las tendencias autoritarias de Bukele lo llevaran a reformar la Constitución, para asumir más poderes y probablemente instaurar una nueva dictadura. Esta visión no es una alucinación política, hasta los Estados Unidos y los grandes grupos empresariales de El Salvador están asustados con el incontrolable bonapartismo de Bukele, y guardan una prudente distancia.
Algunos creen que votando críticamente por el FMLN se puede contribuir a derrotar a Bukele. La desconfianza de las masas es tremenda, no podemos darle oxígeno a este partido moribundo. Por esta razón, para reforzar un polo de independencia política, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) ha llamado a manifestar un rechazo activo, a través del voto nulo. Por el momento no podemos impedir un triunfo arrasador de Bukele, pero la claridad política puede ser determinante para construir una coordinación entre los grupos de izquierda revolucionaria. A eso apostamos.