La estrepitosa derrota militar de Estados Unidos en Afganistán
Los recientes acontecimientos en Afganistán han tenido una enorme repercusión no solo en Asia, sino en el resto del mundo. Afganistán, considerado el “cementerio de los imperios” (ha sido invadida por Inglaterra en 1839 y 1919, por la extinta URSS entre 1978 y 1989, y por Estados Unidos en 2001-2021), es uno de los países más pobres del planeta. Su población ha tenido que soportar casi 33 años de guerra interrumpida en el periodo 1992-2001.
En 1978 la URSS invadió Afganistán para apoyar a un gobierno aliado que estaba a punto de ser derrocado. La invasión rusa generó una enorme resistencia de masas que fue canalizada por Estados Unidos y la inteligencia paquistaní, quienes crearon, financiaron y armaron un movimiento fundamentalista islámico conocido como “Talibanes”. La resistencia contra la ocupación rusa terminó en la primera derrota militar de la ex URSS, ahora Rusia, la que debió retirar sus tropas en 1989, pero la guerra civil continuo hasta 1992, terminando en una victoria militar de los Talibanes.
Los atentados terroristas contra las torres gemelas en Nueva York, el 11 de septiembre del 2001, fueron el pretexto que la administración de George W Bush necesitaba para invadir Afganistán, debido a que ese país era una base de operaciones de Al Qaeda.
Así se inició una larga guerra en la que Estados Unidos invadió militarmente ese país, invirtió la suma de mas de tres trillones de dólares para construir un Estado títere, con un gobierno similar, que respondiera a los intereses geoestratégicos de Estados Unidos, en su lucha por extender su influencia en Asia. Nuevamente la resistencia de las masas afganas fue canalizada por la conducción fundamentalista de los Talibanes, quienes en esta ocasión luchaban militarmente contra sus antiguos mentores, siendo apoyados financieras y militarmente por Arabia Saudita y las monarquías reaccionarias árabes.
Esta invasión norteamericana coincidió con el surgimiento de dos nuevos imperialismos, provenientes de antiguos Estados Obreros burocráticos: Rusia y China, los cuales tiene fronteras con Afganistán. La lucha por la liberación nacional de Afganistán estuvo dirigida por una conducción fundamentalista, reaccionaria, medieval, mezclada por los intereses de las nuevas potencias imperialistas emergentes, quienes, sin lugar a dudas, apoyaron militarmente a los talibanes en su lucha por expulsar a las tropas norteamericanas.
Ante la imposibilidad de construir un Estado proyanqui en Afganistán, la administración de Donald Trump inició negociaciones con la conducción Talibán, a pesar que eran calificados como terroristas, en los hechos fueron reconocidos como una fuerza beligerante, en las negociaciones de Qatar, firmando los Acuerdos de Doha en septiembre de 2020, en los que se acordó la retirada militar de las tropas norteamericanas en ese país. Acuerdos que le tocó implementar a la administración Biden.
En pocas palabras, el triunfo militar de los Talibanes fue reconocido hace un año, pero lo que no habían previsto los generales norteamericanos era el desplome vergonzoso del ejercito títere que habían construido, y la estampida de altos y medianos funcionarios al servicio de Estados Unidos.
La victoria militar de los Talibanes es, contradictoriamente, un triunfo del pueblo afgano a pesar de la conducción reaccionaria de los Talibanes. Ante el retiro de las tropas yanquis, debemos exigir las más amplias libertades democráticas en Afganistán, que se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente para que las masas decidan democráticamente que tipo de Estado y gobierno debe existir. Los socialistas centroamericanos siempre lucharemos por un Estado laico y por los derechos democráticos de las masas y, especialmente, de las mujeres que son oprimidas por el oscurantismo medieval del fundamentalismo islámico.