Este libro abarca los principales análisis del periodo 1990-2006, marcados por la derrota de la revolución. El derrumbe de la URSS, la desaparición del socialismo burocratizado “realmente existente”, coincidió con la derrota de la revolución nicaragüense, lo que tuvo una fatal consecuencia para el desarrollo de la revolución en Centroamérica. Fue un doble golpe para los revolucionarios en Nicaragua.
Fueron años muy duros, de grave crisis económica y de una enorme polarización política entre las fuerzas de la reacción triunfante y aquellos que se sentían identificados con las pocas conquistas de la revolución que permanecieron en pie.
La Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) prácticamente se disolvió. El FSLN sufrió su primera gran división en 1994 y después de un largo proceso el aparato de ese partido quedó en manos de Daniel Ortega, quien se convirtió en el sempiterno secretario general. Paralelamente, se produjo el surgimiento y consolidación de la burguesía sandinista que se había apropiado de todos los bienes confiscados al somocismo, llegando a sustituirlo no solo en el plano económico sino también en el político.
El ascenso de Arnoldo Alemán, un verdadero desconocido, a la presidencia de la república en 1997, mostró un profundo proceso de derechización de la sociedad, un fenómeno de rechazo a los errores cometidos por la conducción sandinista en el periodo de la revolución 1979-1990. Pero Alemán decepcionó a sus seguidores cuando, en el cenit de su victoria, abandonó el discurso antisandinista y pactó con Daniel Ortega en 1999, sentando las bases de un nuevo sistema bipartidista.
La reforma constitucional del año 1995 había restaurado una buena parte de las instituciones del somocismo, pero el pacto de 1999 fue la culminación de ese proceso. En menos de una década, Nicaragua había retrocedido al periodo anterior a 1979, pero con un nuevo sujeto social que ocupaba el lugar del somocismo, pero desde la oposición: la burguesía sandinista.
Alemán creyó que había establecido las bases del nuevo bipartidismo, pero Daniel Ortega pensaba lo contrario: utilizada todo tipo de mecanismos, desde las asonadas y la manipulación de las luchas sociales contra la ofensiva neoliberal, hasta las negociaciones de alto nivel con otros sectores de la burguesía, para ir conquistando gradualmente mayores cuotas de poder dentro de las instituciones del Estado.
Un factor determinante que posibilitó el éxito de las maniobras de la burguesía sandinista fue que, después de 1990, logró conservar la propiedad y el control sobre el Ejército y la Policía Nacional. Desde esa posición clave de poder, avanzó sistemáticamente hasta el extremo de encarcelar a su antiguo aliado Arnoldo Alemán, para fomentar la división del liberalismo, aliándose primero con el gobierno de Enrique Bolaños, para después dar un viraje y volver a restablecer el pacto con Arnoldo Alemán.
En todo el periodo, llamado neoliberal (1990-2016) a posteriori, el FSLN se convirtió en uno de los pilares del nuevo statu quo del sistema capitalista. No se puede comprender el ascenso de Daniel Ortega al poder, en el año 2007, sino se analiza lo que ocurrió en el periodo anterior.
Este libro es una síntesis de los documentos y artículos escritos, en los duros años del periodo 1990-2006, por el compañero Orson Mojica. Hemos querido conservar la redacción original para que el lector pueda ver la película de la historia en cámara lenta.
Centroamérica, julio 2018
Victoriano Sánchez
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