Por Maximiliano Cavalera.
El primero de Enero de 1959, entraron triunfantes las fuerzas revolucionarias a La Habana, encabezadas por Fidel Castro, líder del “Movimiento 26 de Julio”. Ernesto el Che Guevara, Camilo Cienfuegos y Fidel Castro dirigieron la lucha contra la dictadura militar del general Batista. Todos estos nombres se tornarían leyendas en Latinoamérica y el mundo, todos en el marco del proceso revolucionario iniciado en 1959. Han pasado 52 años y al día de hoy, el movimiento revolucionario mira con asombro como Raúl Castro anuncia reformas económicas que pretenden introducir más elementos capitalistas en la Isla. En este mes de Enero, no solo debemos conmemorar un aniversario más del derrocamiento del dictador Batista, sino que también es momento de reflexionar sobre el nuevo camino que abren las reformas económicas impulsadas por Raúl Castro y la longeva burocracia Cubana.
El triunfo de la revolución
Para el 28 de Diciembre de 1958, el Che Guevara comanda sus milicias a un ataque decisivo en la ciudad de Santa Clara, ubicada en el centro de Cuba y última ciudad clave antes de pasar a la toma de la Habana. Tres días después, al ser asaltado por milicias un tren blindado que estaba destinado a fortificar la Habana, el dictador Fulgencio Batista huye a Santo Domingo, dejando la isla a cargo del General Eulogio Cantillo. En la madrugada del primero de Enero, en medio de una huelga general, el segundo Frente Nacional del Escambray entra en La Habana, al siguiente día llegaron las tropas del Movimiento 26 de Julio comandadas por Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, tomando sin resistencia el regimiento de Campo Columbia y la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Así es como se consolida el triunfo militar de la revolución Cubana, ya el primero de Enero el poder había quedado en manos de las fuerzas revolucionarias.
¿Porque triunfó la revolución cubana?
Desde sus inicios, la revolución Cubana tendría una profunda importancia en el proceso revolucionario en América Latina. Es importante señalar que el triunfo revolucionario en la isla, inició un proceso revolucionario en toda el área. Pero esta no es una revolución clásica, es decir, su proceso fue distinto a las revoluciones que la precedieron.
Nahuel Moreno nos explica en qué consistió su particularidad: “La revolución cubana no se puede entender sin el apoyo exterior. Ustedes deben saber que había una legión masónica en el Caribe, secreta, que apoyó a Fidel. En ella estaba toda la burguesía de esa región: los dos Lleras, demócratas venezolanos como Rómulo Betancourt, panameños, costarricenses, puertorriqueños y también cubanos. Tuvo Fidel otra ayuda: un sector del imperialismo yanqui. La masonería de este país —que era tan fuerte que para llegar a ser presidente había que ser masón— también le ayudó, además de la familia Kennedy y toda la diplomacia yanqui en Cuba, excepto el embajador”. (Nahuel Moreno. Discurso sobre las perspectivas y la política revolucionaria después del triunfo de la revolución nicaragüense)
Asimismo en el orden internacional, la revolución cubana tuvo hasta cierto momento otros apoyos internacionales: “Castro tuvo a su favor la campaña del New York Times, según la cual Fidel era un hombre extraordinario, que llamó al orden a Raúl cuando empezó a plantear la reforma agraria. La ayuda norteamericana se explica porque la vieja oligarquía azucarera estaba siendo desplazada por Batista y tenía una estrecha ligazón con la oligarquía financiera asentada en Nueva York (los Morgan, etcétera) desde el siglo pasado”. (Ídem)
Pero también la misma figura de Fidel contribuyo: “Fidel era un gran líder de masas; fue candidato a diputado por La Habana; era centrista, antiizquierdista; combatía a los estudiantes de izquierda cuando era dirigente estudiantil. Y era un orador educado y ligado a los jesuitas. Por esto también la Iglesia lo apoyó a muerte. Fidel tuvo curas en la guerrilla, capellanes dados por la Iglesia. El Granma creo que se lo consiguió un gran político burgués que obtuvo el dinero en Norteamérica. Tenía financiación de todos esos sectores burgueses del exterior y de Cuba. Esa es la verdad.” (Ídem)
El giro a la izquierda
Contrario a lo que cree la mayoría de los jóvenes, la revolución Cubana no inicio su giro al socialismo desde el primer día, todo lo contrario: en 1959 Fidel Castro negaba el carácter socialista de la revolución: “…y toda esta campaña de `comunista, gobierno revolucionario`, campaña falsa, campaña canallesca, que ni nos preocupa, ni nos asusta. El pueblo de Cuba sabe que el gobierno revolucionario no es comunista” (El País 03/04/2010).
Pero, a pesar de que en los primeros años de la revolución cubana no se expresó abiertamente el carácter socialista de la misma, León Trotsky había planteado una posibilidad teórica para estos procesos: “Los partidos pequeño burgueses sin excepción a los stalinistas, pueden llegar más lejos de lo que ellos quisieran en el camino de una ruptura con la burguesía. En cualquier caso una cosa esta? fuera de dudas: aun en el caso de que esa variante poco probable llegara a realizarse en alguna parte y un ‘gobierno obrero y campesino’ - en el sentido indicado más arriba- llegara a constituirse, no representaría más que un corto episodio en el camino de la verdadera dictadura del proletariado.” (El Programa de Transición)
Esta posibilidad teórica planteada por Trotsky se materializo no solo en Cuba, también en China, Vietnam y Corea, aunque no se manifestaron en Nicaragua, y es que las presiones nacionales de la burguesía cubana, junto a las presiones internacionales del imperialismo norteamericano, fueron empujando hacia la izquierda al gobierno cubano. Por supuesto la propia dinámica de las masas obligaron al gobierno de Castro a Proclamar para el 2 de diciembre de 1961: “Soy marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi vida” (Ídem)
El Estado Obrero Burocratizado.
El triunfo de la revolución Cubana ocasionaría una avalancha de movimientos guerrilleros en el continente. El triunfo de las luchas revolucionarias en contra de las dictaduras continentales se vio posible, realizable. Pero el proceso del triunfo guerrillero, trajo consigo enormes defectos congénitos al nuevo Estado que surge a partir de la revolución.
El nuevo Estado Cubano reproduciría estructuralmente la disciplina militar, vertical, de las organizaciones guerrilleras. La democracia obrera no tendría cabida en este nuevo Estado, en donde los comandantes guerrilleros y su burocracia, serían los “representantes” del triunfo militar no del movimiento obrero y campesino.
Nahuel Moreno nos explica este fenómeno del triunfo de los partidos-ejércitos: “las siguientes características, todas opuestas al leninismo: 1. El poder absoluto está en manos del partido-ejército que hizo la revolución. Estos partidos-ejércitos son pequeñoburgueses y burocráticos, no obreros (…) 2. El régimen político es totalitario a) No hay ninguna libertad para los obreros afiliados a sus sindicatos o a sus otras organizaciones (…) b) Unipartidismo, Sólo se permite la existencia de un partido o de un falso frente oficial, gobernante. c) Absolutamente ninguna libertad (…) d) Los sindicatos son órganos del estado. Bajo Lenin, los sindicatos son independientes del estado. 3. Un régimen para construir el socialismo en un solo país. 4. Un partido pequeñoburgués, burocrático, totalitario y nacionalista Todas las características del régimen las tiene el partido gobernante. como no podía ser de otra manera.” (Revoluciones del Siglo XX)
¿Restauración capitalista?
A pesar de todas las restricciones de las libertades a los trabajadores, Cuba se había mantenido como un pequeño coloso, cada vez más debilitado, desafiando por más de 50 años al imperialismo Norteamericano, sobreviviendo incluso a la caída de la URSS. Pero el desgaste es notorio, el propio vicepresidente Esteban Lazo ha anunciado la reforma económica que será sometida a discusión en el VI congreso: "Las propuestas, sugerencias, planteamientos y consideraciones constituyen una valiosa contribución al contenido de los lineamientos y expresan, en su diversidad y amplitud, la voluntad popular de defender y renovar la experiencia socialista que se reflejará en el VI Congreso" (Ansalatina.com 13/01/2011)
Pero el carácter social de la revolución, lo da precisamente que los medios de producción siguen, por lo menos la mayoría, en manos del Estado y no en manos del capital privado. Desgraciadamente esta nueva propuesta del gobierno cubano profundiza las medidas capitalistas: “se abren las puertas a la descentralización y a la autogestión empresarial, a la creación de negocios privados, cooperativas y uniones de cooperativas en sectores como la construcción, la gastronomía y los servicios.” (…) “desaparecerá la libreta de abastecimientos; ahora se pasará a subsidiar a las personas que realmente lo necesiten. El gasto social en educación y salud seguirá recortándose, la entrega de tierras ociosas a campesinos privados continuará y se cerrarán las empresas estatales ineficientes. El proceso de "desinflar plantillas" -que supondrá la pérdida de 500.000 empleos estatales en los próximos meses” (El País.com 10/11/2010)
El panorama es claro, la burocracia cubana apunta a profundizar la restauración capitalista incentivando la propiedad privada, y al igual que pasó en la URSS y China serán los burócratas los futuros burgueses de Cuba. A pesar de las medidas pro capitalistas, confiamos en que la llama de la revolución sigue viva entre las masas trabajadoras, en un pueblo que logró expropiar a la burguesía y que ha logrado desafiar al imperialismo por más de 50 años.