Por Leonardo Ixim
A 57 años de la insurrección obrera de Hungría en 1956 en contra del estalinismo y 23 años de reunificación capitalista de alemana en 1990, consideramos importante vincular esas dos fechas vitales para entender el devenir histórico del movimiento revolucionario proletario internacional.
Después de la derrota nazi, entre 1945-1948, Stalin y su engranaje burocrático buscaron contemporizar con las potencias occidentales. De esa forma, en Europa del Este se instalaron gobiernos de coalición entre fuerzas de izquierda (socialistas y comunistas) y supuestas “fuerzas democráticas de derecha”, que no se habían prestado a colaborar con los nazis, realizando reformas agrarias sobre los grandes latifundios y otorgando tierras a campesinos, instalando regímenes políticos medianamente democráticos, libertad sindical y política, se nacionalizaron los principales medios de producción y se implantó la economía planificada.
Stalin permitió que en occidente los partidos comunistas, sobre todo en Francia, Bélgica e Italia, se volvieran parte de gobiernos de coalición con socialistas y fuerzas de derecha, impulsando algunas reformas beneficiosas para la población. Mientras en Grecia se sacrificó el apoyo a los comunistas concediendo a los ingleses el control de ese país.
Pero debido a la agresividad imperialista tras la Doctrina Truman y el Plan Marshall, en su intento de “contención al comunismo” enfocado en un primer momento contra la insurrección comunista griega, se expulsó a los partidos comunistas de los gobiernos occidentales. Ante esta situación, en función no de preservar las conquistas que aunque impulsadas burocráticamente se habían logrado en Europa del Este, sino de garantizar la seguridad de la burocracia estalinista, se fusionaron forzadamente socialistas y comunistas, se expulsó e ilegalizó a los partidos de derecha, y se impuso una dictadura de partido único.
En el plano económico, se aplicó un modelo productivo basándose en planes quinquenales -sin duda un logro sustancial con respecto al capitalismo- pero priorizando la industria pesada por sobre los bienes de consumo, colectivizando forzosamente la producción campesina, generando ruina en estos y extenuantes jornadas de trabajo en las fábricas; se coartó la libertad sindical y desapareció la independencia de las organizaciones populares sobre todo los sindicatos.
En el plano cultural, se impuso la rusificación de la cultura sobre todo en el idioma, se discriminó y se controló a las minorías religiosas y étnicas. Estas orientaciones eran reflejo de una degeneración propia de la burocratización y de la concepción del socialismo en un solo país; en este caso la visión de una supuesta superioridad de la cultura eslava y sobre todo rusa, impulsada por Stalin.
Insurrección obrera en Hungría 1956
En este régimen de terror que se implementó, deformando muchas de las conquistas del proletariado en estos países y en la propia URSS, en 1956 se dio la insurrección obrera húngara aplastada por los tanques de la burocracia soviética.
Con la muerte de Stalin en 1953, el XX congreso del PCUS , la asunción de Nikita Krushev como premier de la URSS en 1955 y con él un sector reformista de la burocracia que buscaba detener cualquier sublevación desde abajo, reformando mínimamente la economía soviética, en el Partido Obrero Socialista Húngaro, se dieron movimientos a lo interno de la burocracia.
En los últimos años se dieron importantes huelgas en suburbios obreros de Budapest, contra los bajos salarios, los horarios extenuantes y los recortes alimentarios, logrando victorias parciales. A lo interno del partido llega un sector reformista dirigido por Imre Nagy y su Nueva Vía, con un programa de acelerar la industria ligera y reducir la censura mediática. Sin embargo los sectores conservadores lograr defenestrar a Nagy del control del partido.
Ante esta situación, intelectuales y estudiantes al interior del partido y en las universidades, se muestran impacientes pidiendo el regreso de Nagy. En julio del 56 obreros húngaros realizaron acciones de solidaridad con los obreros polacos que tras una huelga fueron reprimidos en la cuidad de Poznan. Nuevamente los sectores reformistas contraatacaron y el pleno del partido expulsó al estalinista Matyas Racozi, logrando Negy el control del Estado y del partido.
Estos movimientos al interior del partido desde arriba eran producto de la movilización que se estaba dando desde abajo contra la burocracia. El 22 de octubre nuevamente, ante la insistencia de los estudiantes que cuestionaban los privilegios de la élite gobernante, estos convocaron a una concentración en el centro de Budapest, secundada por obreros y otros sectores de la población. Solicitaban el retiro de las tropas soviéticas, la eliminación de la obligatoriedad de aprender ruso, elecciones libres y voto secreto, amnistía a los presos políticos, organizaciones independientes del control burocrático, etc.
Ante la presión de las masas y algunos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, el gobierno de Nagy maniobró con la promesa de negociaciones para cumplir las demandas populares.
Pero los civiles apertrechados en el parlamento fueron sorprendidos por las tropas soviéticas y ante el hecho de que elementos de estos, empezaron a confraternizar con la población, se dio la orden de reprimir la concentración.
A la par de eso, obreros de las principales industrias se declararon en huelga general e instalaron consejos de fábrica con la finalidad de mantener la presión al nuevo gobierno en apoyo a las demandas estudiantiles, discutiendo la mejor forma de continuar la producción a cargo de ellos mismos.
A inicios de noviembre se formaron consejos de obreros hasta lograr la conformación de un Consejo Central que tomó la decisión de armarse y establecer un mando militar ante la agresión del ejército soviético. Esta situación de doble poder precipitó la intervención militar rusa y el 4 de noviembre inició la agresión contra la ciudad de Budapest.
Entre las demandas de los obreros estaban: control obrero en las fabricas, los consejos como máximo órgano de administración, remoción de directores y administradores por asamblea, retirada de las tropas soviéticas de Hungría, derecho a huelga, libertad de prensa y otros derechos políticos, elecciones libres, etc. Durante más de un mes los consejos resistieron y se defendieron ante la agresión, pero el 11 de diciembre fueron detenidos los principales dirigentes del Consejo Central Obrero y la represión cayó sobre las fábricas y los barrios alzados de la ciudad por parte del régimen y las tropas soviéticas, con saldo de varios muertos y heridos. Todavía durante los primeros meses de 1957 se dieron una serie de huelgas, reprimidas fuertemente.
Alemania y la restauración capitalista
Tras la derrota nazi y como parte de los compromisos de los aliados, Alemania fue dividida en cuatro regiones, tres en el occidente para Francia, RU y EU, y en el oriente para la URSS. Nuevamente como reflejo la guerra fría y ante la ilusa pretensión soviética de una Alemania neutral reunificada, las potencias capitalistas presionaron vía devaluación del marco, la economía de la zona del este, lo cual obligó a los soviéticos a cerrar en 1949 las fronteras con occidente y la construcción del muro de Berlín para dividir la zonas de influencia capitalista de la socialista.
Mientras que en occidente se fundó la República Federal Alemana (RFA), con un fuerte impulso a los grandes monopolios burgueses por el Plan Marshall, la URSS creó la República Democrática Alemana (RDA), fusionando los partidos socialdemócratas, comunista y otros, imponiendo una economía socialista planificada de modo burocrático y suprimiendo libertades para la población.
Tras ciertos cambios de políticas en el Partido Socialista Unificado Alemán (SED) tras el XX congreso del PCUS en lo que respecta a mayor tolerancia a la crítica, se le da una vuelva de tuerca a los obreros imponiendo el incremento del 10 % a la producción. A raíz de eso se dieron una serie de huelgas obreras, se generaron consejos de fábricas y se planteó un programa en común: abajo el incremento citado, aumento de salarios, abajo los precios de los productos de primera necesidad, libertad sindical, democratización del SED y que se combata la corrupción. El movimiento se extendió creando consejos populares en pueblos y ciudades durante junio del 53. El 18 de junio los tanques soviéticos arremetieron contra las posiciones obreras aplastando el levantamiento.
En la RFA las agencias de inteligencia occidentales buscaron infiltrar el movimiento por medio de elementos nazis y lúmpenes rápidamente aislados. Por otra parte, militantes honestos radicalizados de la socialdemocracia alemana entraron al país para apoyar los levantamientos pero fueron usados por el SPD occidental para tratar de desvirtuar el movimiento.
La falta de una fuerza revolucionaria imposibilitó que estas insurrecciones derrocaran a las burocracias y al final estas, durante 1989 ante el descontento de la población, soltaron las riendas del Estado momentáneamente, se reciclaron como políticos liberales, conservadores o socialdemócratas unos, y otros se volvieron socios menores de las transnacionales que se adueñaron de las empresas anteriormente estatales.
Las palabras de Trotsky sobre las restauración capitalista de parte de las burocracias se cumplió, una verdadera derrota momentánea para el proletariado internacional, una continuación de la contrarrevolución estalinista, ya sea vía traumática como en el Este europeo o manteniendo la dictadura del partido único como en China y Vietnam.