Por German Aquino
Antes del conflicto armado y durante el conflicto las fuerzas armadas de El Salvador, cometieron muchos delitos en contra del pueblo salvadoreño en donde lo único que se pedía eran condiciones que nos permitan vivir con dignidad humana. Dichos asesinato fueron cometidos en defensa del estado burgués y de los intereses de unos pocos: los oligarcas y burgueses y los imperialistas.
Durante la ofensiva lanzada por la guerrilla del FMLN en 1989, fueron asesinados seis jesuitas y sus colaboradoras, en ese momento gobernaba ARENA, siendo presidente el Licenciado Alfredo Cristiani, quienes inicialmente trataron de responsabilizar a la entonces guerrilla del FMLN, lo cual no dio resultado.
¿Dónde está la paz?
Fueron aproximadamente doce años de conflicto, de violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos (civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y de solidaridad) doce años que el pueblo salvadoreño lucho contra las fuerzas armadas y sus demás cuerpos represivos, en los cuales heroicos guerrilleros y guerrilleras ofrendaron sus vidas, pero además también la población civil indefensa fue víctima. Después de todo el proceso de diálogo y negociación entre el mismo gobierno ARENERO de Cristiani y la dirección de la guerrilla del FMLN.
Todo termino en un acuerdo de paz, para lo cual el perdón jurídico de los responsables de haber asesinado a las personas indefensas fue parte importante, así el Estado burgués salvadoreño en nombre de las victimas perdono a los responsables; no así el estado burgués español quienes recientemente ha buscado “castigar” a los responsables materiales de haber asesinado a personas originarias de dicho estado para lo cual está reclamando a los militares salvadoreños involucrados en dicho caso entre los cuales están: Rafael Humberto Larios, Juan Rafael Bustillo, Francisco Helena Fuentes, Juan Orlando Zepeda, Mariano Amaya Grimaldi, José Ricardo Espinoza Guerra, Gonzalo Guevara Cerritos, Antonio Ramiro Avalos Vargas y Tomás Zárpate Castillo.
Las heridas no están cerradas
Para castigar a los responsables de las violaciones a los Derechos Humanos es necesario la derogatoria de la Ley de Amnistía, el presidente Funes se resiste, se argumenta que el querer conocer la verdad y castigo a los responsables, es abrir heridas del pasado, pero familiares de las víctimas han sostenido que “las heridas no han cerrado, y por el contrario para que las heridas cierren es necesario conocer y castigar a los responsables”. El chantaje que utilizan los responsables de dichas violaciones es el hecho que la “paz” estaría en riesgo; ante la situación por la cual atraviesa la población salvadoreña surge la interrogante, ¿fue dicho Acuerdo verdaderamente un Acuerdo de Paz? porque realmente el pueblo no vive en paz, los índices de violencia y delincuencia siguen en aumento, el costo de la vida sube, pero mientras esto sucede los oligarcas, burgueses y burocracias viven bien en sus residenciales en donde reina la paz, preocupándoles la situación actual por el hecho de sus intereses comerciales.
El perro mordió por defender a su amo
Por fuera de todos los argumentos y debates jurídicos amparados en el derecho burgués, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), considera que los militares vinculados en el asesinato de los jesuitas y sus colaboradoras, tiene que ser juzgados y en caso de ser encontrados culpables deben ser castigados, si son inocentes no tienen nada que temer, que se entreguen al sistema jurídico español de igual manera como lo hicieron en El Salvador en donde corrieron a “entregarse” o resguardarse, o es que acaso no confían el sistema jurídico español o temen que sus protectores: los oligarcas, burgueses y los imperialistas le retiren el apoyo y los castiguen como una manera de apaciguar el descontento del pueblo.
La clase trabajadora, el campesinado, los pueblos originarios y demás sectores populares deben saber que el hecho que los militares sean juzgados y castigados, no significa que todos los responsables de dicho hechos han sido castigados, las clases dominantes y el imperialismo son los verdaderos responsables y son estos los que contralan las instituciones políticas y jurídicas por lo cual cuando les conviene perdonan y cuando no juzgan, esta doble moral la han jugado siempre.
El arma más poderosa es el voto de los hombres libres
Las organizaciones de la clase trabajadora, los pueblos originarios, los campesinos y demás sectores populares, así como los familiares de las víctimas de violaciones a los Derechos Humanos debemos expresarnos y exigir a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia como hombres y mujeres libres que son den su voto para que los militares sean juzgados. Así mismo debe integrarse una comisión conformada por familiares de las víctimas, miembros de organizaciones obreras, campesinas, de pueblos originarios y populares para investigar y castigar a todos los responsables de los delitos y violaciones cometidas contra el pueblo salvadoreño.