Por: Alberto Castro.

Durante estuvo en campaña electoral para los comicios presidenciales de 2019, el ahora presidente de la República de El Salvador, Armando Bukele, abanderó la lucha contra la corrupción como eje de ataque. Supo aprovechar el desgaste de sus adversarios ARENA-FMLN, así mismo criticó el nepotismo tan descarado que durante 30 años fue la norma de nombramientos y promociones en la administración pública, para desmarcarse de ellos, demostrar una imagen pulcra y así proyectarse como alguien totalmente diferente.

Prometió contribuir a la investigación de corruptos, la CICIES fue la cúspide de los mecanismos que anunció. A más de un año de aquellas promesas, las cosas son diferentes, han brotado de su gestión algunos casos de corrupción. Tristemente el pueblo salvadoreño ha tenido que afrontar las consecuencias ocasionadas por la pésima gestión de Bukele y la corrupción de su gestión; ya es de conocimiento público algunos casos que algunos funcionarios públicos se aprovecharon de la desgracia para hacer negocios con el Estado.

Nuevos rostros para viejas prácticas

El 27 de junio se conoció que la FGR está investigando a seis altos funcionarios del gabinete de Bukele por probable corrupción. Bukele respondió aduciendo que el Fiscal estaba cumpliendo con órdenes de sus amos, por su parte el Fiscal general, ha advertido  que evitará caer en opiniones políticas para ejercer únicamente su papel constitucional, lo cierto es que ante la despiadada campaña electoral impuesta por Nuevas Ideas, nada deja de tener vinculación con la contienda adelantada, arrojada al fragor de las penurias sanitarias y sociales derivadas por los efectos de la pandemia mal atendida.

El primer caso sospechoso fue del aún Director de Centros Penlaces, Oiris Luna, quien hasta la fecha tiene cinco procesos sancionatorios en su contra por el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) que, A finales de junio inició  otro proceso sancionatorio, por negar la información sobre quién pagó los viajes en avión privado que realizó entre el 10 y el 13 de octubre del año pasado. En noviembre del 2019 iniciaron los procesos de acceso a la información presentados a la Dirección General de Centros Penales (DGCP). En otros casos, Koky Aguilar, José Alejandro Zelaya Villalobos y Gustavo Escalante resultaron favorecidos al lucrarse a través de los negocios con el Gobierno por las compras durante el contexto de las cuarentenas.

El primero no fue despedido, sino suspendido después de las fuertes críticas en las redes sociales. Recientemente se conoció un combo de corrupción y nepotismo por la Comisionada Presidencial, Carolina Recinos de Bernal, quien además de haber logrado colocar a su hermano como director de BANDESAl y a su esposo como embajador en Rusia, sobre pasa el límite del descaro, el préstamo mediante BANDESAL que le fue otorgado a su hermana. Sobre el nepotismo sanguíneo y por amistades, lo inaudito es cuando algunos que para desviar las críticas se suponía estaban en sus plazas ad honorem, resultaron tener otras plazas no detalladas dónde si cobran.

No existe corrupción de la buena.

Durante treinta años, seis gobiernos de este extenuante período neoliberal desfalcaron al Estado, lo cual se sabe y no se ignora. Bukele hizo de este hecho su herramienta de propaganda electoral permanente para continuar con el desgaste de sus adversarios políticos en la Asamblea Legislativa, de cara a las elecciones del 2021, actualmente ARENA y FMLN hacen mayoría simple, por lo que son un obstáculo para su proyecto bonapartista y por lo tanto debe encargarse de utilizar el rostro de la corrupción de ARENA y FMLN para quitárselos de encima además de desmarcarse de ellos y mostrar una imagen pulcra ante la clientela electoral, no obstante a tan solo un poco más de un año su Gobierno ya está ensombrecido por la corrupción como se puede observar.

El mismo que prometió terminar con la partida secreta pero que no lo hizo, y que junto a su gabinete no ha rendido declaración patrimonial, es quien utiliza la bandera de la corrupción de manera propagandística justamente cuando hace uso de las mismas prácticas pasadas. Algunos funcionarios públicos se están promoviendo para las elecciones internas de Nuevas Ideas, lo cual significa que buscarán el fuero legislativo para desviar las investigaciones que actualmente pesa sobre ellos.

Como clase trabajadora y como pueblo podremos exigir transparencia en la medida que seamos fuerza política en la Asamblea LLegislativa, el problema actual es que no tenemos candidatos ni propuestas sino sólo charlatanes que bajo bandera de las diversas variantes de los partidos corruptos nos intentan embaucar una vez más. La tarea es grande.

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